Capitulo 45: Juego de niños/Child's play

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Escenas anteriores a este capítulo:

Un hechizo mal realizado lleva a Marian de regreso a su infancia. Esto representa un obstáculo más para Robin, quién intenta evitar que el principe Juan destruya una granja.

En la actualidad:

Esa horrible sensación por la que pasas cuando vuelves a decaer por algo que creías haber superado... Pero la vida sigue, ¿no?

Marian: Ya díganme qué hice - rogó a sus amigos, notablemente preocupada por las risas de los chicos.

Ninguno le respondió y tras mirar sus rostros burlones se dió por vencida.

Robin: Me pregunto por qué al Príncipe Juan le gustan las catapultas. Su plan me recordó al de la granja de Julieta - miró de reojo a Marian, esperando que reaccionara a su comentario, así podía disimular que en realidad trataba de idear un plan para llevar a la princesa a la guarida y cumplir su parte del trato.

Tuck: Supongo que es porque son armas grandes y peligrosas si se sabes usarlas - pronto comenzaron una discusión acerca de armas.

Marian sin embargo no participaba de esta charla, estaba mucho más preocupada por tratar de averiguar qué pudo haber hecho.

Notó que Robin la miraba y sin querer lo observó también durante algunos instantes. Señalaba frenéticamente el camino hacia el bosque, en cuanto entendió lo que quería decirle asintió, apenas conteniendo su emoción.

Los tres chicos continuaban completamente inmersos en su conversación y no notaron el momento en que sus amigos se fueron, cuando se dieron cuenta de que el equipo estaba incompleto ya era tarde, la pareja caminaba en el centro del bosque.

Marian: ¿Vas a decirme qué fue lo que hice? - preguntó luego de un largo silencio, sonriendo con la vista fija en el camino.

Robin: Creo que es mejor que no lo sepas. Para que estés tranquila no delataste nuestro secreto, al menos no del todo.

Las recientes discusiones y reencuentros, reclamos y disculpas obligaban a Robin a mantener un estado de alerta, aún así pensaba que las confesiones que realizó Marian a lo largo del día y sabiendo que no podia mentir en ese estado, le devolvía la esperanza de que todo regresara a la normalidad.

Marian: Si tú lo dices...

Robin: ¿Cómo te sentiste cuando terminó el hechizo? - pasó un momento antes de que Marian respondiera, no podía recordar mucho, sus sentidos fueron regresando gradualmente y no tenía la menor idea de cómo responder la pregunta.

Marian: No me sentí mal, aunque tampoco bien. De hecho no recuerdo nada - fue la conclusión.

Robin: ¿Y tú corazón? - no supo a qué a refería exactamente con la pregunta, algo físico o...

Marian: Mientras siga latiendo es tuyo - no mentía aunque exageraba, aunque estaría encantada de mantener la estabilidad era más importante pensar en sí misma - ¿Hacia dónde vamos? Hemos estado caminando mucho tiempo y no tengo idea de a dónde nos dirigimos.

Robin: A la guarida, pienso cumplir mi parte de nuestro trato.

Marian: ¿Cuál fue nuestro trato?

Robin: Me ayudarás a entrar a la cocina del castillo sin que nadie me descubra a cambio de tener una página más en mi libro.

Marian asintió y continuaron la caminata en silencio hasta llegar.

Marian: ¿La cambiaste de lugar como te sugerí? - preguntó mientras entraban a la guarida.

Robin: Solamente la dejé al final del estante. Los chicos no husmean entre mis cosas así que no debes preocuparte.

Entraron a la habitación y como Robin había dicho la pequeña libreta se encontraba apoyada junto a libros de mayor tamaño.

La tomó suavemente y los recuerdos la transportaron al día que la conoció, con sus decepciones y preocupaciones completas.

Robin: Muy bien, aquí está, puedes besarla cuanto quieras.

Marian: ¿Y si mejor te doy los besos a ti?

Robin: Esa idea me gusta - la atrajo hacia su cuerpo y se dejó rodear por los brazos de su compañera.

Pronto sus labios topaban los del otro lentamente.

Eran solo ellos y nadie en el exterior podía romper la perfecta burbuja de su encanto.

Los labios de Marian dejaron su huella en las páginas como había querido y pronto estaba de regreso.

Tarde en la noche miraba el techo de su habitación desde su cama dejando que su mente divague.

¿De verdad quería quedarse?

¿De verdad estaba segura de lo que sentía?

¿Si lo amaba tanto como prometía por qué dudaba tanto?

¿Sería así cuando no estuvieran juntos?

Marian: No debería tener estos pensamientos. Ya había decidido irme y no me explico por qué desistí de esa idea - se levantó de su cama y se acercó a su escritorio. Tomó las hojas de pergamino que estaban sobre el y con la pluma en su mano comenzó a rellenarlas.

"Querida tía" comenzó su carta, sus dedos acariciaron el papel esperando que la idea de cómo continuar llegara pronto. "¿Cómo estás? Espero que te encuentres bien. Te escribo para pedirte un favor. Estos días no me he sentido del todo bien. Antes de que puedas preocuparte no se trata de algo físico, podré explicarme mucho mejor cuando nos veamos. De eso precisamente quiero hablarte, ¿me dejarás quedarme en tu casa durante un tiempo? Hace mucho no nos vemos y quiero saber si el lugar que frecuentaba de niña sigue como en mis recuerdos. Con mucho cariño y esperando tu respuesta, Marian."

Dobló la carta y la puso dentro de un sobre con la dirección en su respaldo. Salió de su cuarto y se acercó a uno de los guardias.

Marian: Entrégame esto al cartero - extendió la carta y el hombre la tomó - Es urgente - el guardia se la llevó y Marian regresó a su recámara.

Lo único que pudo hacer antes de quedarse dormida fue apagar las velas de la lámpara sobre su mesa.

A la mañana siguiente acompañaba a Scarlett a la guarida de los chicos sintiéndose completamente nueva. Necesitaban ayuda con las compras y por esa razón precisaban a sus amigos.

Scarlett: Marian, ¿puedo hacerte una pregunta? - su amiga asintió - ¿Por qué Robin y tú han peleado tanto estos días?

Marian: Solo discutimos un par de veces, nada de lo que debas preocuparte - Scarlett pareció satisfecha con la respuesta, pero la princesa siguió cuestionándose durante el camino en qué momento se dieron cuenta de sus peleas.

Ninguna dijo algo hasta que llegaron a la guarida.

Al entrar el Pequeño Juan les advirtió que Robin aún estaba dormido y Marian se ofreció a despertarlo.

Marian: Robin... - susurró cerca de su oído. El chico se dió la vuelta para poder seguir durmiendo cómodamente - Robin necesito que me acompañes a la aldea - admiró su rostro un momento y luego dejó un beso sobre su mejilla.

Robin: ¿Quieres que vaya contigo a la aldea? - "Como una cita" pensó.

Marian: Si.

Apurado se levantó y después de besarla le pidió que se fuera para poder cambiarse.

Marian salió sonriendo y fue a reunirse con sus amigos.

1160 palabras 💚💙

Juntos en Sherwood - TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora