Capítulo 36

960 94 36
                                    



El silencio reinaba en aquella habitación desordenada por la intensa actividad de la noche, no era temprano el sol los había iluminado unas horas atrás, los destinado no se preocuparon por levantarse, ni hacer sus actividades cotidianas, un día solo ellos eso querían, pero la ansiedad por comer fue lo que los hizo ponerse de pie.

Katsuki abrió los ojos para ver unos rizos verdes recostados en su pecho, una sonrisa se formó en su rosto, extrañaba despertar a su lado, lo movió un poco para liberarse de los abrazos de pecoso.

-No- decía un omega algo perezoso, no quería separarse de su esposo gruñón.

El alfa beso su frente -Ya es hora, debes de comer algo casi en medio día- no hizo caso a los pucheros tan tiernos del peliverde, no quería mal pasarlo, si fuera por él pasaría todo el día en la cama, pero tenía que cuidar la salud de su amado esposo como la de su cachorrito, solo se puso un pijama de la parte de abajo, con el pecho descubierto se dirigió a la cocina para preparar algo nutritivo, tenía que recuperar fuerzas.

El aroma de la comida fue lo que provoco al pecoso a salir de la cama, su marido preparaba la mejor comida, se acomodó en un banco junto a la barra, mirando atento como removía la comida de un lado a otro en el salten su alfa -huele muy bien- se sonrojo al ver la espalda desnuda del rubio, marcados por las uñas del omega, el pecoso también tenía marcas por todo su cuerpo que el alfa dejo, no se contuvo en ningún momento.

El rubio se giró para ver el rostro de su esposo -Ya casi esta ¿quieres comer aquí o en la mesa? - pregunto calmado.

-Aquí está bien- estaba cómodo en aquel lugar, no quería mover.

Bakugo comenzó a acomodar los platos, primero le sirvió al peliverde, comieron en silencio, dedicándose miradas y sonrisas en todo momento, estaba felices, nerviosos pues ambos ya podían sentir al otro, compartían un lazo que los dejaba saber las emociones de su pareja, era raro como si ahora tuviera una doble personalidad en el mismo cuerpo, les costaría tiempo el acostumbrarse a su nueva vida.

Al terminar Katsuki se encargó de limpiar todo, mientras el pequeño solo miraba con atención -Deja de hacer eso-.

-¿Qué? - pregunto el más bajo.

-No pongas esa cara, si no, no podre terminar, te tomare aquí mismo- le dedico una mirada acompañada de una risa maliciosa.

Izuku bajo la mirada apenado, no sería mala idea también lo quería -No, aun me duele, anoche tú me- Katsuki fue un poco rudo, pero era Izuku quien se lo pedía.

El alfa se mordió el labio, anoche si se había pasado un poco, pero el escuchar los fuertes gemido pidiendo más lo volvieron loco -Lo siento yo no media mis fuerzas, te llevare al doctor- seguía fregando los trastes.

-No te preocupes, estoy bien creo que fue mi culpa- lo admitió con vergüenza -Katsuki quiero ir a ver a mis cachorros- deberían de estar preocupados, después de cómo sucedieron las cosas.

-Voy a decirle a la bruja que los reúna, sirve que hablamos con todos de una vez- no quería dar el mismo discurso dos veces.

-Katsuki no me gusta que le digas así, se escucha feo- el lenguaje de su alfa no era el más educado.

El alfa rodó los ojos, seria cuidadoso con sus palabras de ahora en adelante para no incomodar a su amado esposo.

.

.

.

Los recién casados llegaron a la mansión de los Bakugos, donde ya eran esperados, Izuku estaba nervioso un poco agitado, pero Katsuki lo estaba más, las manos le sudaban, no sabía cómo lo tomarían la familia de los Midoriyas sobre sus acciones con el pequeño omega.

NUESTRO DESTINODonde viven las historias. Descúbrelo ahora