Me separé de ella, sosteniendo sus mejillas y mirando sus hermosos ojos color avellana quienes estaban cristalizados.- no amor, no llores - dije yo también con los ojos rojos.
- señorita, ya tiene que subir, el avión está apunto de despegar... - comenzó a decir la persona que recogía los pasajes.
Daniela me miró de nuevo y con los ojos cristalizados. Me tomó de las mejillas y dejó un pequeño beso en mis labios.
- mi carrera depende de este vuelo. Tengo que irme, pero cuando arregle todo te prometo que volveré, por favor no me olvides de nuevo, te amo - dijo esto ultimo besando mis labios, haciendo que yo también la besara, como si después de tanto tiempo no lo hubiéramos hecho y como si fuera la ultima vez que nos besamos.
Solté su mano de una manera muy lenta, deseando que esto nunca hubiera pasado, mirándo como ella caminaba alejándose de mí, para después desaparecer. Haciendo que gruesas lágrimas cayeran de mis mejillas.
- ¡TAL VEZ, PUDE HABERLO HECHO MEJOR, POR QUÉ TE VAS! ¡POR QUÉ YE VAS! ¡NO SÉ, SI ESTO ALGUNA VEZ FUE AMOR, POR QUÉ PUTAS MADRES TE VAS! - grité golpeando el volante, de tanta rabia, tristeza e impotencia por haber sido un maldita estúpida y dejarla ir... - ¡AAHHHH! ¡ESTÚPIDA! ¡POR QUÉ TE VAS! - la canción me había llegado, y demasiado.
Bajé del coche, sorbiendo mi nariz y pateando todo lo que se atravesaba en mi camino.
- ¿Poché? ¿Qué demonios te pasa? - dijo Vale una vez entré el apartamento.
- Vale... Se fue... No pude detenerla, ¡Se fueeeeee! ¡Ahhhh! - dije volviendo a llorar.
Vale lo único que hizo fue abrazarme, lo único que me hacía falta. Y después le platiqué todo lo que había pasado.
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- ¡Poché! ¡Ve al súper! - gritó mi papá.
- ¡No quiero! - grité bajo las cobijas.
- o te levantas, o te levanto - dijo con el ceño fruncido asomándose por la puerta.
- inténtalo... -, grave error haber dicho eso.
Con cara picara se tiró encima de mi comenzando a hacerme cosquillas.
- ¡Ahhhhhh! ¡Para! ¡Papaaaaaaaaa! - comencé a gritar mientras reía.
Si bien era una chica de 24 años, mi papá aún me trataba como una bebé.
- ¡PLANCHITA! - ahora gritó Vale corriendo hacia nosotros haciendo que los dos quedarán en una gran montaña encima de mi aplastando mi pequeño cuerpecito.
- ¡AAHHHH!
Después de esa batalla medieval me tuve que bañar para salir de compras.
- ¡Así que beibi vente conmigo, vente conmigo! - grité mientras manejaba hacia el supermercado, sí hace unas semanas me encontraba llorando cantando POR QUÉ TE VAS de Ventino pues ahora me encuentro la mitad de feliz cantando Vente conmigo. Su ausencia aún duele.
- ohhh, las papitas nunca deben de faltar - dije mientras caminaba con el carrito hacia el pasillo de las papitas - ¿De limón o naturales? - me pregunté a mi misma.
- ¿Crees que estas engorden? - preguntó una voz a mi lado, confundida miré a la persona que iba vestida demasiado extraña, con un sombrero y gafas impidiendome ver su rostro - es que aquí dice baja en grasas, pero la verdad no le creo mucho - me tendió la bolsa de palomitas.
Al momento de tomar las palomitas y miré su mano.
Flashback.
- te tengo una sorpresa... - dije con voz tierna.
- ¡Amor! Déjame ver - dijo intentando quitarse la venda que tenía en los ojos.
