17. Amor Garantizado. (Part - 2)

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Después de haber salido de la empresa de la señorita Roberts devolví a Daniela a su casa, hoy no había sido un día muy interesante, la señorita Roberts ofreció $500,000 dólares para que retiráramos la demanda, pero como soy una abogada de justicia obvio no lo iba a dejar, teníamos que ganar este caso, y obvio lo ganaría por Daniela.

— le cerraste la boca a la señorita Roberts, así se hace... — dijo extendiendo su mano para chocarlas y así lo hice. Perdiéndome en sus hermosos ojos.

¿te gustaría salir hoy?

¿lo enviaré o no? ¡demonios!

Enviar... 

Listo, ya lo envié.

¿no tienes trabajo...?

Podría hacer una excepción... Aparte sólo hablaríamos de trabajo.

Me parece perfecto, pero yo pongo la hora y pasó por ti.

Me encontraba registrando algunos archivos en mi computadora cuando de repente mi celular comenzó a sonar.

Daniela Calle - apareció en la pantalla de mi celular, provocandome una gran sonrisa en la cara.

La verdad es que no entendía el por qué me había olvidado de que hoy saldría con Daniela, quizás fue porque tenia mucho trabajo que me centré más en eso.

Contesté.

¿hola? — pregunté tratando de no sonar muy emocionada.

¿lista para nuestra cita de hoy? — preguntó provocando un vuelco en mi corazón.

Cita...

¿cita? —pregunté entre confundida y temerosa.

sí, a nuestra cita para hablar de trabajo, claro — dijo con voz ronca pero divertida.

ah, sí... Lista — dije con una sonrisa.

—  bien, te espero a una cuadra de las oficinas...

¿cómo? ¿ya? — pregunté alarmada mirando la hora. 7:31 marcaba mi reloj de mano.

Ya era tarde.

Soltó una carcajada.

sí, ya — afirmó.

Minutos después me encontraba caminando directo hacia donde me había dicho Daniela, tratando de encontrarla mientras la luces de las calles alumbraban la oscura ciudad. Justo frente a un faro de luz se encontraba ella parada con un atuendo cómodo, unos jeans claros con rotos en las rodillas, unas zapatillas Gucci, un suéter un tanto grande de color blanco con líneas grises y por ultimo su bello rostro, llevaba un maquillaje sencillo, pero hermoso, con unos aretes un tanto largos sobre sus orejas y su peinado, uf, el peinado, media cola de caballo con la parte de abajo suelta y unos mechones de pelo saliendo sobre su rostro a los costados, marika, simplemente Arte. Me acerqué a ella aún embobada.

— madame — dijo abriendo la puerta de su Jeep amarillo. Con una sonrisa que en ese momento era imposible de borrar, me subí en el asiento de copiloto mientras ella cerraba la puerta y caminaba hacia el de piloto.

El transcurso del camino fue tranquilo, con música a muy bajo volumen de fondo, ya que como lo habíamos dicho las dos, solo seria una cita para hablar de trabajo, y eso era lo que estábamos haciendo, hablar de trabajo.

One shots. (caché) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora