☽ Capítulo 2 ☾

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El viernes llega veloz e inminente y de la mañana a la noche solo parecen transcurrir un par de horas

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El viernes llega veloz e inminente y de la mañana a la noche solo parecen transcurrir un par de horas. Estoy pensando en no ir al esbat, en quedarme tranquilo en la comodidad de mi cuarto viendo alguna serie random mientras como palomitas de maíz, pero mis fantasías pierden toda esperanza de realización cuando Kuro me envía un mensaje avisándome que está afuera a mi espera.

Tengo que ir, lo sé. Eventualmente deberé devolver los anillos y hablar con Sophie, solo que, por ciertos motivos, no me siento preparado para hacerlo.

Uno de ellos es Raegar Wealdath, alias Moon.

Salgo del apartamento y bajo por las escaleras los tres pisos que me separan de la calle. Si tuviera cola, estoy seguro de que la llevaría entre las patas. Desde que Lya me llamó el miércoles para develarme la probable identidad de Moon, he estado acobardado como lobo maltratado, y en serio me cabrea, porque yo no soy un miedoso. Algo me da mala espina, además del hecho de no poder quitarme el anillo, por supuesto.

Seth siempre se mantuvo reservado en cuanto a todo lo relativo a su manada en Arvandor. Cuando Jack lo acogió en Durmista, Seth había estado vagando malherido durante días con solo quince años. Nunca reveló cómo había acabado en semejante situación ni por qué abandonó su manada, pero la expresión que se instauraba en su rostro cuando alguien tocaba el tema era fatídica.

Kuro me saluda animoso mientras me acomodo en el asiento del acompañante de su Ford Focus azul. Apesta a esos desodorantes de automóvil con forma de pino y a perfume importado. Mi compañero debería saber que los lycans no soportamos los perfumes porque nos joden bien el olfato, pero tengo la culpa por no advertirle, así que me lo guardo y me entretengo oyendo la canción de Blur que suena por las bocinas.

-Hazel... ¿Qué demonios haces con sudadera? ¡¿Y bermudas?!

-Agradece que me bañé. -Y es que solo lo hice para aplacar mi aroma con el de los jabones. Mientras menos apeste a feromonas, menos apetitoso me veré.

-Dime que al menos no traes chanclas.

-Me traigo las Converse.

-¡¿Las rojas?!

Me río por la expresión horrorizada de mi amigo. Él se ve genial con su camisa verde menta con motivo de palmeritas y con un pantalón caqui ajustado, y yo parezco un crío que va a juntarse a hacer pijamada con sus amigos.

No es mi intención lucir presentable esta noche.

-Joder, hermano... oye, ¿y qué con tu mano? La llevas al descubierto -señala.

-Me traje la venda... le conté a Lya, pero nadie más en la manada sabe. Mantén la boca cerrada.

-¿Le contaste? Pensé que no querías que lo supiera... ¿y ella qué te dijo?

-Bueno... le dio gracia.

Lya estuvo desternillándose de risa por diez minutos. Luego se preocupó y me dio un escarmiento por andar "jugueteando" con algo tan "importante" como el anillo de cortejo.

EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora