Chapter sixteen

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- No te resista, Artemis... muestrame tus lindos ojos - le dijo Medusa.

Artemis estaba peleando de espaldas a la mujer convertida en serpiente, las serpientes negras salían disparadas a la diosa queriendo morderla, aparte de convertir en piedra a cualquiera que la viera. Las serpientes que salían de la cabeza de Medusa tenían un veneno que quemaba a la persona con sólo una mordida y moría al instante.

Gracias a su escudo impedía ser mordida pero aún así estaba en una considerable deventaja ante ella. Mientras estaba perdida en sus pensamientos, una de las serpientes de su ponente se apresuró a llegar a ella, interpuso su escudo y la serpiente impacto contra el duro metal del escudo mandandola a volar e impactando contra una casa medio destruida.

Se quejaba, el impacto le había dolido mucho y aunque fuera una diosa, las criaturas mitológicas de su época tenían la suficiente fuerza para lastimar a un Dios de cualquier tributo. Se intento pararconsiguiendolo luego de unos segundos, busco cautelosamente a su rival con la mirada y la encontró caminando hacia sus amigos.

- Vamos muchachos, abran los ojos - les decía está - le prometo que valdrá la pena.

- No abran los ojos muchachos, no importa que pase - les recordó Hinahoho.

- Sinbad - susurró él nombre del pelimorado - abre los ojos, pirata de agua salada, prometo que valdrá la pena ver mis ojos.

Artemis desesperada busco rápidamente su espada encontrándose entre varios escombros, la tomó rápidamente y salió volando hasta Medusa, antes que pudiera darse la vuelta, le cortó la cabeza al monstruo, su cuerpo cayó al suelo sin vida y su cabeza con los ojos cerrados todo hasta sus pies, jadeaba cansada, ese golpe le había dolido mucho.

Limpió la sangre de su espada con su mano y habló: - Pueden abrir los ojos ya muchachos.

Los liberó y ellos quedaron pasmados al ver el cuerpo de la mujer en el suelo, pero lo más cómodo fue ver a Mystras desmayandose al ver a la diosa de la noche tomar la cabeza de Medusa.

- ¿Qué clase de persona eres? - le preguntó Vittel con algo de nervios.

- Los dioses hacemos lo que debemos hacer para proteger a los humanos. Medusa era un monstruo, esas personas - señaló las estatuas - No volverán a la normalidad, aplica lo mismo para los dioses, ahora vamos necesitamos vencer a esas Hidras de Lerna.

Corrían con la cabeza de Medusa en manos en dirección a la enorme serpiente de ya veinte cabezas, estaba peleando contra Hestia y Demeter.

- ¡Hey, chicas! - gritó la castaña llamando la atención de las diosas - cierren los ojos.

Artemis levanto la cabeza de Medusa y ambas diosas abrieron los ojos lanzándose lejos de allí, le abrió los ojos a Medusa justo en el momento que la serpiente lanzaba su veneno por sus bocas.

- ¡Detrás de mi todos! - gritó extendiendo sus alas. Se veía claramente como el veneno de la serpiente de varias cabezas se empezaba a consumir por la maldición de Medusa hasta volverse piedra.

Al momento que la hidra se volvió piedra, ella cerró los ojos de la mujer serpiente.

- Que lista eres, Artemisa - aparecio Hestia, la diosa del hogar.

- ¿Como no lo pensé antes? - se preguntó Demeter, la diosa de la vida y muerte.

Mystras y Vittel veían con las bocas abiertas la belleza de las diosas amigas de Artemis.

- ¿Todas las diosas son así? - preguntó Sinbad llamando la atención de las tres féminas.

Demeter se acercó a ellos junto a las otras dos viéndolos fijamente e inspeccionando cada parte de su cuerpo como si de un ser extraño se tratasen.

Tu pirata soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora