Capítulo 4.- El juramento

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Los personajes de Bleach son de Tite Kubo.

Historia inspirada en la película mexicana “Negro es mi color” (1951)

Advertencia: Contiene OoC, AU.

EL AMOR NO TIENE COLOR.

CAPÍTULO CUATRO. — EL JURAMENTO.

La luna iluminaba con su brillo la oscura noche, y la fresca brisa del mar revoloteaba los negros cabellos de Rukia mientras subía al barco. Iba nerviosa, con el corazón acelerado, pero llena de dicha.

—Bienvenida. —sonrió Grimmjow dándole la mano para ayudarla a subir al barco. —Ellos son el capitán Szayel Aporro y Nnoitra. —dijo presentando a sus compañeros.

—Es un placer. —saludó Rukia con una sonrisa.

—El placer es de nosotros. —contestó Szayel  intercambiando miradas y sonrisas cómplices con Nnoitra.

—Te llevaré al camarote para que te prepares. —comentó Grimmjow tomando la maleta de Rukia y miró de reojo a sus amigos, los cuales dejaron de reír. —La boda se celebrará en cuanto estés lista. —le informó a Rukia.

Rukia siguió a Grimmjow hasta un pequeño camarote en la parte baja del barco. Pudo sentir levemente como el barco comenzó a moverse, señal de que ya habían zarpado. El camarote tenía una litera individual, una mesa con dos sillas y un pequeño buró de dos cajones, en la pared estaba colgado un pequeño espejo cuadrado. Había dos maletas acomodadas en una esquina.

―Comparto la habitación con ese imbécil de Ulquiorra. — mencionó él al ver que Rukia había centrado su atención en las maletas. —Pero por suerte hoy no estará aquí, así que tendremos el cuarto para nosotros solos. —dijo él, Rukia se ruborizó ante el comentario, pero afortunadamente para ella Grimmjow no lo notó pues estaba volteado acomodando su equipaje en un rincón. Despúes el muchacho salió del camarote para que pudiera alistarse.

Rukia se cambió el vestido que llevaba puesto por el de boda y se estaba peinando cuando alguien llamó a su puerta.

—Halibel. —pronunció con asombró al ver a la chica morena parada frente  a la puerta.

—¿Puedo pasar? —preguntó ella ante la falta de cortesía de Rukia.

—Sí, pasa. —dijo Rukia, no ocultando que su presencia no le era grata.

—Seré directa contigo. —comentó Halibel. —Vine a advertirte que no debes casarte con Grimmjow.

—¿Qué no me case con él? —preguntó enojada. ¿Cómo se atrevía esa chica a decirle con quien se debería o no casar?—Escúchame muy bien, porque sólo lo repetiré una vez. —le dijo seria. —No me importa lo que tú creas o sientas por Grimmjow, me voy a casar con él. ―declaró con firmeza. Él era el hombre de su vida y no estaba dispuesta a perderlo por ella.

―Entiende que no puedo permitirlo. ―expresó Halibel desesperada. Rukia la desafió con la mirada.—Él no es lo que crees. —dijo ella. Pero Rukia seguía mirándola duramente. —Aléjate de él, por favor. —su súplica causó sorpresa en Rukia. —él sólo…

—No quiero escuchar tus mentiras. —interrumpió Rukia. —Grimmjow ya me ha contado sobre ti, y sé muy bien de lo que eres capaz. —Rukia estaba dispuesta a defender su relación con Grimmjow y de eso se dio cuanta Halibel.

—Será como quieras entonces. —Dijo Halibel. —No digas que no te lo advertí. —dicho esto ella salió del camarote, pero mientras subía las escaleras se topó con Grimmjow.

El amor no tiene colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora