≛ cυaтro

3.4K 189 36
                                    

﹝ тrece de novιeмвre, doѕ мιl dιecιnυeve




¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.






EL PORTÓN AUTOMÁTICO se desliza ante la azul mirada del actor, quien a la mínima oportunidad presiona el pedal de acelerar y, lentamente, hace su ingreso a la parte trasera de la propiedad.

Se preocupa de estacionar correctamente para una vez encontrarse fuera del auto, observar con un poco más detalle el gran espacio que aquella zona le parecía poseer, con una pequeña piscina que se encontraba cubierta por un lado y una cómoda área de relajo en un rincón.

Sus pies siguen el marcado camino a la puerta, lo cual parece acelerar su ritmo cardíaco con locura. Carraspea su garganta, mientras revisa discretamente su vestimenta y sujeta la botella de vino con mayor firmeza entre sus manos, un segundo antes de que sus golpes en la puerta se escucharan.

Sorpresivamente para él, la puerta no demora nada en estar abierta de par en par mostrando a la anfitriona con una dulce, radiante sonrisa adornando su bello rostro. Él sonríe inevitablemente embelesado ante aquel ángel tan precioso que ella le parece ser.

—¡Justo a tiempo!— la reservada emoción en su femenina voz le hace sentir de maravillas, siendo puro combustible para su gran sonrisa.

—Me alegra oír eso.— dice él y por un par de segundos, se mantienen así, mirándose el uno al otro como si fuera lo único que hubieran añorado hacer todas esas horas sin verse.

Ese exquisito calor abraza el menudo cuerpo de la joven, quien pestañea y se sostiene un momento más a tan fabuloso sentir, justo antes de agachar su mirada y contener todo dentro de ella.

—He traído esto...— anuncia el actor cuando cree haber visto los ojos de Ana notar la botella. 

Oh, gracias.— agradece ella y al tomar la botella el contacto de sus dedos es inevitable, tanto como la calidez electrizante que sienten es enviada a cada rincón de sus cuerpos.

Mientras pide que el sonrojo en sus mejillas pase desapercibido para él, Ana se hace a un lado y le invita a pasar, sosteniendo aquella botella contra su pecho con tremendo aprecio.

La curiosidad en el hombre es ineludible y es que era su hogar. Una ansiosa, diría que casi infantil, emoción le invadía por descubrir a través de todo lo que decoraba aquella casa quien era Ana Lane.

—Me disculpo por la desorganización de ante mano.— escucha a sus espaldas y tan atraído por su voz, se gira de inmediato, detallando con su mirada cada rasgo de la mujer. —Acabo de mudarme hace dos semanas y en gran parte por el trabajo, no he tenido tiempo de poner todo en su lugar.— él asiente y sonríe cariñosamente.

LA CHICA   ▪︎   CEVANS (#1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora