❝𝖳𝖾 𝗉𝗋𝗈𝗍𝖾𝗀𝖾𝗋é 𝖼𝗈𝗇 𝗆𝗂 𝗏𝗂𝖽𝖺, 𝖢𝖺𝗋𝗅 𝖦𝗋𝗂𝗆𝖾𝗌❞ (𝐓𝐖𝐃)

T1/Capítulo 4: Atlanta.

Teníamos tiempo desde que nos separamos de Morgan y Duane, aún seguíamos en la carretera para ir directamente hacia la Ciudad de Atlanta.
Hacía unos minutos que Rick trataba de comunicarse por medio de la radio, sin éxito de recibir respuesta.

Íbamos en total silencio, hasta que decidí quitar el cargador de mi arma para ver cuántas balas tenía. Sentí la mirada de Rick sobre lo que yo hacía.

-¿Cuántas balas tienes?

-Como cinco. No la he usado en mucho tiempo, usarlas en pocos caminantes sería un gran desperdicio.- Dije con indiferencia, volviendo a poner el viejo cargador en su lugar, guardando el que me dió Rick.

-Y lo sigo diciendo, eres muy precavido. No puedo imaginar cuánto tiempo estuviste afuera con esas cosas.

Encogí los hombros, respondiendo. -Sólo han pasado dos meses...

-Dos meses para que el mundo se fuera a la mierda.- Lo fulminé con la mirada, cruzándome de brazos por encima del cinturón de seguridad que tenía puesto. -Perdón. -Y se disculpó con ironía. -Pero no puedo dejar de pensar en mi esposa y en mi hijo, digo, sé que ha pasado mucho tiempo desde que no los veo y...

-No se preocupe. Presiento que los encontrará, y lo estaré acompañando.- Le sonreí cerrado, tratando de darle una mínima esperanza.

Me miró agradecido por mis palabras para luego ponerle atención a la carretera, sin dejar de conducir, me dió unas palmadas en mi hombro izquierdo.

-De verdad no sé cómo agradecerte, Lee.

-No tiene que agradecer nada. En el tiempo que he estado con gente que sólo se importaban ellos mismos, me ha dejado en total desconfianza, pero como lo dijo Morgan, usted es un buen hombre.

-Hablando de eso, tengo curiosidad por saber quién te enseñó a usar armas. No pudiste aprender solo, ¿cierto?

Yo lo miré sorprendido por su repentina curiosidad por mí, incomodándome un poco al respecto.

-Morgan me contó sobre ti antes de que yo despertara, pero quisiera saberlo con tus palabras Lee.

«Siento que voy a exponer de mi vida personal». Pensé con algo de sarcasmo, mirando la ventana con el paisaje solitario.

-Cuando comenzó todo esto, mi familia y yo estábamos de camino al pueblo en dónde vivía usted: King County.- Comencé a narrar ahora con serenidad. -Una persona se atravesó en el camino, mi padre no alcanzó a desviarse, a causa de eso, caímos a un lado de un barranco... sobreviví después del choque.

Observé la expresión de Rick que pareció impresionado ante lo que contaba. De pronto recordé las palabras que conté hacia Morgan sobre mi historia de como conocí a mi antiguo amigo.

-Éste hombre, me encontró y, me cuidó.- Sonreí de nueva cuenta, está vez con melancolía. -Su nombre era Roy, él me enseñó como sobrevivir a este nuevo comienzo de los muertos vivientes.

-¿Y... qué le pasó?

Lo miré por unos segundos, respondiendo sin pensarlo dos veces.

-Yo... lo maté. Habíamos viajado durante semanas por Washington D.C...

-Eso es imposible, queda muy lejos.

-Lo sé, pero Roy era muy testarudo que hasta desperdició siete galones de gasolina con 20 litros. Al final íbamos de paso, pero, desafortunadamente, una gran horda de caminantes nos rodeó. En ese entonces, lo mordieron.

-Entonces... también sabes lo de la transformación.- Asentí, mirando al frente.

-Él me enseñó todo lo que sé hasta ahora; como usar un arma, cortar el cabello, y tener planes.