T2/Capítulo 8: Secretos. (Parte 1)

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-Lee, despierta. Ya amaneció.- Escuchaba una voz alejada, que a medida que me iba despertando, abría con lentitud los párpados, para ver primero que me había despertado era el mayor Greene. -Siento despertarte tan temprano, pero necesito saber sobre tu herida.

-Ah.- Algo somnoliento, recordé que había dormido en el sillón de la casa Greene, con algo de pereza, me senté normal.

-Alza un poco tu camisa, sólo necesito ver si aquella herida pudo dejarte una cicatriz.- Hice lo que me pidió; aún estando medio dormido, bostecé. -Es probable que con el movimiento pueda abrirse de nuevo como lo hiciste anteriormente.

-¿En serio es tan grave?-. Pregunté algo preocupado por eso, mirando al mayor con seriedad. Sobraba que intentaba permanecer algo despierto.

El contrario me mira algo incrédulo y más serio que antes. -Sí, sería bastante grave. Se te abriría más el corte.

-Tan sólo fue un roce de un fragmento de bala.- Intenté mínimizar el problema, pero al parecer ví sutilmente que Hershel pensaba lo contrario.

-Cualquier herida, sea mayor o menor, tienes que ser cuidadoso o podrías agrandarlo aún más.- Dejó de prestarle atención a mi herida, acto seguido bajé mi playera azul, haciendo contacto visual con el propietario de la granja. -Creeme Lee, tienes que tener más cuidado con tu salud.

No pude evitar suspirar con algo de fatiga, restregué mis ojos con algo de fatiga para quitarme las lagañas.

-Todavía es temprano.- Miré nuevamente a Hershel, quien inesperadamente cambió de tema. -Tienes que desayunar.

-Es su comida, yo tengo la mía en...- Callé luego de ser interrumpido por el señor Greene.

-No te preocupes por eso Lee, Patricia hizo algo del desayuno, puedo darte un poco.- Antes de retirarse y dejarme el comentario en la boca, se gira a verme. -Que esto quede entre nosotros.

Por último, me regala una sonrisa amigable. No pude corresponderle ya que se había retirado de mi campo de visión. Encogiéndome de hombros por eso, me dispuse a ponerme los botines que estaban a un lado. Luego me levanté a estirarme para el nuevo día, antes de que pudiera empezar a doblar las cobijas y arreglar el sillón, sentí un leve mareo que me dejó confundido por unos segundos, por suerte me quedé completamente quieto ante tal sensación agitando un poco mi cabeza.

«¿Qué fue eso...?». Estaba seguro que esa sensación reconocible me hizo sudar frío, pensé que no lo tendría desde hace mucho, pero me era imposible.

Afortunadamente el mareo se detuvo, llenándome de alivio al igual que soltaba un suspiro; decidí ignorar lo que pasó recién para disponerme a hacer lo que dije.

Después de doblar las cobijas y ponerlas en la orilla del sillón junto con la almohada, alcé el cojín del sillón marrón para sacar el cuchillo de supervivencia, no sin antes mirar alrededor que no me viera nadie.

Tomé el cuchillo guardandolo en la nueva funda que fue recomendada por el señor Walsh, me lo oculté como siempre atrás de mi pantalón, para después ir a la cocina e ir con Hershel.
Mientras lo hacía, los recuerdos de ayer sobre el granero hicieron que pensara fríamente el no confiarme del todo con esta familia. Tal vez para esperar que ellos declaren el porqué tienen un granero lleno de zombies con la posibilidad de que nos maten con la guardia baja.

O que probablemente la confianza y la honestidad ya no importen en estos momentos.

Y la verdad, no sé si mantenerlo en secreto o contarlo como si fuera un delito. Pero tarde o temprano, el grupo se enterará, y sinceramente le veo innecesario que nos lo estén ocultando.

❝𝗧𝗲 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗴𝗲𝗿é 𝗰𝗼𝗻 𝗺𝗶 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝗖𝗮𝗿𝗹 𝗚𝗿𝗶𝗺𝗲𝘀❞ (𝐓𝐖𝐃)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora