☽ Capítulo 14 ☾

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Ouran, Lya, Nate y Kuro aún están sentados en una cafetería cercana al templo

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Ouran, Lya, Nate y Kuro aún están sentados en una cafetería cercana al templo. Se levantan de inmediato cuando nos ven aparecer desde el ventanal contiguo a su mesa. Ya deben de haber acabado de desayunar, pero el clima no es precisamente grato como para esperar al aire libre.

Antes de partir en busca de Seth decidimos buscar alguna posada decente para que mis amigos se duchen y descansen, pero una vez hallamos una apta y pagamos las habitaciones, ellos lanzan su equipaje dentro y vuelven a pegarse a nosotros como goma de mascar a la suela del zapato. No es que no me lo esperara, sabía de antemano que no me dejarían ni a sol ni a sombra, pero Moon se ve evidentemente molesto por tener que cargar con cuatro críos en lugar de uno.

—Ustedes se quedan aquí —gruñe. Todos los lycans presentes en la recepción de la posada nos monitorean inquietos, especialmente a los dos alfas. No solo somos forasteros, sino que Moon y Ouran van armados con la espada gigante y el carcaj con arco respectivamente.

Lyanna finiquita al alfa con la mirada, no hay mucha diferencia entre ella y un gato con el lomo arqueado y erizado.

—No —espeta, su timbre insurgente y recio.

Nate no se atreve a replicar, pero se ha colgado de mi brazo como garrapata.

—Ni hablar, yo quiero ver calvos. Aún no veo ninguno —dice con absoluta indignación Kuro.

—Chicos, puede ser peligroso. Será mejor que se queden aquí, de lo contrario podrían distraernos —les advierto, aunque ni siquiera me siento digno de decir tal cosa. Que yo sepa, mi papel de lastre no ha cambiado en lo absoluto.

—No nos hagan perder el tiempo, niñatos. Hazel, vamos.

Sigo a Moon y a Ouran —que ha estado particularmente callado desde que llegamos— y salimos del vestíbulo. A mis espaldas percibo la presencia de mis amigos, es obvio que no izarán la bandera blanca tan fácilmente.

—Hey... —Haré un nuevo intento de convencerlos, pero Moon me indica con un gesto desdeñoso que les deje hacer lo que quieran.

—Si los matan será su responsabilidad —dice con liviandad.

Mi rostro se contrae. Estoy preocupado por ellos, y por Seth, y por todo en general. Nikerym es muy vistosa y la ciudad está atiborrada de tiendas interesantes, pero mis ojos solo se aferran a la nieve pálida que voy pisando y mi cabeza al pensamiento de un sino desalentador.

Escucho a Kuro quejándose por la ausencia de calvos, por haber sido estafado, por haber creído en un rumor estúpido, pero de repente su voz se acentúa emocionada.

—¡Un pelado! —grita, haciendo que todos nos giremos hacia donde sus ojos apuntan.

—¿Dónde? —inquiero. Los pocos lycans que andan caminando cerca tienen melena.

—¡Aquí!

Ahora todos seguimos la dirección de su mano... a su entrepierna. Oh, joder, debería haberlo sabido. Kuro estalla en risas, mofándose de los idiotas que caímos en su broma estúpida. Lya ya comenzó su monólogo de insultos, pero el más afectado parece ser Moon. Su semblante irritado me dice que jamás se perdonará haber caído en un chiste tan ridículo, y menos proveniente de un beta.

EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora