D. Frost. (Part-3)

574 62 13
                                    

Después de esa decepcionante ruptura no me quedé demasiado tiempo en la oficina, terminé un par de documentos y salí mucho antes que mi hora de salida sin importarme las malditas consecuencias que podría tener, ya me había roto el corazón, ¿Qué otra cosa podría hacer peor que eso? No tomé rumbo hacia mi casa, por el contrario, me detuve en un bar y entré sin prestarle atención al ambiente, sólo fui a la barra y pedí el vodka más fuerte que podían ofrecerme. Me puse hasta el culo, de un momento a otro pasé de llorar con desconocidos debido a mi reciente ruptura a bailar y pelearme con una tipa más grande que yo, obvio que yo gané.

Estaba por darle un golpe sumamente duro cuando una mano me detuvo y me hizo voltear para quedar de frente con una persona.

—Ya basta, Garzón —su voz ronca me hizo estremecer.

—¿Quién te crees tú para pedirme que pare? ¿No ves que estaba apunto de partirle el hocico a ese adefesio? — dije arrastrando las palabras. Intenté soltarme de su agarre, pero ella era, sin duda, más fuerte que yo.

—Garzón, es hora de irnos — la miré confundida. Ella estaba preocupada.

—¿Por qué?—pregunté intentando no cerrar los ojos, ya me estaba dando sueño.

—Sólo vámonos, por favor — en sus hermosos ojos había suplica. Mi fuerza de voluntad para este entonces ya era escasa, así que me dejé llevar por ella hacía la salida trasera.

Una oleada de frio me golpeó la cara, eso seguro iba a hacer mi borrachera aumentara. Ya había anochecido y mi vista borrosa sólo podía divisar las luces resplandecientes de las lámparas de la calle. No pasaba ni un solo coche, en pocas palabras, la calle estaba totalmente vacía.

—Siéntate aquí, no me tardo... — su brazo dejo de estar en mi cintura una vez me había sentado para sacar su celular y supongo mirar la hora.

—¿A dónde vas? —pregunté arrastrando las palabras. Ella me miró y una sonrisa divertida viajó por sus labios.

—Iré por el coche...

—Oye... No te apures... Pue... puedo pedir un Uber...

—Ajá, en ese estado.

—Estado de la cual la única responsable eres tú...

Ella no dijo más, sólo se limitó a desaparecer por la oscuridad de la calle. Cerré los ojos por un momento recargándome del poste que estaba a mi lado cuando una mano me agarró violentamente del brazo.

—Oye... está bien si no me quieres, pero esa no es la forma de tratar a la chica que te dio el mejor sexo oral de tu maldita vida...

Mis ojos aún seguían cerrados hasta que sentí un fuerte empujón haciéndome caer al piso. Abrí los ojos de golpe y levanté la mirada; había un tipo con un tatuaje gigante en el cuello, gafas de sol... ¿Qué carajos? Era de noche. El tipo era alto, como de unos treinta y tantos años y a su lado otros dos tipos, sosteniendo un arma cada uno, apuntando hacia mí.

Definitivamente el alcohol se me había bajado por completo. Por otro lado, el tipo de las gafas se puso de cunclillas ante mí y me tomó del mentón bruscamente.

—Callecita no pierde el tiempo para nada, eh — hice una mueca ante su aliento en mi cara. Tenía una halitosis terrible.

No dije nada.

—¿Sabías que eres, ahora, la única debilidad de Street? —seguí sin decir algo —la maldita zorra nos debe millones de dólares, pero no podíamos desaparecerla, ella es una de nuestras mejores distribuidoras, así que decidimos buscar alguna debilidad para presionarla, pero es imposible, sus padres murieron, su hermano no le habla, es más, se detestan... ni un maldito perro... — una enorme sonrisa se presentó en su rostro —pero llegaste tú, hermosa damisela...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Nov 04, 2023 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

One shots. (caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora