▪︎ ❝'destinados a ser' no siempre depende de nosotros❞
Aparentemente, Chris Evans lo tiene todo; una familia que lo quiere y apoya, una carrera que no conoce de fracasos y un poder monetario con el cual ya no tiene que preocuparse por las cuentas qu...
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LAS INTERRUPCIONES NO CESAN para la pareja y esta vez es la madre del actor quien se encuentra al otro lado de la línea.
Ana escucha las respuestas amables que el hombre tiene para con su progenitora y cuando ella se encuentra pronta a terminar lo que queda de su té, la llamada termina y Chris la sorprende con el anuncio de que Lisa, su madre, estaba esperando por ellos.
Ana no puede evitar sentir el cosquilleo nervioso que recorre su cuerpo una vez se encuentran de camino al nuevo destino. Ella respira y se concentra en las gotas de lluvia que como tan rápidamente caen contra el parabrisas, desaparecen, también. Se repite así misma que no hay necesidad de estar nerviosa. Se trataba solo de una visita casual. No había mayor compromiso en ello, ¿verdad?
El actor no había mentido al decir que vivía cerca de su hogar de infancia, ya que el viaje de una casa a otra no había tomado más de quince minutos. Estacionan bajo una zona techada dentro de la propiedad y al bajar, el frío y la ventisca de un invierno que se aproxima los recibe ciertamente desprevenidos. Chris toma la mano de Ana, acercándola y rodeándola con uno de sus brazos enseguida, para así dar un pequeño trote hasta el pórtico de la casa.
La puerta principal se abre ante ellos y al dar el primer paso dentro Ana es abrazada por el aire cálido de ambiente que pronto da un poco más de color a sus mejillas y nariz, mientras Chris es abrumado por aquel sentir de pertenencia que a veces echaba tanto de menos.
Él respira profundamente, reconociendo aquellos mismos aromas que abundan en sus más preciados recuerdos. Siempre era una fortuna enorme para él estar de regreso.
—¿Mamá?— llama en voz alta, regalándole al tiempo una dulce sonrisa a su compañera, queriendo que se sintiera igual de acogida que en su hogar. —¿Dónde estás?— vuelve a escucharse su voz cuando la puerta se cierra a sus espaldas y nuevamente, sus manos se encuentran entrelazadas.
De manera casi involuntaria, Ana se pega al cuerpo de Chris por completo. Toma su mano con fuerza y sostiene la otra en su brazo, mirando alrededor con una curiosidad que no puede evitar, ansiosa por conocer a la mujer de quien había escuchado cosas nada más que maravillosas.
Sus pasos lentamente van avanzando, deteniéndose en lo que es claramente el gran comedor. Ana posa su mirada en él cuando vuelve a escucharse su voz llamar y solo un par de segundos después, lo que parece un brusco ajetreo a la distancia logra intranquilizarla. Ve la sonrisa que de pronto se ha formado en los labios de Chris, quien, al escucharse aquel movimiento acercarse, se gira.
—Oh, aquí viene...— susurra y Ana no entiende a que se refiere hasta que todo sucede ante ella.
Chris se aleja y se arrodilla teniendo inmediatamente a su querido Dodger sobre él. Chris ríe feliz y Ana sonríe ampliamente, observando el bello encuentro y manteniendo mayor atención en la mascota, quien parece perder la razón entre los brazos del actor, mientras se mueve oliendo y besando a su amo con una efusión que no hace más que enternece el corazón de Ana.
