«La junta establece que debido a la falta de pruebas la petición de buscar el paradero de la teniente Valquiria Von Engels queda anulada» Breve y sentencioso. A primera hora del día, aquellas palabras llegaron a todos los interesados despertando emociones y pensamientos dispares.
Cerrando la computadora con indignación, Newén cerró los ojos para canalizar la frustración y se recostó sobre el respaldar de la silla. Respiró hondo e intentó no pensar en cuan complicados estaban las cosas. No tenían nada a su favor. Nada de pistas sobre los motivos de la huida o la ubicación de Valquiria. Solo confusión y un malestar que se iba extendiendo con los días. Tanto él como Leonardo habían rechazado numerosas misiones y no sabían cuánto tiempo más podrían mantenerse así. Las fuerzas oscuras se habían multiplicado en el último tiempo y los ataques eran cada vez más frecuentes.
Las cosas no andaban bien, y al parecer los únicos que lo intuían eran ellos.
El aire se envició, a su alrededor, lleno de pensamientos pesimistas que no quería tener pero que, sin embargo, se estrellaban en su conciencia para atormentarlo. Un tosco golpe en la puerta precedió que Leonardo ingresara a la biblioteca. Sus ojos cafés se posaron en Newén y no fue hace falta decir nada para que reconociera que tipo de situación estaba a punto de enfrentarse. Hizo una mueca de disgusto con sus labios y se adentró, cerrando la puerta detrás de él para acercarse a su amigo.
— ¿Qué tan mal están las cosas? —inquirió, desplomándose pesadamente sobre la silla frente al escritorio. Él se veía tranquilo bajo su apariencia desenfadada. Vestía un jean y una remera negra con la leyendo de algún grupo de rock en español. Pasó su mano con soberbia por su pelo recortado pero que aún seguía viéndose desordenado y rebelde.
— Ellos se han negado a buscar a Valquiria —respondió Newén. La expresión de Leonardo pasó por la confusión hasta terminar en enfado.
— ¿Qué demonios...? —preguntó inaudito. Quedó observando fijamente a Newén hasta que sacudió la cabeza—. ¿Qué pruebas necesitan para confirmar que Valquiria está en peligro? O peor aún, que todos estamos en peligro porque tanto tu como yo sabemos que si los hijos de la luz llegan a tener a Valquiria, ellos podrían drenarle la sangre y ahí... ahí estamos todos perdidos en el maldito infierno —exclamó colérico.
Newén emitió un sonido de queja ante las palabras de Leonardo. No porque fuesen mentira, sino porque aquella era la verdad que no quería oír. Existían cientos de posibilidades con consecuencias catastróficas, pero se decía a sí mismo que debía ser optimista porque en el instante en que él no lo fuera, significaría que ya no habría más esperanza.
— Sé que estamos en un callejón sin salida pero debe haber una forma de escapar —murmuró Newén meditabundo con los ojos puestos retrato sobre el escritorio.
A Valquiria no le gustaba tener fotos decorando la casona, sobre todo en su biblioteca pero desde que ella se había ido poco a poco habían aparecido retratos que intentaban calmar el ansia de no verla.
En la foto que contemplaba, se encontraba Valquiria junto a Newén y Leonardo. Era una de las pocas fotos que tenían en la que ella se veía con una sonrisa o en el intento de una; sentados en las gradas de la academia, Viridis había obtenido el preciso instante en que Newén reía ante la pelea de Valquiria y Leonardo, uno a cada lado de él, y aunque ella había intentando no verse afectada por Leonardo, había terminado cediendo a la tentación de sonreír.
Así habían sido siempre. Podían pelearse entre ellos como si fuesen hermanos pero cuando uno tuviese problemas, solo serían ellos contra el mundo. Pero en el momento en que Valquiria se fue, todo pareció cambiar.
— Estamos solos en esto —dijo Leonardo, cerrando sus manos en puños, pensando en cuan abatida estaría Lena si nunca encontraban a su hermana. El simple hecho de imaginarse eso lo enojaba.
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Legado III: La Emperatriz de los Bastardos [Finalizada]
FantasiSinopsis. Seis meses han transcurrido desde los sucesos de Legado 2. Valquiria ha desaparecido, y Lena se encuentra sufriendo las consecuencias de todo. Los cazadores están en vilo a la espera de lo que está por venir, sabiendo que las demás...