14. Ojos hipnotizantes.

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Salí apresurada del coche casi corriendo por llegar a mi cita con la doctora. Entré a la clínica y me acerqué a una enfermera, quién me atendió de inmediato diciendo que la doctora aún no había llegado y que tomara asiento mientras esperaba.

Hice caso a las indicaciones de la enfermera y me senté suspirando. Comencé a observar todo a mi alrededor, la última vez que visité a la doctora fue hace tiempo, por un simple dolor de garganta, pero esta vez no vine sólo por un simple dolor de garganta, vine a hacerme un análisis de sangre para ver si no estaba embarazada.

Mi novio, Jacob, al enterarse de que probablemente pudiera estar embarazada, me terminó y se alejó de mí, yéndose a una ciudad la cual no recuerdo el nombre, el chiste es que está al otro lado del mundo, claro, según él. La verdad que es eso no me importó demasiado, casi no estábamos juntos, y lo que había entre nosotros no era amor, sólo nos veíamos para... Ya saben, una noche de sexo loca.

Volví a suspirar al mirar la clínica, estaban comenzando a decorar, debido a que se acercaba Hallowen, Hallowen no era mi festividad favorita, no sé, creo que se roba atención y no me dejan mucha atención a mí ya que mi cumpleaños es el mismo día que Hallowen.

Saqué mi celular para ver mis redes sociales, pero unos pasos apresurados entrando a la clínica hicieron que levantara la mirada. Había entrado una chica alta, de cabello castaño un poco ondulado que le llevaba un poco más abajo de los hombros. Me quedé mirándola mientras me daba la espalda y la atendía la misma enfermera que me atendió.

Después de unos segundos la chica asintió y se dió la vuelta, revelando su rostro, el cuál, era demasiado hermoso, podría decir que era la chica más bella que había visto en mi vida. Literal, me dejó atónita. Todo se veía en cámara lenta, caminaba hacia donde yo, y de repente me miró, y después me sonrió.

Estaba viviendo un sueño. Hice lo mismo, por cortesía. Después de eso la chica se sentó tres puestos de donde yo estaba sentada. No la quise mirar más ya que seguro pesará que estoy loca, pero había algo dentro de mí que me decía que lo hiciera. Era algo inevitable.

Con los nervios de punta, apreté las orillas del asiento a mis costados y lentamente giré mi mirada hacia la chica, hasta que llegué a sus ojos, aparté la mirada de inmediato, ¡ella me estaba mirando! Me estaba mirando con una sonrisa divertida. ¡Que oso!

— María José, la doctora Stacy la espera en su consultorio. — dijo una enfermera llamando mi atención. Asentí y me levanté lentamente de dónde estaba echándole un último vistazo a la chica castaña, quién aún tenía su mirada en mí.

Nerviosa me dirigí hasta el consultorio de la doctora hasta entrar. Después de haberme dicho lo que esperaba escuchar salí del consultorio, sabiendo que llevo a un pequeño ser dentro de mí.

Siempre me han gustado los niños, de hecho aún soy muy joven para tener hijos, pero obvio no iba a dejar a este pequeñín que crece dentro de mí.

Aparte, mi trabajo es estable, digamos que no me falta nada y llevo ya bastante práctica con los bebés ya que antes trabajaba de niñera.

Pensativa caminé por el pasillo de la clínica esperando encontrarme otra vez con la chica castaña de ojos hipnotizantes. Pero lamentablemente ya no estaba ahí.

Y así pasaron los días e incluso las semanas, trabajando desde las siente de la mañana hasta las ocho de la noche. Mi trabajo consistía en escribir notas y documentales en el New York times, desde que era adolescente ese era mi sueño, ser una de las mejores escritoras del New York times, y de hecho lo había logrado.

Mi papá se puso feliz con la noticia de que iba a ser abuelo, pero le preocupó el hecho de que fuera una mamá soltera, eso a mí no me importaba mucho, pero a mi papá y a mi hermana sí. Hablando de mi hermana Vale, ella también se puso muy feliz porque al fin será tía.

One shots. (caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora