Capítulo 12.- Orihime Inoue

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Los personajes de Bleach son de Tite Kubo.

Historia inspirada en la película mexicana “Negro es mi color” (1951)

Advertencias: AU, contiene OoC.

EL AMOR NO TIENE COLOR.

CAPÍTULO DOCE.-  ORIHIME INOUE.

Mientras que los anfitriones y la mayoría de invitados disfrutaban de la fiesta, dos personas se encontraban en un balcón del salón conversando seriamente.

―Jushiro, ¿Estás seguro de tu decisión? ―preguntó angustiada la mujer de larga cabellera negra.

―Sí Retsu. ―respondió Ukitake. ―Es lo mejor.

―¿Lo mejor para quién?                    

―No lo hagas más difícil por favor. ―rogó Ukitake.

―No te preocupes. ―le dijo ella. ―Ya me conoces y no soy del tipo de mujer a la que le gusta rogar. ―pronunció seria. ―Simplemente me preocupa cómo va a tomar él la noticia.

―No te preocupes por él, ya es un hombre y ha madurado, seguramente lo entenderá. ―respondió Ukitake.

―Está bien, entonces encárgate del papeleo. ―pidió Unohana.

Ukitake vio con tristeza como ella se alejaba, pero estaba seguro que hacia lo correcto, luego él también caminó hacia su mesa.

IOIOIOIOIOIOIOIOIOIOIOIOIOIOIOI

Rukia e Ichigo habían bailado ya dos piezas y ahora se dirigían hacia uno de los balcones del salón, que  daba hacia el jardín. Se cruzaron primero con Unohana quien sólo los saludó cortésmente y siguió de largo y luego con Ukitake quien también hizo lo mismo.

―El doctor Ukitake y ella  se veían tristes. ―comentó Rukia preocupada por el doctor Ukitake, al que apreciaba.

―No es para menos. ―respondió Ichigo.

―¿A qué te refieres?

―Preferiría no hablar de eso ahora. ―comentó Ichigo. Rukia estuvo de acuerdo, sobre todo porque sentía que no eran cosas de su incumbencia.

Rukia se acercó al barandal y apoyando sus manos en él, se quedó  viendo la luna. Esta vez no le pareció tan llamativa como aquella noche en el barco. La nostalgia y el dolor se removieron en ella.

―¿En qué piensas? ―le preguntó Ichigo, viendo que su semblante se tornaba serio.

―No es nada. ―le contestó girando para verlo. ―Sólo es una tontería. ―dijo desviando la mirada y de nuevo se reprendió por pensar en Grimmjow. Pero sus pensamientos fueron interrumpidos cuando sintió una caricia en su mejilla. Ichigo no había podido resistirse a acariciarla al verla con su rostro triste.

―Rukia yo…―susurró Ichigo viendo sus labios rosados, los cuales le provocaban  un fuerte deseo de besarlos. Sin poder evitarlo lentamente fue bajando hasta ellos con intención de probarlos.

Rukia se imaginaba sus intenciones y decidió jugar con él un poco. Sus labios ya estaban a escasos centímetros de tocarse.

―Doctor Urahara. ―exclamó Rukia apartándose de Ichigo. Él aludido, que caminaba por ahí volteó a verla y la saludó con la mano y una sonrisa antes de acercarse a ella. Ichigo no pudo más que sonreír, quizá por saberse derrotado de nuevo por aquella chica.

―¡Hola, buenas noches! ―saludó alegremente el rubio.

―¿Puedo hablar con usted? ―preguntó Rukia, disimulando muy bien la satisfacción que tenía por haber dejado al doctor idiota, como le llamaba  a veces, con las ganas de besarla.

El amor no tiene colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora