T1/Capítulo 2: Días Pasados.

2.8K 328 18
                                    

Rick seguía pedaleando con todas sus fuerzas, le expliqué con anterioridad que no tenía de qué preocuparse por la caminante.
Nos dirigíamos hacia su casa para encontrar a su familia.

Antes de que se detuviera y lanzara la bicicleta, me bajé con cuidado para dirigirme al señor Grimes, sin detenerse, se metió a la casa que por cierto, la puerta principal estaba abierta; indicio de que tal vez alguien se haya metido o salido. O tal vez...

—¡Lori!

Gritó el pelicastaño con desesperación, esperando por lo menos una respuesta. Lamentablemente no la obtuvo como esperaba.
Y así gritaba sucesivamente el nombre de Lori, seguido de otro nombrado: Carl.

Mientras escuchaba como el señor Grimes gritaba el nombre de ambos, cerré la puerta por seguridad sin ponerle el seguro, ya que el objeto, estaba jodido.

Ya no se escuchaban los gritos del pelicastaño, me preocupé al instante creyendo que le había pasado algo; al contrario, me sorprendí al verlo en el suelo llorando desconsoladamente.

—¡Lori... Carl!

Cielos, ver al señor Grimes en ese estado me rompía por dentro el corazón, tanto que expresé tristeza y nostalgia, recordándome la primera vez que conocí a Roy.
No sabía que hacer ahora.

Minutos después, había dejado de llorar, mirando la sala, hasta parar con la mía. Con tranquilidad me acerqué a él, era mi turno de darle mi pésame por su familia.

—Yo... lo lamento...— Me detuve abrupto al sentir mi cuerpo pesado por alguien.

Al instante me puse rígido y shockeado al sentir los brazos del señor Grimes rodeando mi cuerpo. Tardé en corresponderle el abrazo, sabiendo que él lo necesitaba más que yo, especialmente por cómo están las cosas ahora.

Aparte, antes de que el mundo diera su cambio, leía un libro de psicología, recordando una mínima parte del párrafo que los abrazos son muy importantes en cuanto al apoyo emocional. En estos casos, ayudando a Rick a que se desahogue.

—Esto es real... Estoy aquí.— Apenas podía oírlo musitar incrédulo, en un intento de quitar su voz quebrada.

Intenté tranquilizarlo, sobando su espalda con tranquilidad, permitiendo que se desahogara.
Al poco rato, se separó de mí aún con sus ojos cristalizados.

—Disculpa... Es que... Dios, ¿cuánto tiempo ha pasado?

Yo lo miraba con atención, esperando que al menos se saliera de su shock. La palabra que definía al señor Grimes era su confusión.. como si hubiera despertado en un nuevo mundo, literalmente.

—No se preocupe, Rick... Lo estaré acompañando desde ahora.— Alenté con determinación. —Sólo no pierda las esperanzas de que su familia está sana y salva.

—Gra-Gracias Lee, por... darme esperanzas.

Le sonreí medianamente, volviéndolo a abrazar para darle mi confianza absoluta. Después de todo, hace mucho que he estado solo y quería tener al menos compañía.
Ahora que tengo una razón de estar con el señor Grimes, no quisiera separarme de él, supe de inmediato que era un hombre inofensivo que sólo se preocupa por el bienestar de su familia.

«Ojalá mi padre fuese así». Lastima que no existe ‘el hubiera’.

Las acciones hablaban más que mis palabras, pues, tan sólo llevábamos minutos que el ojiazul y yo nos diéramos un abrazo, para luego salir de su casa. Él se sentó en unas pequeñas escaleras que estaban al frente de su casa, sentándome a un lado de él. Comenzó a hablar.

❝𝗧𝗲 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗴𝗲𝗿é 𝗰𝗼𝗻 𝗺𝗶 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝗖𝗮𝗿𝗹 𝗚𝗿𝗶𝗺𝗲𝘀❞ (𝐓𝐖𝐃)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora