≛ ocнo

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dιecιocнo de novιeмвre, doѕ мιl dιecιnυeve




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ESE LUNES, Ana se despierta e inmediatamente, echa de menos algo. No sabe lo que es hasta que los recuerdos de la noche pasada avanzan como locomotora dentro de su mente.

No se había tratado de un sueño, ¿verdad?

Toma asiento en su cama y pide, con todas sus fuerzas, que no lo haya sido. Con cautela, su mirada inspecciona la habitación y no es hasta que sus ojos capturan el lado desordenado, pero vacío en la cama, que su leve pesar desaparece y una contenida, pero alegre sonrisita ocupa su lugar.

A pequeños saltitos, la joven deja su habitación y corre ansiosa al encuentro de su invitado. Baja las escaleras con una lentitud que la impacienta, con la mirada en alto para tener visión de él inmediatamente se encuentra en la planta baja. Se detiene al borde de la escalera y su sonrisa es enorme.

Ve a Chris sentado en uno de los taburetes muy concentrado en lo que muestra su aparato celular, mientras mueve una de sus piernas al ritmo de la canción que se reproduce en el radio, ignorando, al parecer completamente, el sonido de lo que se cocina a unos metros de él y el bullicio que proviene de la parte trasera de la casa. Ella no puede hacer más que sonreír y adorarlo. Sabe ya que con todas sus malditas fuerzas.

Él nota su presencia unos segundos más tardes, cuando ya Ana se encuentra caminando a su dirección. Sin espera, deja todo de lado y se pone de pie, camina el corto tramo que le queda a ella para alcanzarle y con una cariñosa sonrisa en su rostro, la recibe entre sus brazos con tanto aprecio.

—Buenos días.— susurra él luego de besar su frente y Ana responde con la misma encantadora energía, aferrando sus brazos alrededor de su cuerpo recordando cómo el abrazo del actor la había mantenido a salvo durante toda la noche.

—Se arruinará el desayuno.— anuncia Ana cuando era obvio que ninguno de los dos quería dejar al otro ir, sin embargo, ella tenía razón, por lo que no le queda otra opción que alejarse.

Ana ríe delicada, mientras toma asiento en el mismo taburete el cual Chris había estado ocupando segundos atrás y desde ese minuto, lo que queda de la mañana Neoyorquina pasa increíblemente rápido para la pareja.

Para el mediodía, las tres cerraduras en la casa han sido cambiadas, tiempo en el que Ana prepara todo lo que necesita para el repentino viaje que hará a Boston por primera vez.

LA CHICA   ▪︎   CEVANS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora