Capítulo 7

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Una mañana fresca, el chico mal criado ya había regresado a su casa, cuando llegó lo hizo en silencios, caminó por los pasillos hasta llegar a su cuarto, se acostó en su cama mirando al techo ya era más del mes desde que la vida le puso una prueba enorme la cual sabía que no había pasado.

Sus padres no lo buscaron sabía bien que su hijo solía desaparecer cuando algo no le parecía, Mitsuki mandó a vigilar de cercas a su demonio de esa forma se entero que estaba recluido en su departamento, esto tranquilizó a la Alfa.

Por su parte Masaru al ver el semblante de su pequeño, noto algo distinto en él, ya no era el mismo su instinto de padre le decía que este no era el Katsuki que salió furioso de su hogar hace un par de semanas, no sería fácil averiguar que pasó para eso ocupaba tiempo y buscar la forma de lograr abrir a su hijo, con la actitud del alfa cualquier cosa podía suceder de un momento a otro se alteraba y lo menos que quería era alejaron de nuevo.

Le llevo algo de comer, solo era un pretexto para acercarse un poco, le preocupaba mucho la situación.

-Hijo ¿puedo pasar?- preguntó tocando la puerta de madera en la habitación.

- Adelante- Contestó desanimado El alfa rubio.

Abrió la puerta entró y dejó la bandeja en la mesa de noche a un lado de la cama, miró a Katsuki acostado encima de su enorme cama - ¿Quieres qué hablemos?- se sentó junto a él mientras acariciaba su cabeza.

- Soy un asco padre... no merezco que seas bueno conmigo- respondió mientras sus ojos se mojaban amenazado con soltar el llanto en cualquier momento.

- No digas eso, tú eres una gran persona- lo abrazó.

- No lo soy... solo soy un idiota más... no quiero sentirme de esta forma.- apretó más a su padre no quería soltarlo.

- ¿ Cómo te puedo ayudar, dime y lo haré?- le dolía ver a su cachorro de esta forma, él lo había cargado en su vientre lo amaba tanto, estaba acostumbrado a su personalidad fuerte nada raro para él pues su esposa era igual, así era su familia y daría lo que fuera por ese para de alfas mal humorados.

- Eso es el problema, cometí una pendejada que no tienen remedio- no quería llorar pero sabía que no aguantaría mucho.

- Todo tiene arregló, solo es cuestión de buscarlo, en ocasiones no es tan obvio pero siempre se puede hacer algo.- sus palabras trataban de dar aliento a su explosivo alfa.

- No creo poder hacer mucho... ya no se puede cambiar nada.- estaba perdido no sabía que pasaría después.– ¿Aquí esta mi madre?- pregunto algo apagado.

- Si hijo esta en el despacho, esta tan preocupada por ti como yo y decidió trabajar desde casa- le contestó rápido.

- Gracias de verdad no los merezco- el rubio era otro, esas palabras no están en su vocabulario, los insultos era lo que acostumbraban a escuchar salir de su boca.

Ya era de tarde, Katsuki bajo en busca de su madre, ella se encontraba checando unos documentos, traía un traje rojo de dos piezas y unos lentes para leer se miraba sofisticada como siempre, la puerta del estudio se abrió dejando ver un alfa cabizbajo.

- Buenas tardes Madre- musito el chico.

- ¿Quién eres tú?....- se quito los lentes - ¿Dónde esta mi hijo?- pregunto algo sería.

Katsuki se sonrió un poco ante la broma de Mitsuki. - Quiero pedirte algo- suspiró un poco.

- Dime que necesitas- lo miró fijamente.

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