Chapter Twenty - three

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- Artemisa es verdad que es buena, pero no tiene nada que ver si es mala o no, es cuestión de atributo y astro - comenzó a hablar Nerea con al mirada perdida - yo siempre le si problemas a ella los primeros días que empezó a controlar sus poderes de luna.

- ¿Qué quieres decir? - le preguntó Afrodita, sin saber a qué se refería.

- Artemisa siempre se iba a lo mas recóndito del bosque en el que vive para evitar que nadie la viera, por años quise salir y hacia que se auto lesionara; quería salir, pero ella nunca me lo permitió - contó y apretó sus puños para después relajarlos - logró sellarme en lo ma profundo de ella ¿como? Ni yo misma lo sé, pero lo hizo.

- ¿Dónde está, Artemisa? - quiso saber Sinbad preocupado por su amada.

- Tranquilo, ella está bien. Esta en lo ma profundo de mi ser, recuperándose de las heridas... si me dejó salir fue porque quiere que les ayude, y aunque yo sea alguien despiadada... el tiempo que compartí con los dioses gracias a ella, les tome cariño - confesó viendo a los doce dioses del panteón olímpico - menos a ti Hera, yo también sufría cuando le hacías algo ella.

Para ese entonces, Nerea se había avalanzado hasta Eris tomandola desprevenida y no solo a ella, sino que al resto igual, le sonrió macabramente a la diosa de la discordia.

La lanzó al cielo de un golpe en el abdomen y luego con su dedo apuntó en su dirección, una luz negra salió disparada del índice de la rubia y fue a impactar contra Eris, gritó de dolor al sentir como le atravesaba la pierna, milagrosamente no le atravesó el hueso y agradecía eso; pero Nerea tenía otros planes para Eris, la haría sufrir y disfrutaría de ello con demasía.

Todos veían impactados la escena, jamás imaginaron que verían algo parecido a eso, Eris siendo elevada por los cielo como si de una muñeca de trapo se tratase, demasiado bueno para ser cierto.

El cuerpo de la diosa impactó contra el suelo gritando dd dolor y sosteniendo su pierna sangrante, Nerea bajo con suma elegancia al suelo y sólo se deleitó con el sufrimiento de su oponente.

- Tus gritos sólo hacen más interesante este deporte - se rió de ella y la tomó del pelo levantando su cara y volvió a reírse con más ánimo - No deberías subestimar tanto a Artemisa; soy su arma de doble y si me dejó salir es porque está desesperada, pero no quiere decir que no podré disfrutar triturandote los huesos.

Le dio un rodillazo en la cara haciéndola sangrar de la ceja y del labio inferior, dejó caer su cabeza con desprecio y se alejó de ella con una elegancia que bien podía enamorar a cualquiera, ni la misma Afrodita podría contra ella.

- Artemisa es parte de mi y aunque me desagrado que me mantuvo encerrada, le debo mucho - admitió.

Artemisa; si bien es cierto que no al dejaba salir físicamente, espiritualmente le permitía explorar el bosque en el que ella vivía felizmente. Entrenaba con ella en el plano espiritual, haciéndose ambas fuerte de voluntad y su vínculo se fortaleció a tal punto que era inquebrantable, ambas confiaban una en la otra, aunque discutían mentalmente por el tema de la libertad de Nerea.

- Y tú - señaló a Eris quien ya estaba de pie haciendo molesta - sólo vienes a interferir en su misión y después haces esto... - señaló a su alrededor.

El caos, la destrucción que había era brutal, los pocos sobrevivientes estaban seguros en el castillo bajo una prisión de rayos que el mismo Zeus había puesto, debía salvar a la raza humana.

- Me importa poco quien seas tú - le dijo Eris a sus espaldas - sólo sé una cosa... la victoriosa seré yo y junto a tu querida Artemisa besaran mi trasero y se arrodillarse ante mi.

Tu pirata soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora