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Él

«Esto es un desastre».

El día no ha podido ir peor. Primero la interrupción de mi madre y la huida de Victoria de la oficina, luego el caos que han montado Rodrigo y Riu en la sala de la casa.

Desde que se enteraron de que los dos estaban con Ana, no han dejado de llevarse como perros y gatos. Hasta me sorprende que Riu siga viviendo aquí si me había dicho que se iba.

—¡Ya basta! —grita Richard, cansado de forcejear con él.

—Déjame en paz —espeta Rodrigo, soltándose de su agarre—. Supe que estaba contigo después que me dejó, idiota —se defiende.

Quiero meterme y romperle la cara por haber golpeado a Riu. Él no es bueno con las riñas.

—Dejen esto así. No vale la pena que se estén matando por la muerta —dice Richard divertido.

—No te creo —habla al fin Riu, ignorando por completo a nuestro hermano mayor—. Estoy seguro de que hiciste algo para alejarla de mí.

Me da lástima, es hora de contarle la verdad. Es cierto que él estaba enamorado, pero ella solo los utilizaba para sacarles dinero y poder ayudar a su novia. Tan simple como eso.

Lo agarro de un brazo y lo guío a pasos apresurados por las escaleras. Agradezco que se deje llevar porque no tengo ánimos de perder el tiempo. Este tema me tiene hastiado. Lo pondré al tanto de todo y no hablaré más del asunto en lo adelante.

Le cuento lo que realmente sucedió. Riu refleja tanta tristeza y angustia que provoca que el pecho se me estruje.

—Iba a ser papá —susurra, ido en sus pensamientos.

Asiento sin dejar de observarlo. Demonios, esto le ha afectado más de lo que imaginaba.

—Sé que es difícil, pero trata de olvidarlo. La buscaste. Aunque fue tarde, lo hiciste. No tienes la culpa de nada.

Trato de razonar con él. Deseo que entienda que por más que la amaba, había tomado sus decisiones y él no estaba dentro de ellas.

—Muchas gracias, Rog. —Se levanta de mi cama y camina hacia la puerta—. Yo no puedo seguir aquí, voy a irme de nuevo. Necesito retomar los asuntos que dejé pausados para venir.

—No te preocupes, es mejor que lo hagas.

Asiente no muy convencido y se retira. Suspiro aliviado, seguro de que él estará bien.

***

Victoria no me contesta las llamadas ni los mensajes. Debí ir detrás de ella y no dejarla sola. Ahora la ansiedad me está matando. Marco su número de nuevo. Esta vez ni timbra, es como si ella lo hubiese apagado. Genial, no quiere hablar conmigo.

Salgo de la habitación, dispuesto a ir por Victoria. Sería un colmo que, después de tantos problemas y malentendidos, se aleje de mí por esto. Deseo que comprenda que lo que opine mi madre o cualquier persona me vale un comino. Nadie sabe el amor que sentimos.

Estoy seguro de que Victoria me ama, solo que le cuesta admitirlo por temor. No es necesario, la manera en que sus ojos me miran me lo confirma. Ya será cuestión de tiempo para que se sincere conmigo, tampoco la quiero presionar.

La puerta de mi hermano está entreabierta, por lo que escucho que discute con alguien. La voz de mi madre provoca que me detenga. Le reclama algo que no puedo distinguir.

Miro la hora en el reloj. Debo ir por Victoria, pero me da curiosidad saber por qué discuten así ahora. ¿Qué hizo Rodrigo para que estén peleando?

Me acerco a la puerta para escuchar mejor y miro a los lados con cautela. No quiero que nadie me encuentre espiando, aunque eso es poco probable. Richard y Riu abandonaron la casa después del pleito de hace horas.

—Estoy cansada de sus peleas. Es inconcebible que esas mujeres signifiquen tanto para ustedes. —Escucho con claridad la voz de mi madre.

Quiero meterme y decirle que saque a Victoria de esa ecuación, aunque sería en vano porque mi mamá es terca.

—No tengo la culpa de que él esté enamorado aún ni que la novia de Roger sea la hermana —se defiende Rod.

Entorno los ojos ante sus palabras. No pienso seguir perdiendo el tiempo. Algún día se aburrirán de hablar de lo mismo y tendrán que aceptar mi relación con Victoria.

—Además, tú eres la culpable después de todo. —Las palabras de Rodrigo llaman mi atención, así que me quedo parado en el mismo lugar—. Dijiste que la ibas a desaparecer y siguió con vida. Nada de esto hubiera pasado si Ana hubiese muerto esa noche.

La mente se me queda en blanco y me alejo de esa puerta en un santiamén. Camino hacia el cuarto, me encierro y me quedo parado sin poder emitir ningún sonido.

El corazón me late descontrolado, las manos me tiemblan y mis ojos se nublan por las lágrimas que quieren salir. No, me niego. Mi madre no puede ser una asesina.

Las piezas empiezan a unirse en mi cabeza: su odio infundado, las mentiras de Rodrigo, la manera en la que se ha referido a Victoria. Ella sabía desde un principio quién era.

El teléfono celular vibra en mi bolsillo, pero lo ignoro. El dolor de cabeza me tiene aturdido. Me muevo frenético, debe ser una confusión, entendí mal. Mi mamá no puede ser la responsable del accidente de esa chica. ¿Qué será de Victoria cuándo se entere?

Tomo el aparato. Su nombre brilla en la pantalla y ahora me da miedo responder, aun así, lo hago.

—¿Roger? —El corazón se me quiere salir del pecho. Esa voz no es de ella—. Es celia. Victoria está muy mal, alguien trató de matarla.  

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🙋‍♀️Amor y paz, bellos lectores, amor y
paz.

Agridulce está llegando a su final.🥺 Gracias por leer, los amo

🥺 Gracias por leer, los amo❤

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Agridulce © (Disponible En Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora