Caminando por una de las calles más famosas de la ciudad, hacia la cafetería más famosa de la calle. Jasón quien viene a lado enganchando su brazo con el mío se sorbe la nariz por el frio que está haciendo. Después de unos segundos más llegamos a la cafetería, entramos, el ambiente se siente familiar, ya había venido un par de veces, pero no muy seguido. Caminamos hasta una mesa vacía uno frente al otro y esperamos unos segundos hasta que alguna mesera o mesero se acercara.
— buenos días, ¿Qué van a ordenar? — dijo una voz un poco ronca, pero suave. Mi mirada seguía en el menú.
— un café negro... Y un sándwich de pollo — dije, aún mirando la carta de menú y escuchando como el bolígrafo rozaba con el papel de la libreta entre sus manos.
— que difícil decisión, lo mismo que ella — habló Jasón mirándome, para después hacer viajar su mirada a la mesera. Por inercia, también levanté la mirada hacia la chica que nos estaba atendiendo.
Me quedé helada. Con el pulso a mil por segundo.
— María José — susurré mirándola, llevaba una simple camiseta gris, una gorra con el logo de la cafetería y un mandil sobre su cintura. Me miró por unos segundos por la reciente mención esperando que ordenara algo más, sus penetrantes ojos verdes aceituna sobre los míos simplemente me quitaron el aliento.
Era ella...
¿Cómo no pude reconocer su voz? ¿Cómo ella no me pudo reconocer?
Habló como si no me conociera, como si fuéramos unas simples extrañas que acaban de cruzar palabra.
¿Acaso estos últimos años he cambiado mucho? ¿Es eso? ¿Es que soy irreconocible?
Imposible, yo no he cambiado, sin embargo, ella sí.
— ¿Poché? — susurré cuando ella quitó su mirada de mí. Regresó su mirada hacia mí y frunció un poco las cejas.
— ¿sería todo? — preguntó esta vez mirando a Jay, ignorándome completamente, provocandome una punzada en el pecho, eso me dolió.
Miré a Jay, me estaba mirando demasiado confundido.
— sería todo, gracias — dijo dándole una mirada rápida a la mesera para volver a mirarme a mi.
— en un momento les traigo su orden — dijo alejándose de la mesa.
— me ignoró — mascullé, herida.
— ¿Cómo querías que no lo hiciera? si primero pronunciaste su nombre de manera extraña con cara de estúpida y después dijiste algo de ponche o porche no sé, Daniela ¿Estás bien?
— sabes su nombre, ¿Cómo es eso posible...? — pregunté atónita, esto estaba muy raro.
— tenia una cosa aquí que decía su nombre — dijo obvio señalando su pecho de lado izquierdo.
— oh... — apenas pude pronunciar.
— pero... — me miró ahora sorprendido. — ¿entonces tú como sabes su nombre?
Me quedé unos segundos en silencio, no quería hablar sobre ello, no lo he hecho.
— no, perdón... Hoy ando un poco despistada, seguro había leído ya su nombre en el uniforme — simulé restarle importancia aunque mi cabeza estaba hecha bolas.
— aquí están sus ordenes — dijo de nuevo esa voz haciéndome levantar la mirada y mirarla de manera boba y confundida, ósea de manera estúpida.
Detallé cada uno de sus movimientos, y miré su perfecto rostro, y así me quedé en lo que dejaba nuestras ordenes sobre la mesa.
Era prácticamente imposible que ella no me reconociera, pero es quede verdad parece que no me conoce. Con mi mirada sobre ella esperé a que ella sintiera que la estaba mirando, mirara y reaccionara. No me importaba que me reconociera y me diera una bofetada o que me tirara el café porque lo entendería...
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One shots. (caché)
RandomPuede haber muchas formas de encontrar el amor, de vivirlo, de experimentarlo, de odiarlo, de anhelarlo, en fin, muchas más, pero al final de todo siempre llegas con la persona que te hizo sentir el amor de una manera única y especial, como nunca an...