☽ Capítulo 26 ☾

2.3K 387 123
                                    

La pijamada de omegas apesta

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La pijamada de omegas apesta. No solo porque a Kuro se le ocurrió contar cómo nuestra amistad se forjó luego del incidente de las "hemorroides", sino porque el único omega con el que podía llegar a congeniar no está, y porque el único alfa que me tiene el sistema neuronal colapsado de emociones no abandona mi mente. Aspirar una libra de cocaína me hubiera exaltado menos.

—Amigo, la próxima vez ponte un tampón.

—Vete al coño —le contesto a Corey mientras debato internamente si irme o esperar a Izuru un poco más. Dijo que tenía algo urgente que hacer, pero que solo tardaría unos minutos. Ya ha pasado media hora.

—¿Los omegas usan esas cosas de mujeres? —pregunta Kuro. Su sonrisa radiante tiene a la mitad de los omegas embobados, y con la mitad me refiero a Nathan y la dupla de idiotas conformada por Mikaela y Corey. Seras, Lyanna y yo tenemos demasiada mierda en la cabeza como para estar plenamente en el hic et nunc¹—. Quiero decir, las cosas femeninas que usan las mujeres humanas cuando les llega la regla.

Nathan se apresura para responder antes que los otros, colgándose del brazo de Kuro para mantener una proximidad territorial.

—En general a los omegas macho no nos hace falta... no tenemos la regla como las chicas humanas, y aunque sí sangramos unos días antes del celo, no es demasiado. A veces solo sabemos que nuestro celo llegará porque nuestro olor y apetito sexual se intensifican y... deseamos tener sexo —ronronea. Finge inocencia, pero está devorándose a Kuro con la mirada—. Pero hay circunstancias que pueden volverlo un dolor en el trasero... literalmente. El estrés, los quistes, desequilibrios hormonales, la abstinencia o no tener alfas cerca para aplacar la ansiedad sexual con sus feromonas...

—Y todo está relacionado en la mayor parte de los casos —mete bocado Mikaela, acercándose furtivamente a Kuro—. El instinto nos juega una mala pasada cuando no tenemos alfas que nos follen durante el celo. El estrés es lo de menos. Nos volvemos locos.

El suspiro seductor que suelta tras su última palabra cabrea a Nathan, quien sepulta a Kuro bajo un abrazo codicioso. Mi amigo ríe despreocupadamente, disfrutando de la atención y completamente ajeno a la pelea feromonal que se gesta en el aire. Debería advertirle que las disputas territoriales entre omegas son tan peligrosas como las de los alfas. Joder, si obtener unas cuantas mordidas y rasguños se consideraría una victoria.

—Iré a buscar a Izuru.

Me pongo de pie para escabullirme de la habitación, esquivando botellas de cerveza y bolsas de snacks. Nadie se molesta en detenerme, por lo que decido que tampoco se molestarán si no regreso.

Confío en que Kuro sabrá esquivar las dentelladas si las cosas se ponen feas.

Merodeo a la deriva por los interiores de la casa-complejo, inseguro en mis pasos y en mi vida en general. Todo era tan fácil cuando vivía entre los humanos, tan normal y simple que mis preocupaciones no iban más allá del próximo examen de la universidad o de terminar a tiempo un trabajo. Extraño la superficialidad mundana, y sin embargo nunca me sentí tan adecuado como cuando estoy al lado de Moon. Tal vez mi lugar en este mundo no existe, porque no se trata de un lugar, sino de una persona. Un lycan de alma insondable, brazos fuertes y una lengua demasiado entrenada en arrastrarme a la locura, de la buena y de la mala manera.

EXTINCTION【Libro I】|Disponible en físico|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora