≛ caтorce

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veιnтιdoѕ de novιeмвre, doѕ мιl dιecιnυeve




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CON CUIDADO y mientras aun sostiene su mirada en Stella, quien se encuentra a segundos de hacer una pirueta en medio del comedor, Ana sirve un poco de café recién preparado a Scott quien le da el vamos a la pequeña para hacer su gracia.

La habitación estalla en celebración tras el impecable desempeño de la ojiazul, quien sonríe de oreja a oreja volviendo a los segundos a tomar su puesto en la mesa que ya está siento ocupada por Chris y Miles.

Por un par de minutos más, discuten sobre las piruetas que Stella puede hacer y que Miles está aprendiendo de ella y parece que una acalorada discusión comenzara entre los hermanos, pero su tío Scott interviene en el momento preciso, y tras ver la hora, les comunica que deben marcharse.

—¡No me quiero ir, Ana!— la pequeña rubia corre con los brazos abiertos a la invitada, rodeando sus piernas en un agradable abrazo el cual la mujer trata de replicar como puede.

—Yo tampoco quiero irme, tío Chris.— se escucha susurrar a Miles un poco más cabizbajo, inclinándose casi entre los brazos del hombre quien aprovecha de mimarlo.

Honestamente, si fuera por ellos, pasarían todo el día con los pequeños nuevamente. Se habían divertido de lo grande la noche pasada y aun había tantas cosas que podrían hacer para entretenerse.

—Chicos, vamos, por sus cosas. Sus padres me matarán si los llevo un minuto tarde.— habla Scott, aborreciendo ser el malo de la historia esa mañana, sin embargo, su hermana le había pedido puntualidad y cuando Carly lo pedía, debía hacerse así.

Con pucheros y un ánimo que arrastran por el suelo, los hermanos suben escaleras arriba a recolectar sus pertenencias.

—¿Cómo se han portado realmente?— interroga Scott cuando ya los pequeños han desaparecido del primer piso.

—¡Excelente!— habla Ana tapando su boca con la punta de sus dedos, mientras sigue masticando el pedacito de pan que se ha engullido. —Son encantadores.— halaga ella y una juguetona sonrisa ve en los labios de Scott.

—Lo dices porque no los has visto en sus peores momentos. Ni mi querida hermana logra soportarlos.— la chica sonríe, escondiendo así su sonora risita y arrastrando su mirada después al actor que aún está sentado a la mesa.

LA CHICA   ▪︎   CEVANS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora