Tu pirata soy yo

Chapter Fifteen

- Soy la maldita reina de los dioses - le recordó Hera detrás de la castaña. 

Tenía a la chica sujetando sus manos entre sus omóplatos aplicando presión creando así una llave que la inmovilizaba de sus manos. Hera pensó que con eso ya la tenía pero como siempre... La subestimó demasiado, Artemis la golpeó con su cabeza haciéndola para atrás bruscamente, el golpe provocó que la rubia la soltara y tomará su nariz ya que fue la zona afectada.

- Siempre me subestimas demasiado - dijo jadeando la castaña.

Hera enfadada se lanzó a ella pero antes de llegar un cicoples se interpuso en su camino y la atacó golpeandola. Habían llamado demasiado la atención, vi a do dos dioses pelean se sienten temblores y hay aire frío sin importar los atributos del Dios.

- ¡Artemisa! - apareció Apolo.

- ¿Qué hacen aquí? - le preguntó la diosa.

- Tienes razón, Artemisa. Eris está matando gente inocente y cono protectores de la tierra que somos también no podemos permitirlo - concordó Afrodita - Ve por tu chico - le susurró lo último.

La diosa se sonrojo, la habían descubierto. Después de todo, Afrodita siempre sabía de quien se enamoraban los dioses asi fuese humano u otro ser mitológico.

No espero más y corrió en busca de Sinbad y sus amigos, los buscaba por todos lados y nada. Mientras recorría el imperio defendía a los humanos de las criaturas, entre ellos niños, mujeres y ancianos poniéndolos a salvo en casas o mandandolos al castillo que estaba siendo protegido por Apolo, se aseguraba que llegarán a salvo y que sólo los humanos pasarán las puertas.

Logró visualizar en el aire una cabellera azul, Sinbad estaba luchando con su equipo Djinn contra tres grifos. Artemis no lo pensó ni dos veces y se lanzó al cielo a ayudarlo, enterró si espada en el pecho de un grifo que venía detrás de él dispuesto a matarlo. Sinbad escuchó el ruido a sus espaldas y giro sobre su hombro ligeramente viendo a la chica, avento a las tres criaturas voladoras lejos y se lanzó a abrazar a la diosa.

Era ella, verdaderamente era ella. La apretó más contra si temiendo que fuera un sueño o una pesadilla por como estaba su entorno. Ella correspondió su abrazó más a gusto, extrañaba tanto a ese chico inmaduro, coqueto y mujeriego que había conocido en Artemyra, acariciaba el largo cabello de la castaña, su corazón brindaba y dolía a la vez de sólo pensar que al fin la tenía y que pronto se iría también.

- Estas aquí, enserio eres tú - susurró él con ambas manos en sus mejillas.

- Jamás dejaré de proteger a las personas que quiero - le sonrió, lo empujó bruscamente y una manticora volar a ellos - Dejemos los reencuentros para después. Tenemos una guerra que ganar.

Él asintió con determinación pero nunca dejó de sonreír, Artemis se lanzó a la manticora, eran una criaturas con cabeza de León, con de escorpión y cuerpo dragón, todas criaturas d e la mitología griega de sus tiempos.

- No dejes que su cola te toque, tiene veneno que mata rápido - le advirtió la diosa cuando vio a Sinbad pelear contra esa cosa.

- Entonces, es hora de un cambio de aspecto - sonrió.

Sinbad siempre se tomaba a juego las cosas, ya no le sorprendía a la diosa que él fuera así, el peli morado volaba gracias a su equipo pero ella por sus alas. La pelea se estaba tornando ma intensa pues Eris estaba atrayendo a las Idras, los dioses sabían como vencerlas gracias a Atenea.

La hidra de Lerna era una criatura mitológica, una serpiente a cuántica con varias cabezas, por lo general sólo se presentaba con dos o una la primera vez, una de esas hidras estaba viniendo en dirección a ellos, Artemis quiso hacerle frente pero Sinbad se interpuso con su espada en mano y voló a la criatura.