《𝐀𝐁𝐑𝐀𝐊𝐀𝐃𝐀𝐁𝐑𝐀 #𝟏》
❝𝕯𝖎𝖔𝖘 𝖍𝖆 𝖒𝖚𝖊𝖗𝖙𝖔❞...
Y su raza está maldita. ¿El amor será suficiente para salvarlos de la extinción?
Tres años han pasado desde que Hazel Lothen tomó la decisión de rehacer su vida, lejos de su manada y d...
Aquí está el dibujo que les quise mostrar en el cap anterior pero que por alguna razón no se cargó 😂 fail
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Moon se ausentó durante casi una semana después del incidente de la "momia". A pesar de que no tuve noticias de él de manera directa, se las ingenió para hacerme saber que me vigilaba remotamente, enviándome a cinco personas para que se ocuparan de mantener mis días sobrecargados y mi cabeza bien lejos de las malas ideas.
El mismo día que casi me quedo sin mano y apenas una hora después de que Moon regresó con los vampiros, Zydian golpeó la puerta de mi cuarto. Cruzado de brazos con su típica expresión estoica y amarga, me informó que iba a ser el encargado de mi entrenamiento físico durante el tiempo que Moon estuviese ocupado. Así fue como mi "día libre" se fue al coño. Zydian decidió ponerle fin a la clase cuando la luna ya se encontraba bien arriba y mis energías bien abajo. El alfa regresó durante los días siguientes para endilgarme sentadillas y lagartijas sin compasión. También me enseñó algunos movimientos de pelea cuerpo a cuerpo, aunque no perseveró mucho en ello. Intuyo fue porque no le agrada demasiado la idea de tener "contacto cuerpo a cuerpo" conmigo luego de lo que le hice en la fiesta de Moon. Zydian desconfía de mí y tiene sus motivos.
Entre los míseros descansos del entrenamiento tuve clases —teóricas— de magia con una omega del gremio de magos, clases de meditación con una señora de tercera edad que tiene más flexibilidad que la sexualidad de Kuro y clases particulares con un profesor de la universidad, quién se encarga de orientarnos a Kuro y a mí sobre lo visto en clases —a las cuales no hemos estado asistiendo, yo por falta de tiempo y Kuro porque se la pasa holgazaneando y coqueteando con cualquiera que se le pase por enfrente.
El quinto lycan al que también se le encomendó la tarea de despistarme fue, para mi sorpresa, un psicoanalista. Puede que Moon haya estado husmeando en mi mente cuando el pensamiento de comenzar terapia se me presentó. ¿O tal vez tengo cara de requerir tratamiento? Sea esa la situación o no, el viejo omega no mostró signos de estar impresionado. No denotó ningún tipo de signo, en realidad. Si la ecuanimidad tuviese rostro, apuesto los mil millones de lycos que engordan la cuenta bancaria de Moon a que luciría como ese viejo. El tipo no emitió más comentarios que un saludo de cortesía y una escueta despedida cuando dio por finalizada la sesión. ¡Y yo que creía que nadie podía ser más frío que Zydian!
