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Él

Victoria desaparece de mi vista hecha un mar de lágrimas. Doy unos pasos hacia su dirección, pero me detengo. Tengo que apretar las manos y usar mi autocontrol para no mandar todo a la mierda e ir detrás de ella para consolarla y decirle que estará bien.

El dolor agudo que se ha instalado en mi pecho no me deja respirar correctamente. Boqueo por oxígeno para no asfixiarme. No puedo creer lo que ha sucedido, peor aún, la realización que ella jugó conmigo me está martirizando.

Victoria hizo lo mismo que su hermana.

No creo en su excusa, ella sabía lo que hacía. Ahora encaja bien su comportamiento. La sed de venganza la llevó a jugar conmigo y con Richard.

—Se arruinó la fiesta. —Las palabras de Jessie me sacan de la ensoñación.

—Es inconcebible que hayas traído a esa mujer a mi casa, Roger —dice mi madre furiosa.

—Es que no esperaba menos de este idiota, apuesto a que está enamorado —se burla Richard.

Mi paciencia se colma, así que avanzo deprisa y lo agarro del cuello con fuerza. No pone resistencia, solo se ríe como el loco que es.

—Deja de hablar mierda. No sabes nada de nosotros —mascullo con rabia.

—Roger, déjalo —interviene mi amigo, palmeando la espalda—. Es mejor que nos vayamos y así me explicas lo que sucedió.

No le hago caso porque sigo en una batalla de miradas con mi hermano mayor.

—Victoria es una fiera en la cama, Roger —susurra para que solo yo lo escuche—. Grita como una...

No permito que siga hablando, lo golpeo con saña y de manera errática. Mi mente no puede procesar que ellos estuvieron juntos. Richard no merece una chica como ella, a él solo le interesa jugar con las mujeres.

Alguien me sujeta por la espalda y me aleja del bastado que sigue riendo como un psicópata.

Los gritos de mi madre, de Jessie y los murmullos de los demás me molestan. No quiero estar aquí, esto es un desastre.

—¿Qué sucede? ¿Por qué pelean así? —pregunta Riu sin dejar de sostener mi espalda.

Rodrigo se encuentra junto a Richard. Su mirada molesta me recorre completo.

—Roger estaba de novio con mi amante —explica Richard como si nada.

Me remuevo con violencia, tratando de zafarme, pero no puedo.

—¿La morena? —cuestiona Rodrigo. Él asiente, satisfecho y tranquilo, sin dejar de mirarme.

—Te voy a matar si sigues hablando así de Victoria —espeto furioso—. Eres tan poco hombre...

—¡Basta, Roger! —interrumpe mi madre—. Se supone que esto iba a ser una celebración de tu cumpleaños y de tu compromiso con Jessie, pero lo arruinaste.

—No me voy a casar con Jessie, mamá. —Me suelto del agarre de Riu al fin—. Así que dejen de perder el tiempo y de joderme la existencia con lo mismo.

—No me hables así, ¿cómo es que se están peleando por esa...? —Hace silencio, como si no encontrara las palabras adecuadas.

—No es mi culpa que mi hermanito se haya enamorado. Mujeres como ella solo son para pasar el rato —se defiende Richard de inmediato.

Es cierto que estoy molesto con Victoria, pero no voy a permitir que la insulten de esta manera.

—¡Respeten a Victoria!

Hago ademán de golpearlo, pero Nico se interpone.

—Roger, vámonos —interfiere sin dejar de mirarme.

—Mi padre dijo que iba a venir —habla Jessie entre lágrimas—. No entiendo por qué me hiciste esto.

—Te había dicho que entre nosotros no iba a haber nada más que una amistad —replico, cansado de todo.

Miro alrededor: mi madre está sosteniendo a Jessie, que llora desconsolada. Riu me observa con lástima y tristeza. Camino apresurado hacia la salida, la sangre me hierve por la ira e impotencia.

—¡Espera! —grita Nico y se pone a la par conmigo—. ¿Qué rayos fue eso?

Soy incapaz de pronunciar palabra alguna. Entro a mi auto y él hace lo mismo acomodándose en el asiento del copiloto. Conduzco en silencio, pensando en lo que acaba de pasar. Mis ojos se nublan ante la realización de lo que sucedió: Victoria solo jugó conmigo.

***

En la oficina, me dejo caer en el sillón de manera despreocupada. Los ojos se cierran por el sueño y la fatiga. Estos últimos días han sido una locura para mí. He concretado muchos contratos y hemos estado supliendo a una cantidad considerable de empresas.

Hacía mucho tiempo que no se producía tanto, incluso me he quedado corto en cuanto a vehículos y personal. Por tal razón, me vi en la necesidad de rentar algunos y contratar mano de obra. Lo bueno es que he podido distraer mi mente y estar alejado de la casa.

Hace unos días les comenté a Rodrigo y Riu la verdad sobre la hermana de Victoria. Ellos no sabían que habían estado con la misma chica y, quizás, al mismo tiempo. Fue una sorpresa para mí presenciar cómo Riu —el chico tranquilo y pacífico— atacó a Rod con saña.

Se armó un escándalo, Richard tuvo que intervenir y nuestra madre se enteró del lío en que nos habíamos metido por unas chicas que no valen la pena. Fue vergonzoso tener que admitir frente a ellos que estoy enamorado.

Desde aquella noche, no la he visto. Una parte de mí quiere buscarla para pedirle la explicación que creo merezco, pero la otra no desea saber de ella nunca más. Aunque, si soy sincero, debo admitir que he pasado por el supermercado donde trabaja para verla de lejos.

No he tenido éxito, pero es mejor así. Es hora de que me olvide por completo de Victoria.

Abro el cajón y saco la tarjeta de cumpleaños que me hizo donde me pidió que sea su novio. Le paso los dedos por las letras de colores y algunos dibujos de golosinas plasmados en el papel. Sonrío por su ocurrencia, después de que me había dicho que no quería nada conmigo.

La tristeza me invade al volver a la realidad. Esto no fue real, tal vez nada de lo que me dijo tampoco. Arrugo el papel con furia y lo echo en el bote de la basura donde pertenece.

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Feliz Navidad, bellos lectores, disfruten mucho 🎄

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Agridulce © (Disponible En Físico)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora