— ¿Puedes dejar de observarla así? Te estás volviendo un tanto espeluznante —proclamó Leonardo, mirando con severidad a Demyan, quien no dejaba de contemplar a Lena con curiosa fascinación.
Demyan sacudió su cabeza, alejando sus ojos de ella y observando la biblioteca en la que se encontraba. La casona Von Engels le resultaba increíblemente tétrica y escalofriante, como a la mayoría de las personas. Él cerró los ojos un instante cuando sintió el dolor de las heridas que había ganado en la batalla, y que Leonardo intentaba curar.
— Lo siento, es que eres realmente muy parecida a tu hermana y... —murmuró torpemente, volviéndola a mirar nuevamente pero sin tanta profundidad.
— Al mismo tiempo soy diferente —terminó Lena por él. Demyan asintió y suspiró, sintiendo el cansancio poco a poco invadirlo. Suponía que ella estaría cansada de tanto oír eso; él mismo estaba cansado de las comparaciones con su hermano Neryan.
Valquiria era oscuridad, soledad y tormento; Lena era luz, esperanza y optimismo.
— Entonces, mi hermana quiso que me encontraras para poder protegerme —dijo Lena, y ante el asentimiento de Demyan, ella torció sus labios—. Ella te contacto para que me protejas, sin embargo, no se ha contactado con nosotros —agregó, aún recordando la nota que le había aparecido, el día de su cumpleaños.
— Valquiria tenía prohibido contactarse con alguien que fuera parte de su mundo. ¿Quién le prohibió? No tengo idea —respondió él.
Muchas cosas habían sucedido el último tiempo, así que tenía poca certeza de cuál era la causa exacta. Podía ser que los hermanos de la luz volvieran, quizás Merari buscara venganza, o tal vez, el trato que sus padres habían hecho con el Duque hubiese caducado. Cualquier alternativa era posible.
— Yo no necesito que nadie me proteja —le aseguró Lena, mirándolo con firmeza y la seguridad que había ganado poco a poco.
En su mente, Demyan había imaginado a una niña asustadiza y pequeña. Sin embargo, se encontró con una chica que pese a su exterior calmo y tímido, tenía un potencial aguerrido que brillaba como una potente llama. No dudaba que ella pudiera protegerse a sí misma, pero había hecho una promesa y la cumpliría hasta lo último.
— Por lo menos, déjame quedarme aquí y ayudar en lo que sea posible para recuperar a Valquiria —insistió él.
Lena suspiró, posando su rostro sobre su mano. Sus ojos grises brillaron como la plata, detenidamente sobre él. Había algo quijotesco en él; iniciando una cruzada por alguien que apenas conocía pero que, sin embargo, parecía querer defender como si fuese la cosa más importante de su vida. Ella sonrió tenuemente. Él era atractivo, pero debía tener algo más para que su hermana hubiese pedido su ayuda. Valquiria no era una persona adepta a los humanos, aún así, recurrió a él.
— Por supuesto —asintió ella, sintiendo que no era nadie para impedir que alguien luchara por lo que deseaba.
Demyan sonrió con optimismo y se volteó hacia Leonardo que ya había terminado de curarlo. Él se estiró con elegancia, deshaciéndose de su instrumental para luego pasar sus manos por su pelo, con aire soberbio.
— Creo que eso es todo Archibald, y ten cuidado con ella... es más peligrosa de lo que parece —canturreó. Lena afinó sus ojos sobre él y tuvo deseos de tirarle algún objeto, pero Leonardo le sonrió encantadoramente y ella puso los ojos en blanco, totalmente derrotada.
Entre ambos había una conexión donde las palabras no eran necesarias. Sus miradas y expresiones transmitían más que las oraciones. Se llevaban unos años, pero mentalmente parecían tener una edad similar. Demyan notó esto, y los evaluaba cautelosamente. En el tiempo que llevaba junto a ellos, los vio bromear y coquetear inadvertidamente.
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Legado III: La Emperatriz de los Bastardos [Finalizada]
FantasySinopsis. Seis meses han transcurrido desde los sucesos de Legado 2. Valquiria ha desaparecido, y Lena se encuentra sufriendo las consecuencias de todo. Los cazadores están en vilo a la espera de lo que está por venir, sabiendo que las demás...