▪︎ ❝'destinados a ser' no siempre depende de nosotros❞
Aparentemente, Chris Evans lo tiene todo; una familia que lo quiere y apoya, una carrera que no conoce de fracasos y un poder monetario con el cual ya no tiene que preocuparse por las cuentas qu...
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PRECAVIDAMENTE, CHRIS MIRA A SU ALREDEDOR. Sus ojos azules observan a la gente que se encuentra más cerca y luego, dan una rápida chequeada a los demás que se convierten ante él en rostro igual de desconocidos.
—¡Está cerca de la barra!— grita Scott haciendo señales indicativas con sus manos después.
Chris le agradece y ambos emprenden camino al otro extremo del lugar. La residencia era un lujo y tan espaciosa como para recibir a la multitud de personas que ahí se encontraban y parecía no detenerse en llegar.
De pronto, se ve forzado a detenerse y desde donde se encuentra puede ver a Elizabeth claramente. Ella se encuentra en lo que es una animada conversación con Alina, la hermana menor del cumpleañero y en cuanto gira su rostro y localiza a su novio, una sonrisa ilumina aun más su rostro.
—Te había perdido.— susurra Chris rodeando su cintura, mientras un suave beso deja caer contra el cabello de la castaña.
Ella se remueve complacida entre sus brazos y pide disculpa dulcemente. Una coquetería que él adora y que ella sella con un rápido beso en sus labios. Pronto, el actor se hace parte de la conversación y como suele pasar, las risas no se dejan esperar y es minutos más tarde, entre todos aquellos sonidos que él logra captar una risilla que sabe no le pertenece a nadie en su círculo.
Su cuerpo se tensa de pies a cabeza y lentamente, sus sentidos se agudizan mucho más. Susurra en el oído de Elizabeth que se encontrara de regreso inmediatamente, para alejarse y escuchar una vez más aquel sonido que pensó, sinceramente, nunca más volvería a oír.
Chris da solo unos pasos más, adentrándose ahora a otra zona de la residencia y su mirada, con una lentitud alucinante, observa cada rostro a su alrededor hasta que, por fin, entre medio de grupos y parejas, identifica el rostro de aquel amor que había casi olvidado.
Ve como la mano de Ana deja ir otra; una mano masculina que Chris no tiene oportunidad de asociar con un rostro. Observa únicamente la belleza más madura y absoluta de quien fue su chica tantos años atrás. Ella sonríe feliz, viendo como la figura de su acompañante se aleja de su lado.
Ana suspira y enseguida, toma un sorbo de su copa de champagne. Ella saborea el dulce liquido en su boca y lo traga después, echando una precavida mirada a su alrededor y de pronto, ella lo ve. Siente su suelo temblar y los latidos de su corazón se disparan a velocidad luz y mientras, él camina en su dirección, ella no puede quitar sus ojos de él.
