❝𝖳𝖾 𝗉𝗋𝗈𝗍𝖾𝗀𝖾𝗋é 𝖼𝗈𝗇 𝗆𝗂 𝗏𝗂𝖽𝖺, 𝖢𝖺𝗋𝗅 𝖦𝗋𝗂𝗆𝖾𝗌❞ (𝐓𝐖𝐃)

T1/Capítulo 8: Díselo a las ranas. (Parte 1)

NOTA: Si de repente aparecen letras en cursivas, es que el protagonista tiene un Flashback (Escena Retrospectiva), significa que tiene recuerdos del pasado antes de encontrarse con Rick. A veces verán los recuerdos del protagonista para entender el porqué sus puntos de vista de la supervivencia.
Sin más que decir, que les guste esta parte de la historia.

—Lee.... Lee, despierta.

Me quejé por el llamado sereno de mi compañero, hice una mueca de disgusto, le dí la espalda.

—Déjame dormir~...— Le dije somnoliento, no oí respuesta suya. Al parecer fue fácil decirle...

—¡Oh, no Lee! ¡Un caminante!

Abrí los ojos de golpe, levantándome rápidamente sacando mi pistola, corriendo el seguro para poder disparar.

«¿Pero qué...?» Miré en mi campo de visión, los troncos de los árboles, el campo verde que había alrededor, sin embargo, no se escuchaban pisadas de caminante o poder escuchar sus gruñidos. Todo estaba silencioso, hasta que oí unas risas leves detrás mía, convirtiéndose después en carcajadas.

Me giré a su dirección frunciendo el ceño, sin dejar de apuntar por si el caminante llegaba.

—¡JAJAJA, A ESO LE LLAMO ESTRATEGIA!

Hijo de su mamá... Roy me había tendido una broma de mal gusto. El pelinegro seguía riéndose en mi cara, le importaba de menos ser escuchado por caminantes que por gente que posiblemente esté cerca.

Sin dejar de mirar a Roy, guardé mi arma con lentitud, no sin antes poner el seguro. Me acerqué lentamente hacia él.

—¡Jajaja! ¡Vamos Lee! No me mires así, fue divertido; para mí.— Y siguió riéndose.

Estando en frente suyo, le mandé una mirada fría, y sin piedad alguna, le pisé el píe derecho por encima de su bota. Él dejó de reírse, ahora oía como se quejaba.

—¡Ay, oye!

—En vez de despertarme de esa manera, hubieras pensado dos veces antes de gastarme una broma tan inmadura.— Me crucé de brazos, frunciendo el ceño.

—Vamos, Lee. Sabes que no puedes quedarte dormido mucho tiempo, no sabrás en qué momento podrían atacar los caminantes o las personas.— Dejó de quejarse, sobando su píe con ayuda de su pierna izquierda. Cambió su semblante a uno serio. —Tampoco me gusta levantarme a altas horas de la madrugada, no obstante, hay que acostumbrarse.

Bajé la mirada, quitando mi posición para ponerme firme ante el ojinegro.

—Aunque hayamos creado vía de alerta para los caminantes, no sabremos si son personas buenas o malas, quien sabe.— Se hincó para quedar a mi altura, mirándome con un atisbo de preocupación. —Me preocupo por ti Lee, y créeme que no quiero que te pase algo, sino...

—Sabes que puedo arreglarmelas solo, Roy...

—Apenas sabes disparar y mantener el arma. Es un avance.— Se reincorpora, yendo hacia la pequeña fogata improvisada por él.

Miré dónde anteriormente estaba acostado, mi mochila gris la usaba como apoyo para mi cabeza, simulando que es una almohada, debajo de esta estaba una manta pequeña de color blanca, muy manchada por cierto.

Roy hacía las guardias todas las noches, alegando que yo al ser un “niño” podría gastar bastante energía, pero sé que Roy lo hace para cerciorarse de mi salud, siempre fue testarudo.