— ya déjame en paz — dije por milésima vez en el día.— ¡¿Es muy difícil de entender!? ¡Yo te amo! — dijo mientras sostenía mis brazos.
Tenía que ser fuerte, por ella y por mí. Esto no podía seguir así.
— esto no puede seguir, ¡Tan solo mírate! Por mi culpa es que estás así.
— ¡Me vale! ¡No me importa estar así! Sólo quiero estar a tu lado...
— no Poché, no más... Yo ya no te amo...
Mentí. Mentí para protegerla de mí.
— ¿Qué? Anoche me dijiste lo contrario — su voz se comenzó a entrecortar.
Estaba totalmente segura de que se sentía rota, pero no más que yo.
— Daniela... Quiero que me mires a los ojos, quiero que me lo digas de nuevo mirándome a los ojos — agarró mi mentón y lo levantó obligándome a mirarla.
Mis lágrimas no se pudieron contener más. Dolía, dolía dejarla, ella era todo para mí, pero no sólo por mí su vida tendría ser un infierno.
— ¡Repítelo maldita sea! ¡Dime qué no me amas! ¡Hazlo de nuevo!
Con todas las fuerzas del mundo, trataba de impedir romperme. La miré a los ojos.
— no te amo más.
Ella me miró sorprendida y a la vez dolida, su cara estaba roja, al igual que llena de decepción y tristeza.
— ¿Sabías que mi vida era una mierda antes de que tú llegaras a ella? — se limpió las lágrimas y sorbió su nariz — y no me arrepiento de haberte encontrado, no me arrepiento de nada. Espero que encuentres a esa persona que te haga feliz y que sí puedas amar.
Se dió la vuelta y comenzó caminar perdiéndose de mi vista.
Me tiré al césped mojado, ya no me importaba si mojaba mis pantalones, lo único que me importaba era ella.
Lloré toda la noche, todo el transcurso hasta llegar a mí casa donde dos de mis tíos me esperaban.
— ¿Por qué lloras? ¿Tú novia te dejó? Espero que haya aprendido la lección...
— y tú también — dijo mi otro tío.
Pov Narrador.
Al otro día, las dos fueron a la escuela devastadas. Poché ni siquiera sé molestó en peinar su cabello y revisar si su playera iba al derecho. Y Calle parecía zombi.
La separación no había sido para nada buena. No podían ni con sus propias almas, ellas eran las que se complementaban.
¿Ahora que harán sin la otra?
— Pochesita, te invito a mi fiesta, espero que esta vez sí vayas — dijo Salvador, el chico popular de la escuela quién la molestaba desde el primer día — ah, y por cierto te ves fatal... ¿Acaso traes la playera al revés?
Poché ignoró lo de la playera pero sí consideró lo de la fiesta, tenía que ir a esa fiesta, tenía que olvidarse de ella o no podría vivir más, necesitaba alcoholizarse, envenenarse para olvidar todo, aunque sea por una noche.
— ahí estaré... — susurró.
Llegó a la fiesta un ambiente muy bueno al principio para ella. Pero todo se descontrolo cuando recordó la noche de ayer. Sin pensarlo le quitó el vaso a un chico y tomó su contenido de un solo trago, sintió el alcohol corriendo y picando por su garganta, pero eso no le bastó, se acercó a la barra y comenzó a tomar, más, y más, y más hasta que al otro día no se acordara de lo que pasó.
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One shots. (caché)
NezařaditelnéPuede haber muchas formas de encontrar el amor, de vivirlo, de experimentarlo, de odiarlo, de anhelarlo, en fin, muchas más, pero al final de todo siempre llegas con la persona que te hizo sentir el amor de una manera única y especial, como nunca an...