Chapter Ten.

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La noche por fin cayó y con ello el espantoso y terrible frío se fue también dejando a la vista lo hermoso de las estrellas adornando el paisaje, no había luna otra vez. Un rubio pequeño estaba dirigiendo el barco con ayuda de un guerrero Imuchakk, mientras que un pelo rojo y un ex asesino de Parthevia caminaban de un lado a otro frente el camerino de la pareja que se estaban dando calor.

En la habitación de la princesa guerrera, la chimenea se había apagado hace apenas diez minutos, ella estaba de espaldas al oji miel y él la abrazaba por la cintura alegando su espalda al pecho esculpido de él. Una calidez agradable empezó a sentir en su cuerpo, un sentimiento reconfortante y de seguridad crecía en ella al comenzar a despertar de su ensoñación. 

Cuando quiso moverse la alegaron más a la cama, giro sobre su hombro y pudo ver que era, se trataba de Sinbad el marino. No sintió enojó,  al contrario sentía vergüenza pero sonrió sin poder evitarlo, aún sabiendo que estaba casi desnuda con un chico de su edad en una cama y solos.

Se dio la vuelta quedando frente a él, agradecía que una manta la estaba envolviendo separando su piel de la de él, alzó su mano y con cuidado de no despertarlo acarició lentamente su cara, era suave y cálida.

- Aunque a veces seas un idiota y patán tienes tu lado lindo - susurró ella sonriendo.

Fijo su vista a los labios de él, estaban entreabiertos y su cálido aliento golpeaba contra el rostro de ella. Llevo su mano a ese lugar de su cuerpo y pasó la yema de sus dedos despacio de lado a lado. Quería hacerlo, besarlo era lo que deseaba desde hace horas antes que lo del invierno comenzará y es que el pelear con él, sacarlo de quisio y ver sus expresiones molestas era lo que le gustaba ¿le gustaba? Si, le gustaba Sinbad. Ese marino coqueto y mujeriego la había cautivado desde el primer momento pero no lo quería admitir pues su orgullo podía más que cualquier cosa.

- Esta dormido, no creo que se de cuenta - susurró ella, más no sabía que su querido capitán estaba despiertondesde que ella se movió.

Dio una honda respiración tratando de normalizar su respiración y pulso errático, con su mano derecha acarició la mejilla del chico, él por su lado estaba que moría por dentro. Tener a una linda chica semi desnuda en la cama y que está este a punto de besarte no le pasa a cualquiera ni en un millón de años.

Sin darle tantas vueltas al asunto, pegó lenta y suavemente sus labios con los de él, en un pequeño e inocente beso, Sinbad no lo creía y tampoco pudo resistirse, apego más a Artemis a él sorprendiendola y correspondiendo su beso de la misma forma. Estaba sonrojada, feliz y se sentía completa por una extraña razón ¿esto era enamorarse? Tal parece que si, se separó por falta de aire del capitán del navío, jadeaba tratando de conseguir aire.

Ni bien puso respirar cuando él volvió a besarla de manera demandante metiendo su lengua en la cavidad bucal de la fémina ¡Por los dioses! ¡qué delicia de beso! Esa chica debía como mover sus labios, mordió el labio inferior de ella arrancandole un delicioso gemido, pasó su lengua por esa zona para después darle pequeños besos húmedos.

- Y-yo... - tartamudeo la chica.

Y justo cuando el capitán y ahora dueño de su corazón iba a volver a besarla, la puerta fue abierta de golpe asustandolos y ella fingiendo estar dormida escondiendo su rostro en el hueco del cuello del peli morado.

- ¿Que les dije sobre tocar? - gruño Sinbad a Mystras y Vittel.

- Capitán Sinbad ¿Como está? - preguntó el pelirojo ignorando la pregunta del susodicho.

- Sigue dormida - contestó normal como si no hubiese pasado nada - Deberían irse, tengo que vestirme.

- Podríamos vestir a Artemis  ya sabe capitán... para ganar tiempo - sonaba inocente acercándose a ellos.

Tu pirata soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora