El amor no tiene color

Capítulo 32.- La calma antes de la tormenta.

Los personajes de Bleach son de Tite Kubo.

Historia inspirada en la película mexicana "Negro es mi color" (1951)

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Suzzy98: Y aún queda más tensión.

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EL AMOR NO TIENE COLOR.

 

CAPÍTULO TREINTA Y DOS.- LA CALMA ANTES DE LA TORMENTA.

Un silencio sepulcral reinó en la habitación, hubo un rápido intercambio de miradas entre las cuatro personas que estaban de pie. Cada una podía escuchar el fuerte palpitar de su corazón a causa del mismo sentimiento: miedo, miedo a que todo se descubriera y a las reacciones que pudieran surgir.

—Buenas noches. —Byakuya fue el primero en salir del asombro. —No pensé encontrarte aquí. —le preguntó a Rukia. —No sabía que conocías a la paciente. —dijo para tantear la situación, pues de sobra sabía porque estaba ahí.

Rukia no sabía que contestar, ella quería que Ichigo fuera el primero en enterarse de los lazos que la unían a Momo y Yoruichi, pero no deseaba negar a su mamá y su mejor amiga delante de Byakuya y Urahara.

—Ella...

—Yo le pedí que viniera. —intervino Yoruichi, su respuesta hizo que los demás se tensaran. —Creo que  a Momo le hace bien tener compañía de una chica de su edad, además ella le recuerda a una amiga.

Todos la miraron con confusión, especialmente Rukia, pero enseguida comprendió que su mamá le estaba dando tiempo para hablar con Ichigo.

Lo que desconocía era que Yoruichi tenía dobles intenciones pues no sólo lo hizo por Rukia, sino también por ella, porque ese no era el momento ni el lugar de revelarle a él que estaba frente a su hija.

Byakuya y Urahara lo supieron entonces, ella no tenía intenciones de revelar la verdad y por el momento a ellos les convenía.

—¿Y ustedes que hacen aquí?, creo que ya es muy tarde para una visita de doctor. —les dijo a los médicos.

—Sólo queríamos avisarles que ya tenemos la fecha programada para la intervención, será en tres días. —dijo Urahara.

—¿Tan pronto? —preguntó Momo angustiada.

—Sí, es mejor no dejar pasar mucho tiempo. —respondió Byakuya. —Pero no se preocupe que estará bien, yo la operaré. —dijo con un aire de orgullo. —Rukia, ¿te gustaría asistirme en la operación? —le preguntó a la chica de ojos violetas, sabía que le alegraría hacerlo.

—¿Yo? ¿En serio? —preguntó sorprendida.

—Sí. —respondió Byakuya. —Claro que antes te tengo que enseñar algunas cosas. ¿Aceptas?

—Sí. —dijo Rukia mientras se acercaba a Byakuya. —Gracias. —dijo sonriente y lo abrazó efusivamente pues estaba tan contenta de poder serle de utilidad.

Byakuya al principio se sorprendió por el inesperado abrazo, pero después lo correspondió y esbozó una pequeña sonrisa.