❝𝗧𝗲 𝗽𝗿𝗼𝘁𝗲𝗴𝗲𝗿é 𝗰𝗼𝗻 𝗺𝗶 𝘃𝗶𝗱𝗮, 𝗖𝗮𝗿𝗹 𝗚𝗿𝗶𝗺𝗲𝘀❞ (𝐓𝐖𝐃)

T2/Capítulo 1: ❝Lo que nos espera❞

Después de la destrucción del CDC, de dejar otra pérdida más, otra muerte que perdió la fe, que dejó de querer vivir a este mundo; para mí sorpresa, Jacqui no quiso seguir viviendo, optando por el camino fácil...

Realmente me temía volver a tener que revivir momentos del pasado que aún no logro olvidar, tener que presenciar como mueren uno por uno con el paso del tiempo... Sinceramente tenía que mantener la cabeza fría para cuando el grupo se desmorone pero... No quiero ni imaginarme en el futuro.

Para la mañana siguiente, salimos de la Ciudad de Atlanta ya que la ciudad en dónde vivía anteriormente ya no era segura. Rick optó por ir a Fort Benning: la base militar; lugar que sugirió el señor Walsh principalmente.

Rick me informó en la mañana antes de irnos, que había hablado por última vez con el señor Jones, aun sin recibir respuestas como esperaba el sheriff; comenzaba a preocuparme por la idea de que tal vez, algo les había pasado a la familia Jones, pero ya habíamos llegado hasta aquí, que ya no habría marcha atrás.

Ahora mismo, seguíamos de camino a la carretera, faltando 160 kilómetros, realmente no lo sé. En todo el camino, desde la mañana para ser más específico, nadie comentaba nada, quedando simplemente en silencio, no era incómodo, sino uno tranquilo y para nada agobiante.

Ahora estoy sentado en medio de Carl y Sophia, la señora Peletier está a la zurda de su hija. Me incómoda un poco que esté en medio de Carl y de Sophia, lo digo porque a veces el carro que conducía Rick se tambaleaba y rozaba hombros con su hijo. Créanme, vengo muy nervioso e incómodo con respecto al cambio de lugares antes de irnos de Atlanta.

Cuando menos lo esperé, Lori toma el uso de la voz, empezando una conversación.

—Pensaba en nuestro viaje al gran cañón con Carl.

Al comentar eso, el pelicastaño río sonoramente, pienso que al recordar eso le dió algo de gracia. Fruncí el ceño por la conversación.

—Yo no lo recuerdo.— Dijo Carl desentendido.

—No podrías, eras tan sólo un bebé.— Aclaró la pelinegra, pude notar en su comisura la forma que se le hacía una sonrisa. —Además sólo llegamos hasta Fort Worth.

—No, te enfermaste. Nunca creí que un bebé pudiera vomitar tanto.— Dice Rick entre tenues risas, dándole una rápida mirada a su esposa; ésta rió por la anécdota de su pareja.

Carl hizo una mueca de disgusto, negando con la cabeza.

—El doctor de Texas dijo que estarías bien. Dimos media vuelta y volvimos a casa.— Resumió Lori.

—No estuvo bueno.

—No, ese fue un gran viaje.— Asegura nuevamente la pelinegra con un tono de nostalgia.

—El mejor.

Sonreí un poco por esa breve y nostálgica conversación, al menos desviaron un poco de lo que tuvimos que pasar anteriormente en Atlanta.

—¿Podemos ir a verlo? ¿Al gran cañón?—. Pregunta de repente Carl, mirando a sus padres. —Me gustaría.

Observé de reojo a Carl incrédulo, ¿tan rápido quería ir a ese lugar?

—A mí también.— ¿Ahora Sophia secunda la idea de Carl? —¿Podemos ir?

—Nunca iríamos sin ti y tu mamá.— Respondió Rick, mirando rápidamente a Sophia, sin quitar su sonrisa por la conversación de hace unos momentos. Volvió a prestar atención en la carretera. —Eso te lo prometo.

Giré mi rostro a mí izquierda viendo que Sophia se recarga en el hombro de su progenitora, sonriendo por la promesa que dijo Rick.

Miré mis manos entrelazadas algo cohibido, tan sólo pensar en si la base militar estaría infectada como Atlanta, o si habían personas que tomaron posesión del lugar. Simplemente no me había puesto a pensar en eso hasta ahora.