- ¡No, bebé! ¡No seas tramposa! - dije acomodándome en el asiento de piloto. Me acerqué a su rostro y besé su frente, para después bajar a sus labios - dame tu mano.
Con un puchero me tendió la mano, donde pude colocar un anillo de promesa entre sus dedos.
- sé que no es de compromiso, pero es la promesa de que algún día te daré el que nos unirá para toda la vida.
Se quitó la venda y miró su mano sorprendida para después mirarme a mí con los ojos llenos de lágrimas.
El anillo era hermoso y sabia que le gustaría.
Se abalanzó contra mí para comerme la boca - es hermoso - susurró cerca de mis labios para después continuar con el beso que nos llevó a otra cosa. En el coche jsjsjs.
Fin del flashback.
El anillo que tenía en un dedo de la mano de la persona que me había tendido las palomitas era el mismo anillo que yo le había dado a Daniela.
Sorprendida y con ansías dejé caer las palomitas y sin su consentimiento le quité el sombrero y después las gafas, dejándome ver su hermoso rostro.
Emocionada y con lágrimas amenazando con salir de mis ojos me abalance a ella enganchado mis piernas a su cintura haciendo que ella me abrazara y así terminar en un beso demasiado necesitado.
- te dije que volvería - dijo cerca de mis labios dejando pequeños besos en la comisura de estos.
Después de ese día yo volví a ser feliz, regresamos a nuestro departamento y estaba totalmente segura de lo que estaba apunto de hacer.
Hoy íbamos a ir a cine, pero no a cualquier cine, tenía una sorpresa para ella que sabia que le iba a encantar.
Entramos a la sala del cine agarradas de la mano, íbamos a ver una película de princesas de Disney, según nueva, ya que ella no tenía conocimiento de cuál era. Nos sentamos en primera fila y nos dedicamos a ver una película.
La película estaba apunto de terminar, pero lo sorprendente de la historia era que se trataba sobre dos princesas que se habían enamorado.
Las dos princesas se encontraban en un barquito cerca a la orilla del lago, había animales rodeando todo, así como en la sirenita. Y de repente una princesa se notaba nerviosa y sacó una cajita roja de terciopelo, Daniela me miró emocionada para volver a fijar su mirada a la pantalla, de verdad está mujer me tenia loca.
- Cindy, sé que somos dos chicas, pero eso no importa, porque mi amor por ti es más fuerte que lo que podría decir la gente - Calle chilló a mi lado - como el amor que le tiene esa chica peli azul a la castaña - Julieta nos miró y lanzó hacia mí la cajita de terciopelo rojo, simule que la atrapaba y me levanté de mi asiento.
Calle me miraba confundida, pero a la vez emocionada, las luces se prendieron y me hinque hacia ella, abriendo la cajita de terciopelo.
- ¿Recuerdas la vez que te di un anillo de promesa diciendo que algún día también tendrias el otro? - pregunté con la voz entrecortada, ella asintió con algunas lágrimas saliendo de sus ojos - pues mi amor, este es el día... ¿Quieres ser mi princesa?
Sabía que se había quedado sin palabras, pero asintió haciendo que hoy fuera el mejor día de mi vida hasta ahora.
- obvio que sí -, dijo acercándose a mí, para que pudiera ponerle el anillo y después abrazarnos.
Los aplausos y los gritillos de alegría se comenzaron a escuchar en la sala, haciendo que se separa de mí y mirara a las personas que estaban allí, eran nuestros amigos y familia.
- no tienes idea de cuánto te amo - tomó mis mejillas y me besó.
FIN
Ay, que bello.
∆
Arrivederci -
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One shots. (caché)
RandomPuede haber muchas formas de encontrar el amor, de vivirlo, de experimentarlo, de odiarlo, de anhelarlo, en fin, muchas más, pero al final de todo siempre llegas con la persona que te hizo sentir el amor de una manera única y especial, como nunca an...