Rocio

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Amaris
El sol brilla muy fuerte pequeñas gotas de sudor resbalan por mi piel, mi cuerpo se sentía cansado y débil decidí parar a descansar un momento, llevaba en el camino por lo menos un día, había visto el mapa y podía calcular que en unas cuantas horas llegaría al pueblo, no había nadie solo animales y árboles a mi alrededor.

Me baje de mi caballo y lo ate a un árbol, no es fácil poder recorrer casi todo el bosque para ir al pueblo y mucho menos usando una máscara que cubría todo mi rostro, lo único que se miraba eran mis ojos, miro alrededor por si hay alguien, pero no se ve nadie.

Segura de mí misma, desató mi mascara y pongo encima de un tronco, siento como el viento roza mi piel, si cuerpo se relaja y me dejó caer junto al tronco, el corcel que está alrededor de mi cintura me aprieta, pero no puedo arriesgarme a soltarlo ya que alrededor tengo mis dagas, cierro los ojos por un momento tratando de poder pensar que tengo que hacer después de que todo esto acabe.

Un crujido hace que me ponga alerta, tomo la máscara y la ato alrededor de rostro y me subo la capa, saco mi espada de mi espalda y sin mandar poder de ella, observo alrededor y veo una silueta detrás de unos árboles.

—¿Quien quiera que seas sal ahora mismo o no querrás probar cuán filosa puede ser esta espada?—grite enojada, el crujido se detuvo por un momento y la imagen de una chica apareció, llevaba puesto un vestido roto de color azul con blanco y una canasta en su mano, su cabello era negro y largo, no podía ver su rostro ya que tenía la cabeza inclinada para bajo —¿Quién eres tú?— me acerque a ella y la apunte con mi espada, mire cómo su cuerpo se tensó y levantó la cabeza, era una chica normal ni fea y ni hermosa, su pestañas si son hermosas, la chica suspiró

— soy Roció— la chica con sus manos temblorosa extendió una de ellas, bufé no estaba para ser amigos tenía una misión que cumplir y volver lo más antes posible con mi madre como lo prometí

—¿Que hacer por aquí? ¿viste mi rostro? —pregunte desesperada, no podía permitir que alguien me viera, si no estaría en serios problemas, ella se quedó callada y eso me irritó más—Responde— le grite ella se asustó y comenzó a llorar, puse los ojos en blanco

— No señorita, antes que pudiera usted tenía la máscara atada, y estoy aquí porque voy camino al pueblo— hablo entre llantos, baje y espada y la coloqué en mi espalda

Si ella iba a pueblo podría usarla para guiarme hasta el palacio donde tiene atrapado a los chicos, y más ella podría ser como la salvadora de ellos para así lo poder enfocarme en protegerlos
—¿tienes familia roció? —ella me vio y negó con la cabeza — perfecto, mira voy a proponerte algo roció, vengo de muy lejos y no conozco mucho estás tierra, vine por una misión que me encomendaron así que tú puedes ayudar hasta ir al palacio y ser mi mano derecha que dices— ella quedó atónita, me miró fijamente, esperaba que ella dijera que sí o no estaría perdida

—si acepto que recibiré a cambio? —pregunto — y por qué tienes que ir al palacio? — su expresión era dudosa junté mis manos y las apreté, tenía que decirle no podía engañarla
—vine a rescatar al príncipe y su Escudero— ella me vio y su rostro se puso pálido— puedes recibir una corona— respondí a su pregunta, ella suspiró y río amargamente

—tiene que ser una broma señorita, jamás nadie ha podido entrar al palacio— la mire sería y saque mi daga y me acerque más a ella —solo que tú fueras la chica de la leyenda— exclamó y llevó sus manos a su boca con un gesto de asombro

Arque lo ceja, mirándola extrañamente, leyenda nunca había escuchado hablar de ello, yo no soy lo que ella cree solamente una guerrera, solté una carcajada
— Lo siento niña, no soy lo que tú dices soy una. Guerrera con dones especiales y que ha dedicado la mayor para de su vida entrenando para cumplir la misión de sacar e esos chicos— ella me vio triste y suspiró frustrada
—¿ porque te ocultas tu rostro?— no podía decirle todo mire alrededor asegurándome que no hubiera alguien más
—es algo que no incumbe, lo único que puedo decirte es que no pueden verme sin ella hasta que estén a salvo así que te propongo este trato para que tu seas mi rostro y seas la que se lleve el crédito, lo que digo es que intentes coquetear con los chicos no sé, así ellos tendrás los ojos en ti y no tendré que estar preocupada de que me vean tal vez y el príncipe se enamore de ti y te haga su reina — ella sonrió y le devolví la sonrisa

—solo una cosa ¿a qué te refieres con dones? —pregunto saque mi espada y este brillo baje la capa que cubría mi cabeza y deje que mi poder fluyera por la espada volviéndose de fuego y cabello se pusiera más rojo que la sangre, ella gritó y saltó hacia atrás su mirada me recorrió — ¿que eres? — no respondí a su pregunta

Solo guardé la espada después que volví a la normalidad, extendí mi mano a ella para sellar el trato
—tenemos un trato? —ella observo mi mano y luego la estrecho
—tenemos un trato— susurro

Sonríe y camine nuevamente a mi caballo me monte después ella
—sujétate fuerte—grite y mire al frente

No faltaba mucho para llegar

𝓐𝓶𝓪𝓻𝓲𝓼Where stories live. Discover now