Mi rostro se encuentra ineluctablemente agriado por una extraña mezcla de inquietud y decepción. No solo apesta estar echando a los invitados borrachos que se ponen agresivos cuando el comino que les queda de consciencia les avisa que la diversión terminó, sino que también apesta ver la cara de "me las vas a pagar" de Zydian y de los omegas que se quedaron en el cuarto exprimiéndole las bolas. Pero lo que más apesta es no estar descansado sobre el maravillosamente sensual cuerpo de mi Arcano en este momento.
Arrastro de mala gana a los últimos beodos al portal de rejas que conforma la salida del castillo, intentando hacer oídos sordos a los insultos y a las risas estúpidas.
—¿Por qué caminas así? —me pregunta una omega con la lengua enredada. Tiene el cabello castaño como un nido de pájaros y el maquillaje corrido—. Te acaban de follar, ¿no es así? Aaaah yo conozco esa forma de caminar, no puedes engañarme...
Se tropieza y tengo que sujetarla del brazo para que no se parta la nariz en el suelo.
—Realmente no estás en condiciones de criticar mi forma de caminar —espeto. Aun así disimulo mi dolor de trasero y avanzó sin cojear a duras penas.
—Oooye, omega, ¿por qué nos están sacando? —quiere saber otra mujer, alfa, cruzándose de brazos con furia—. Ufff, hueles mucho a alfa... espera. ¿Ese no es el olor de Raegar? —Escruta mi cuello y luego mis labios, formando un círculo gigante con su boca—. Santo cielo...
—Roma, cierra la boca y obedece —la censura Zydian, que marcha cerca de nosotros custodiando a otro grupito como un perro pastor.
Roma resopla y a mí me da una punzada de dolor en la cabeza. Hostia. Ya no estoy ebrio —creo que sudé tanto hace un rato que ni una molécula de alcohol me quedó—, pero la resaca aparece paulatinamente para joderme la existencia. Moon insistió en que me quedara en el castillo y descansara, pero por muy tentador que suene hacerse una bolita bajo las sábanas y dormir, no quiero dejarlo solo con todo el trabajo. Una vez que el castillo se vacíe de invitados, Moon hará un sondeo completo, pondrá algunos sellos de equilibrio tanto en el interior como en el jardín y comprobará el estado de las barreras que circundan la ciudad. Como todos los miembros del gremio de magos asistieron a la fiesta —y por ende ahora están como una cuba—, él debe encargarse de todo. Me siento terriblemente mal por cómo acabó su cumpleaños, pero luego recuerdo que estuvo mojando su pene en mi trasero hasta recién y olvido mi compasión. Mi rostro comienza a arder antes de que pueda controlarlo y mis feromonas se alborotan.
—Ugh, deeeberías regresar con tu alfa, hueles fuerte —protesta la omega, aunque no hace nada para apartarse de mí.
—Joder, ya cállate. ¿Crees que me fascina cargar con borrachos?
La omega ríe y finalmente enmudece, cabeceando hasta que llegamos al portón.
Una vez acabamos la tarea de librarnos de los invitados, retorno al castillo para buscar a mis amigos. Zydian parte en sentido opuesto para ayudar a Moon, aunque dudo que pueda servir de mucho, ya que, por lo que tengo entendido, él no es un mago, ni un brujo. Mikaela y Corey, ambos pertenecientes al gremio, tuvieron que retirarse a pedido de Moon porque ni siquiera podían recitar un conjuro sin estallar a carcajadas. Yo quise ayudar, pero tampoco estaba en condiciones de usar magia y menos considerando que solo habíamos conectado un puñadito de veces. La inexperiencia y la borrachera pueden ser muy malos aliados, especialmente en lo que a la magia respecta.
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EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|
Fantasy《𝐀𝐁𝐑𝐀𝐊𝐀𝐃𝐀𝐁𝐑𝐀 #𝟏》 ❝𝕯𝖎𝖔𝖘 𝖍𝖆 𝖒𝖚𝖊𝖗𝖙𝖔❞... Y su raza está maldita. ¿El amor será suficiente para salvarlos de la extinción? Tres años han pasado desde que Hazel Lothen tomó la decisión de rehacer su vida, lejos de su manada y d...