82- capítulo final.

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El último.

El final.

El definitivo.


CAPÍTULO OCHENTA Y DOS

Brass me está sonriendo mientras hago un esfuerzo por acomodar mi cabello y el vestido.

Lo cierto es que si tuviera que describir lo que ha pasado en mi vida las últimas semanas, después de que Demian regresara de Rusia, no podría hacerlo. Han sido demasiadas cosas.

Para empezar, Brass y Viktor han confirmado que están juntos y prácticamente, se han mudado a nuestro departamento. Bueno, mi ex departamento, porque en realidad no hay muchos días en los que no duerma en el de Demian, así que técnicamente, Brass y Viktor viven con Skinner en el que solía ser mi departamento y yo estoy fluctuando entre ese lugar y el departamento de Demian, aunque no termino de estar completamente allí.

—No estés nerviosa— me dice mi amigo.

—Es lo peor que puedes decirle a una persona nerviosa, Brass— le doy una sonrisa tensa, mientras vuelvo a alisar el vestido, instantes previos a que Viktor y Demian entren.

Los cuatro — aunque fuera está mi padre, Celia y otras cuantas personas— estamos en la antesala al salón de actos de mi universidad, esperando a que todos los demás graduados se acomoden por orden alfabético.

Mi profesor me ha enviado un mail diciendo que mi tesis ha sido excelente y que me graduaba con honores, puesto que todas mis notas han sido sobresalientes hasta ahora.

—Dame un abrazo, zolovka— Viktor me da un abrazo que podría romperme las costillas y luego, Demian agarra mi mano y me aleja un poco de ellos.

—Respira, muñeca.

—Creo que voy a vomitar.

Él sonríe y niega.

—No lo creo— me dice. Pone sus manos en mi cintura y me pega a su cuerpo—. ¿Por qué estarías nerviosa? Sólo van a darte tu título.

—¿Tal vez por eso?

—Deberías estar orgullosa, no nerviosa— ladea ligeramente la cabeza—. Te estás graduando con honores, gatita. Ahora todo lo que digas está respaldado por un título— me dice, en broma.

Me muerdo el labio inferior y asiento. Viktor y Brass se van, dejándome sola con Demian. Apoyo mi frente contra la camisa blanca que cubre su pecho y suspiro.

—No quiero subir allí— digo.

—Te has enfrentado a cosas peores, muñeca— me recuerda—, esto es pan comido— separa mi rostro de él y lo sostiene—. Confía un poco más en ti misma, ¿Quieres?

—Lianna— la voz de la organizadora me hace voltear un poco—, en cinco minutos es tu turno, debes estar en la escalera.

—Iré en un segundo— ella asiente y regresa por detrás del cortinado oscuro. Me giro de nuevo a Demian—. Debo irme.

—Uhm— mueve un mechón de mi cabello incontrolable y lo tira suavemente—. Debes ir— me dice. Se inclina y me besa, borrando todos mis miedos, reiniciando mi sistema con el contacto simple de sus labios. Lo interrumpe antes de lo que me gustaría—. Ve al escenario, nena.

Me fuerzo a alejarme de él y desaparecer detrás del cortinado por el que se fue la organizadora y cierro los ojos por un segundo, antes de subir las escaleras que dan al escenario.

Si algo he aprendido los últimos tres meses, es que nada me domina si no le doy el control. Por eso, no puedo dejar que el pánico escénico me gane y controle mis emociones. Tomo unas respiraciones profundas antes de bloquear el terror y subo los escalones, con las piernas temblorosas.

Sinestesia | SEKS #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora