«El pasado es siempre un prólogo de lo que está por venir.»
William ShakespeareLa puerta de mi apartamento vuelve a ser golpeada estrepitosamente, pero esta vez no se trata de un asesino o de un alfa incógnito dejándome propuestas de cortejo sádico en el pasillo, sino de Kuro, que impaciente insiste afanosamente para que lo deje pasar a las siete de la mañana del sábado.
Arrastro los pies hasta la entrada, medio trastabillando por el sopor que aún no me abandona, y abro con toda la modorra posible para exasperar a Kuro.
—¡¿Dónde está?! —grita y fisgonea por sobre mi hombro los interiores de mi apartamento, así como una suricata.
Ya presentía yo que tanta efusividad no podía tener que ver con las unidades que nos tocaba repasar hoy.
—Duerme —contesto con fiasco.
Esperaba una cara de decepción, pero en su lugar Kuro esboza una sonrisa y sus iris azul claro resplandecen.
—¡Le haré el desayuno!
Entra cual camión de carga y me atropella, por lo que doy un par de traspiés hacia atrás y luego fulmino con la mirada su espalda y su mochila. Lleva el cabello rubio ceniza cuidadosamente peinado y ropa casual en lugar de las camisetas viejas y los pantalones de chándal que suele usar para estudiar. Por un segundo siento un poco de lástima por él y por sus esfuerzos inútiles de verse como un buen candidato ante Lyanna.
La pereza me acompaña hasta la cocina donde mi amigo ya se encuentra revolviendo las alacenas en busca de ingredientes para un desayuno "conquistador". Voy a sentarme pero, cuando veo la caja negra sobre la mesa, un cosquilleo general espanta por completo mi modorra y me detiene en pleno acto.
Hago caso omiso de la absurda emoción que la estúpida caja me produce y la agarro solo con las yemas, como si quemara o fuese ponzoñosa, para llevarla lejos de mi vista. La guardo en el anaquel más alto de la última casilla de la alacena, esa que nunca utilizo, y solo entonces regreso a sentarme con nuestros libros y resúmenes ajenos que conseguimos de contrabando.
—¿Qué le gusta desayunar a la lobita? —indaga Kuro con la cabeza metida en el refrigerador. No me sorprende que ya utilice un mote como ese para referirse a Lyanna. Es demasiado confianzudo.
—Te dará una patada en el culo si te oye llamarla así —le advierto.
—No me digas que es cascarrabias como tú.
—Yo no soy cascarrabias —disiento ofendido.
Bueno, tal vez lo soy un poco.
Kuro tuerce el cuello para mirarme con sus cejas en dos puentes.
—Le gusta el cereal con yogurt de durazno —termino develando. No sé ni para qué le ayudo si después tendré que escuchar sus lloriqueos cuando sea rechazado.
ESTÁS LEYENDO
EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|
Fantasy《𝐀𝐁𝐑𝐀𝐊𝐀𝐃𝐀𝐁𝐑𝐀 #𝟏》 ❝𝕯𝖎𝖔𝖘 𝖍𝖆 𝖒𝖚𝖊𝖗𝖙𝖔❞... Y su raza está maldita. ¿El amor será suficiente para salvarlos de la extinción? Tres años han pasado desde que Hazel Lothen tomó la decisión de rehacer su vida, lejos de su manada y d...