Capítulo 15.-Kaien Shiba

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Los personajes de Bleach son de Tite Kubo.

Historia inspirada en la película mexicana “Negro es mi color” (1951)

 

EL AMOR NO TIENE COLOR.

 

CAPÍTULO QUINCE.- KAIEN SHIBA.

Eran cuarto para las seis cuando sus ojos verdes se abrieron sin necesidad del despertador, se estiro un poco sobre la cama y después se levantó con un inusual presentimiento, algo que le decía que iba a ser un buen día. Mientras se revolvía su cabello azabache se acercó a la ventana para abrirla y respirar aire fresco. Como vivía en el sexto piso del edificio, desde su ventana se podía ver la playa, que ese día lucia muy bella.

―Creo que es una buena mañana para ir a la playa. ―dijo Kaien mientras se estiraba frente a la ventana.

A él, desde pequeño,  le encantaba el agua, siempre que podía iba a relajarse al río o al mar. Después de bañarse y de vestirse salió del edificio rumbo a la playa.

Cuando llegó a la playa, se quitó la playera y el pantalón deportivo y se quedó en shorts, estaba encuclillado guardando su ropa en la maleta, cuando percibió un aroma muy agradable, al levantar la vista vio a una joven que caminaba descalza a unos pasos de él, de cabello corto y piel blanca. Le llamó tanto la atención que dejó sus cosas ahí y la siguió a una distancia considerable.

Luego vio como ella caminaba metida en el mar, y cuando ella volteó a ver a las gaviotas que andaban ahí, pudo ver que tenía unos hermosos ojos violetas, y con la acción del sol y del viento toda ella ofrecía un maravilloso espectáculo. Inmediatamente quedó prendado de ella.

En ese momento recordó las historias que su abuelo solía contarle cuando era niño, aquellas que hablaban de míticos personajes que cautivaban a los marinos con su belleza y voz. Sí, era un hecho que ella lo había cautivado, por eso el nombre de Sirena le quedaba bien.

Luego vio que subía al mirador, así que decidió seguirla para hablarle. Cuando llegó ahí, ella estaba recargada al mirador sonriendo, era una sonrisa tan dulce, pero vio como enseguida la borró de su rostro. Estaba pensando en cuál sería la causa de su enojo cuando un grito se escuchó.

Al parecer su bolso se había caído al mar, por su cara deducía que era importante para ella, así que él se la regresaría.

― ¡Yo te la traeré! ―le dijo a sus espaldas.

Cuando ella se giró pudo verla más detalladamente, se mostraba seria y desconfiada, pero eso no aminoraba su belleza.

―Está bien, no importa. ―le dijo seria, pero él no le hizo caso, así que se lanzó al mar para buscar ese bolso. Después de buscarla por varios minutos, por fin la encontró y salió a la superficie, luego subió de nuevo al mirador para entregarle la bolsa.

Aunque intentó hablar más con ella, ella se mostró muy seria y arisca, tanto que ni siquiera le dio la mano, pero eso no disminuyó su interés por ella, pensó que quizá ella había pasado por una mala situación, pues le había comentado que había perdido su sonrisa hace tiempo, por lo que se propuso ayudarla, estar con ella y lograr que volviera a sonreír y a confiar en los demás.

―Yo te devolveré la sonrisa Rukia. ―dijo Kaien mientras veía marcharse a la pequeña chica que le robó el corazón. No descansaría hasta encontrarla de nuevo.

Y  por muchos días, todas las mañanas iba a esa playa para ver si se la encontraba de nuevo, pero no tuvo éxito.

Aun así siguió pensando en ella, algunos doctores ya le empezaban a hacer burla porque a veces, al recordarla, se sonreía solo o se quedaba muy pensativo. Ese  viernes era uno de esos días, ya había terminado su turno y junto a dos de sus amigos estaba esperando el elevador para bajar al primer piso. Pero en ese momento recordó a Rukia sonriendo y no pudo evitar sonreír.

El amor no tiene colorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora