Chapter five

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- Es impresionante - dijo Jafar.

- Si y también que calor - se quejó Sinbad.

El djinn se acercó a la princesa y se arrodilló frente a ella tomando una de sus manos y besando su dorso.

- Princesa, que gusto verla - hablo el djinn con educación.

- Hola Apolo - sonrió ella de vuelta.

Por otro lado, al marinero Sinbad no le parecía bonita esa escena del djinn con su nueva socia comercial. Se acercó a ellos y los separó disimulando un poco la mosca de celos que sentía, porque debía admitir que esa chica era preciosa y desde que la vió sintió algo dentro de él.

- Bueno ya - le dijo a la chica - ¿Se puede ir? Hace demasiado calor y nos terminará asando.

Artemis enfundó su espada y el djinn desapareció, no había dudas. Esa chica debía tener mucha fuerza y un gran corazón para ser ama de un djinn como lo es Apolo.

- ¿Dónde lo encontraste? - preguntó Vittel.

- Por allí, no es sólo el poder de Apolo que me llamó la atención, sino las historias de los dioses.

- ¿Qué historias? - interrogó el guerrero Imuchakk.

Todos volvieron a tomar asiento en el comedor seguidos de la castaña, comió un poco de sus frutas bajo la atenta y desesperada mirada de todos los hombres.

- Son muchas en realidad, pero la que más me llamó la atención fue la de su hermana - habló luego de un rato.

- ¿Ese djinn tiene una hermana? - preguntó Mystras.

Artemis asintió y siguió hablando: - Según Apolo tiene una hermana melliza, él es el dios del sol, ademas de ser dios de la logica, la razon, musico y curandero, su hermana era la diosa de la luna, la virginidad, castidad, diosa d e los nacimientos y terreno virgen...

- ¿Todo eso son ellos? No podría con tantos nombres - se quejó Sinbad.

- Calla Sinbad - le dijo Vittel.

- Como iba diciendo - habló Artemis - Apolo me contó que fue separado de su hermana cuando eran bebés, según esa diosa camina entre nosotros. Tiene la misión de ayudar al candidato rey, alguien digno de traer paz a la tierra mortal y en cuanto la diosa cumpla con su misión volverá al cielo, algunos dicen que como el sol, pero la verdad es que tomará la forma de la noche, de la misma luna.

Terminó de hablar dejando la boca abierta de todos los hombres presentes en el comedor, no se habían percatado que incluso los empleados se habían acercado para escuchar su historia de los dioses y sentían más curiosidad por los grandes gobernantes de los cielos.

- En fin - elevó la voz la chica y se paró de la mesa.

- ¿Acaso no cree en esa historia princesa? - interrogó el peli celeste.

- Por supuesto que la creo, pero no debería de prestar tanta atención a ello.

- ¿quien creen que sea esa diosa? - preguntó Jafar.

- Según Apolo, él está aquí para buscarla, por eso se hizo djinn. Aunque lo hayan capturado, el seguirá buscándola cuando su amo no lo llame - aclaró la chica para así irse a su habitación a darse una ducha ya que no lo hacía desde que se levantó de dormir.

[...]

- ¿Cómo que te irás? - preguntó Hinahoho al peli morado.

- Quiero conquistar otro calabozo y quiero formar otra alianza si es posible - contestó el capitán.

- No puedes dejar todo aquí otra vez - se quejó el rubio.

- Rurumu podría encargarse, además que le ayudarían con los bebés aquí - le dijo Sinbad. 

Artemis recién llegaba a la sala de reuniones como le decía Vittel, todos le daban la espalda y ella sólo escuchaba con suma atención y cuidado sin hacer ruido alguno.

- Si ese fuera el caso ¿A donde iríamos? - preguntó Vittel.

- Tártaros - contestó Sinbad.

- Estas loco si piensas ir allí - habló Artemis después de un rato de silencio y asustando a todos.

- ¿Desde cuándo eres así de silenciosa? - preguntó Jafar asustado.

La castaña camino hasta quedar frente a ellos y al lado del peli morado, ella sabía por las historias que le había contado su djinn. Ese lugar niñera recomendado por ninguna persona que tuviera información de el y al parecer ellos no sabían nada de ese lugar en particular.

- ¿Por qué lo dices? ¿Tú has ido? - preguntó el capitán.

- No necesito ir para saber que no es un agradable lugar, no sabes nada de lo que ocurre allí.

- No necesito saberlo, allí hay un calabozo y pienso conquistarlo también - contestó serio. 

- ¿Te estás escuchando? - le preguntó Artemis más sería de lo normal - niño idiota, tártaros es una isla al final de los siete mares, casi nadie ha ido y los que van no regresan jamás.

Cada palabra que ella decía era verdad, se veía en esos ojos azules. Más la seriedad de su voz no pasaba por alto, Artemis era una joven que había crecido con las historias de los dioses por parte de su djinn Apolo, él sabía muchas cosas y como no, siendo un Dios era ma aque obvio que tendría demasiada información.

- ¿Qué sabes de esa isla Artemis? - preguntó Mystras.

Artemis busco un mapa y se los mostró a los cinco hombres que estaban allí con ella.

- Como ven, tártaros no está en el mapa, es una isla como bien dije antes, está pasando los siete mares - empezó a contar - el camino a esa isla es difícil, desde monstruos que parecen islas hasta aves gigantes de rapiña capaces de matarte con sus picos.

- ¿Cómo sabes todo eso? - preguntó Sinbad viéndola.

- Tengo un djinn que es un Dios.

- Pues no suena tan mal - dijo Vittel.

- Eso no es todo. Si llegan a tártaros deben pasar por muchas cosas antes de poder entrar a ese calabozo.

- ¿Qué cosas? - le preguntó Mystras.

- Criaturas mitológicas - contestó rápido ella - Minotauros, sentauros, Cíclopes y sin mencionar a medusa... Así es, todos esos mitos son reales y falta más.

- ¿Qué puede ser peor que eso? - preguntó Jafar más asustado que nunca.

Cuando Artemis quiso hablar, su espada comenzó a brillar dando a entender que su djinn quería salir y sin el permiso de la joven, este salió, pero esta vez sin la luz divina que lo envolvía y ya no se sentía ese enorme calor abrasador de la primera vez.

- La isla tártaros es el lugar donde los dioses mandaron a los gigantes luego de la lucha contra los titanes - habló el dios del sol.

- ¿Cómo que lucha contra los titanes? Quieres decir ¿Qué las leyendas son verdad? - preguntó Hinahoho.

- Así es - sintió Apolo - Zeus, Poseidón y Hades despertaron a los gigantes a ese lugar recóndito con el fin que no volvieran a pisar el mundo humano.

- ¿Que pasaría si los gigantes entrarán aquí? - quiso saber Jafar.

- Mejor ni preguntes, los gigantes son capaces de aplastar y comer a los humanos para cumplir el deber de sus creadores, los titanes - le contestó el dios.

Cada palabra que el dios decía era analizada y escuchada por los presentes Artemis ya estaba al tanto de eso, su djinn siempre le contaba historias a petición de ella, sabía muchas cosas de los dioses de arriba.

- Ahora saben porque no deben ir allá  con calabozo o sin calabozo... los humanos no podemos ir allá, el viaje de ida es peligroso y el de regreso peor, ni lo pienses si quiera - dijo la princesa de Artemyra y vio a Sinbad con mirada de advertencia.

Tu pirata soy yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora