Capítulo 17.- Tristeza y reconciliación.

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Los personajes de Bleach son de Tite Kubo.

Historia inspirada en la película mexicana “Negro es mi color” (1951)

Adevertencias: Contiene OoC.

EL AMOR NO TIENE COLOR.

 

CAPÍTULO DIECISIETE.- TRISTEZA Y RECONCILIACION.

Ichigo estaba en el cuarto de doctores, sentado en el sofá y revolviéndose el cabello. Ya había terminado su turno pero estaba esperando a que se le ocurriera algo para arreglar las cosas con Rukia.

―¡Pero que idiota soy! ―exclamó con rabia. Estaba enojado consigo mismo porque por haber metido a Rukia en problemas ahora ya no lo quería ver.

―¿Y apenas te das cuenta? ―preguntó con burla Kaien parado en el marco de la puerta. Ichigo estaba tan distraído que no escuchó cuando su primo abrió la puerta.

―No estoy para tus jueguitos. ―le contestó Ichigo. De pronto se puso de pie de un salto y volteó hacia el chico de ojos verdes. ―Y ahora sí, explícame que hacías abrazando a Rukia. ―le exigió molesto.

―Sólo estábamos arreglando nuestra relación. ―sonrió Kaien, Ichigo contuvo la respiración por un momento. Kaien disfrutaba ponerlo tenso. ―Ahora formalmente somos amigos. ―Tampoco lo iba a engañar.

El de cabello naranja suspiró aliviado, por un momento se había asustado. Kaien entró a la habitación y cerró la puerta.

―¿No me digas que me tienes envidia porque la abracé? ―Kaien no pudo evitar jactarse, pues estaba seguro de que Ichigo era tímido con las mujeres.

―(“Si supieras que la besé… y dos veces”) ―pensaba Ichigo con burla, pero no le dijo nada porque no quería arriesgarse a que Rukia se enojara más con él y sobre todo porque era un caballero. ―Por cierto ¿Dónde está Rukia? ―le preguntó.

―Pues ella ya se fue. ―respondió Kaien rascándose la cabeza.

.

.

Rukia llegó furiosa al consultorio de Kaien, tanto que azotó la puerta al cerrar.

―Sirena ¿Qué tienes? ¿Por qué estás tan enojada? ―preguntó preocupado. ―¿Te ha hecho algo Ichigo? ―Si era así se olvidaría de que era su primo y le daría una buena golpiza.

―No me hables de ese… tonto. ―dijo con furia y se dejó caer en el silla. Kaien se puso de pie y caminó hasta ella.

En eso la puerta de su consultorio se abrió de golpe y por ella entró  Urahara con cara de preocupación.

―Rukia ¿Estás bien? ―le preguntó poniéndose frente a ella y empujando a Kaien a un lado.

―Sí. ―respondió poniéndose de pie, extrañada de la conducta del director del hospital.

―Me enteré de lo que pasó, debes de estar muy estresada. ―comentó Urahara colocando sus manos sobre los hombros de la doctora.

―No…no mucho. ―contestó Rukia, más que estresada estaba furiosa con el chico de ojos miel.

―No lo niegues. ―le dijo con una sonrisa. ―será mejor que vayas a descansar. ―indicó sacando un papel de uno de sus bolsillos.

―¿Qué es esto? ―preguntó Rukia cuando Urahara leentregó  el papel.

El amor no tiene colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora