Chapter seventeen

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- Has mejorado bastante, desde la ultima vez que nos vimos - Selene avento un golpe a la cara de Artemis, golpe que paró fácilmente. 

- Ser un dios tiene sus ventajas - sonrio la castaña provocando a su contraparte.

La titán Selene se alejo de la diosa quedando a un metro de distancia, la tensión se sentía en el aire, Sinbad y compañía seguían de expectantes y de vez en cuando mataban uno que otro cíclope o minotauro que aparecía cerca.

Aun estaban asombrados por el parecido entre ambas mujeres, tan parecidas y a la vez tan distintas. Sorprendentemente sus golpes eran lanzados con fuerza, firmeza y no titubeaban para nada, solo estaban usando fuerza, nada de poderes u atributos, era fuerza pura. Y vaya que para ser unas chicas poseían demasiada.

Ambas no se habían movido para nada, estaban solo alli viéndose fijamente esperando por el siguiente movimiento o golpe que la otra lanzara.

- Hagamos esto mas interesante - propuso Selene sonriendo.

- ¿Que propones? - preguntó Artemis algo desconfiada.

- No usaremos armas, solo fuerza - sonrió a la castaña - Nada de goloes sorpresas. 

- Esta bien - aceptó la ojiazul tirando su espada a un lado.

- Si pierdes, me darás tu atributo como diosa de la luna, me daras tu lugar en el olimpo como una de los doce dioses principales y no aparecerás de nuevo por allá jamás, vagaras por la tierra como una simple mortal y donde vayas te van a rechazar.

Artemis sabia que aquella mujer tramaba algo, no es que le tuviera miedo, al contrario. Pero sabia que Selene era tramposa y no cumplía con sus propias palabras, por más que su propia vida estuviera en juego.

Sabía que no sería fácil, pero sino aceptaba de igual manera la albina buscaría como hacerla aceptar, además que estaba en su camino y tenía que llegar con los demás doce dioses para ayudarles, uno a uno no podrían vencer a los titanes, la mayoría de ellos, eran las contrapartes de los dioses.

Y si un Dios se enfrentaba a su contraparte uno podría morir o ambos, pero era difícil que no se perdiera una vida, y si, los dioses podrían ser divinidades con poderes excepcionales pero sólo criaturas mitológicas podían asesinarlos y ser asesinada era su miedo, no... que Sinbad la viera morir era su miedo por miedo.

Suspiro sin más opciones, vio a Sinbad lanzandole una mirada de cariño y tristeza a la vez.

- Aceptó.

- No lo hagas - saltaron los cinco chicos.

Ella se acercó a ellos a paso lento, tomó del suelo su espada y al llegar a ellos se la dio a Mystras.

- Es un regalo - le sonrió al caballero para luego darle un beso en la mejilla a cada uno.

El turno de Sinbad llegó, tenía una mirada de miedo, aquella albina no le había dado buena espina y tenía por Artemis, aunque ya había demostrado ser fuerte, tenía un mal presentimiento de todo eso.

Artemis se acercó a su rostro poniéndose de puntas y besando su frente con cariño y calidez, automáticamente el pelimorado la atrajo a él por su cintura abrazandola y escondiendo su cara en el hueco de su cuello aspirando el aroma a bosque que a chica tenía.

- No lo hagas, no aceptes - susurró.

- Tengo que hacerlo o no nos dejará pasar - se separó de él viendolo,  acarició su mejilla, Sinbad pudo sentir el helado metal de la armadura divina de su amada - Por favor Artemis, si nos unimos podemos...

- No... Ella me quiere a mi, no te concierne a ti - le dijo.

- No voy a dejar que hagas algo imprudente - elevó la voz.

Tu pirata soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora