Un pequeño ojiverde de 6 años juega tranquilo en un parque cercano al departamento donde habitaba con su madre, su padre nunca estuvo presente es su vida, eso no evito que su madre que era una beta le diera todo el amor que una criatura se merecía, ella era una asistente en la gran empresa de los Bakugou considerados como los más adinerados de Japón.
A Izuku le gusta jugar en los columpio la sensación de libertad que sentía con el aire tocando sus mejilla era la mejor experiencia de su vida al menos eso creía, un tarde como cualquier otra donde su madre lo cuidada desde una banca mientras él se divertía un grupito de niños un poco más grandes lo comenzaron a molestar a pesar de que otros tipos de juegos estaban disponibles alegaron que ellos quería el que él estaba usando, al no querer ceder lo arrojaron haciendo con el impacto su rodilla sangrara, con las lágrimas en sus ojos.
Un niño de mal carácter miró la escena, ese día tenía que ir a su clases de idioma como todas las tardes pero su maestro tuvo un percance y cancelo la clase, era su vida desde que puede recordar estar en el mejor colegio, tenía tutores particulares no era nada de extrañar al ser el futuro heredero de la familia más poderosa se esperar una preparación extraordinaria, no sabía de juegos con niños de su edad porque no lo creía importante para ser el número uno como se lo repetían todos a su alrededor.
Algo cambio en él al momento de mirar a cierto niño jugando con una sonrisa tan pura e inocente que fue capaz de cautivar su atención, para un infante de esa edad no tiene palabras para explicar la sensación de paz y tranquilidad que le dio un pequeño desconocido.
-Miren como llora es un tonto- con esas palabras aquellos niños seguían sus burlas crueles contra un niño de ojos esmeraldas.
-Yo no les hice nada porque me lástima- Izuku no podía para su llanto ante las risas que escuchaba mientras su rodilla ardía más era suficiente para querer correr, pero sus pies no se movían del miedo.
-Que hacen malditos extras- furia... sería poco para describir la cara de un rubio llegando hasta los niños.
-Eso no es tu problema, lárgate de aquí mocos- musito uno de los niños al pareces era el líder del grupo era grande y los demás estaban detrás de él riendo.
Sin avisa alguno cerro sus puños le dio en el ojo izquierdo al más grande de ellos, al momento el niño cayó al suelo soltando un fuerte llanto los otros compañeros al ver esto salieron corriendo asustado, no querían ser los siguientes la lista negra de aquel rubio.
Cuando todos se fueron quedaron solo un niño de ojos verdes mirando fijamente a unos ojos rojos, los dos siendo tan pequeños se percataron que esos sentimientos no eran normal, parecía que se conocieran de toda la vida y no solo de esta vida si no que sus almas se reconocieron, las miradas intercambiaron duraron un par de minutos parecieran una eternidad algo dentro de ellos gritaba de emoción, cada parte de sus cuerpos eran recorridos por una electricidad indescriptible.
A todos los niños alguna vez les contaron sobre las almas gemelas, destinados por la naturaleza a ser uno vida tras vida, pero no eran más que cuentos para dormir....
Al menos eso creían hasta este momento, cuando el reloj no avanzo más, al ser tan pequeño fue mucho para procesar solo sabía que tenían que estar juntos para el resto de su vida no había otra solución a su necesidad de amarse para siempre, que lindo hubiera sido eso, pero la vida les tenía preparadas pruebas duras, nada fáciles de supera, ni siquiera imaginaron lo duro que tendrán que luchar para cumplir lo que su corazón les dictaba en ese momento estar juntos y nunca separarse.
-Estas bien niño - Después de controlar su corazón un ojirojo pregunto al pequeño.
-si..ii lo estoy- No podía hablar bien, el dolor ya no le importaba tanto ahora su cuerpo temblaba de emoción sus mejillas llenas de pecas estaba rojas.
-¿Puedes levantarte? - Pregunto para después tomarlo de la mano y ayudarlo a ponerse de pie.
En aquel parque lleno de jardines y juegos infantiles dos almas destinadas pasaron la tarde juntos, fue tanta la emoción que ni siquiera se preguntaron sus nombres solo se dedicarán a reí con tanta confianza que cualquier que lo viera pensaría que de hermanos se tratarán.
-Amor vamos ya es hora- Se escucho una peliverde hablándole a su hijo.
-Mi mamá me está llamando me tengo que ir, nos podemos ver mañana yo siempre vengo a este parque saliendo de la escuela, quiero jugar contigo mañana- Con una sonrisa unos ojos verdes miraron al chico gruñón.
-Si mañana le voy a decir a mi chófer que me traiga, para verte niño llorón- No podría estar más feliz, buscaría la manera de convencer a sus padres de dejaron ir cada tarde.
Ese día fue porque su chófer le rogó que bajará al parque, su día solo pasaba estudiando era un niño sumamente inteligente, no tenía diversión en su vida si no hubiera sido por eso nunca pasaría algún sitio de este tipo.
De camino a casa Izuku le contó a su madre sobre su nuevo amigo, que era su héroe número 1 sus mejillas se pintaron de rojo al recordar como lo tomo de las manos, eso fue algo que no le contó a su madre.
-¿Cómo se llama tu amigo? - Miró a su pequeño hijo el cual se quedó pensativo.
- No lo sé, no le pregunté su nombre - Con una cara de inocencia respondió.
Esa noche cenaron juntos madre e hijo como de costumbre le preparo su cena favorita a su retoño, terminando los alimentos el teléfono sonó, la madre apresura contesto, tenía una cara de preocupación que el pequeño pudo notar.
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Al día siguiente un rubio muy feliz convención a su chófer de llegar al parque otra vez, lo llevo con gusto al fin el niño sería un niño.
Espero un buen rato, pero el pecoso nunca llego ni ese día ni el siguiente, ni el siguiente, así pasaron la semana de primero iba al parque todos los días.
Con el tiempo iba una o dos veces a la semana al llegar el año de su encuentra las idas al parque pararon, se dedicó a sus estudios volvió a ser aquel niño solitario, jamás supo que le paso a su amigo llegó a imaginar tantas cosas, solo era un pequeño y ni siquiera sabía cómo se llama ni donde vivía.
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NUESTRO DESTINO
FantasíaUn día tu mundo cambia de la noche a la mañana eso es algo que Izuku un omega conoce muy bien. Un peliverde de 16 años, estudiante de la mejor preparatoria del país tenia un futuro asegurando bueno al menos eso creía, hasta que un fin de semana yend...