Las calles estaban solitarias más que de costumbre, se podía cruzar de una calle a otra con los ojos cerrados. Parecía un domingo por la tarde, aunque no lo fuera. Aunque las calles estuvieran vacías, podía sentirme acompañado por esos jóvenes.
Caminábamos en silencio pateando una pequeña piedra que conseguimos en el camino, no recuerdo quien comenzó a patearla, pero allí íbamos con cada paso golpeábamos con la punta del pie aquella piedrecita, turnándonos para hacerlo.
Comenzamos a reír mientras aumentamos la marcha, éramos tres personas jugando con una pelota imaginaria…
Tuvimos que recorrer como cinco cuadras antes de detenernos en una casa, sin decir ni una palabra reíamos sin control… nos divertimos como nunca lo habíamos hecho en nuestros duelos.
Katherine rompió el silencio – Estoy agotada, no reía tanto desde hace mucho –
- Igualmente yo, me gusta pasar el rato con ustedes, son lo máximo – agrego Kodi mientras miraba el cielo.
Aquellas palabras me hicieron pensar una pequeña tontería.
- Ese árbol da buena sombra, ¿Qué tal si nos sentamos allí? – dije haciendo un gesto con la cabeza señalando la casa que estaba detrás de nosotros.
Katherine tenía una cara de travesura y Kodi la miro para imitarla.
Me observaban como si supiesen algo que yo no… allí me di cuenta de la travesura que se les cruzo por la cabeza.
- Hooo no, eso sí que no jovencitos. Ni se les ocurra tocar el timbre de esa casa y luego correr – les dije.
Yo no quería que hicieran eso, una parte de mi brincaba de emoción por querer unirme a aquella travesura.
Kodi asintió y dijo – está bien, no lo haremos hoy, pero espero poder hacerlo otro día –
Fue la primera vez que oí a Kodi hablando en futuro, eso me daba una buena señal.
- Vengan descansemos un rato, luego ya veremos qué hacer – insistió Katherine sentándose bajo aquel árbol.
Nos tumbando bajo aquel árbol, era algo mágico, hacía que la propiedad se viera realmente diferente y única. Dos bellos árboles hacían ver aquella casa hermosa, calidad y muy familiar, y teníamos la dicha de poder estar allí por lo menos unos instantes…
- Es realmente hermoso – dijo Kodi.
- Es algo más que hermoso, me gusta esta casa, quisiera vivir en una como está, ya no soporto a la amargada de Gertrudis y su ínfulas de ama y señora – comentó Katherine.
- Cuando mi hermana y yo nos mudamos a ese apartamento, ella parecía amable, pero con los días fue sacando sus garras poco a poco y quería estar asechándonos todo el día –
- Kodi recuerdo el día que llegaste al edificio, ese día morí de vergüenza –
- Si, recuerdo qué ese día me distes una bienvenida muy fría –
Interrumpí su charla corrigiendo a Kodi -se dice cálida bienvenida Kod –
Ellos se echaron a reír, como si hubiese dicho un chiste.
Entre risas Kodi me dijo – fue una fría bienvenida porque me hecho un balde de agua fría –
Katherine trataba de decirme algo pero sus risas se hicieron presente por todo el vecindario.
No pude evitar soltar una pequeña risa y pregunté -¿Por qué lo hizo? –
- Allí es donde está la gracia – contesto Kodi.
Katherine contuvo su risa para decir – es que ese día Philips no paraba de molestarme, tocaba la puerta cada 5 minutos y le dije que la próxima vez que lo hiciera lo bañaría con agua fresca – comenzó a reír como loca…
Kodi prosiguió la explicación – El bajaba por las escaleras muy molesto y me tropezó, yo subía con unas cosas y se me cayeron algunas rompiéndose ensuciando el piso, mi hermana me dijo que le tocará a la vecina y pidiera prestado algo para limpiar el desastre… cuando toque su puerta ella me arrojo el agua y estaba muy fría –
- El agua tenía cubitos de hielo, pensé que era ese idiota de nuevo, así que solo la arroje – completo Katherine.
Reía no por su patético relato, sino por las contagiosas risas de esos dos, mi estómago me dolía un poco, los ojos me lagrimeaban y la quijada me dolía de tanto reír.
Las risas poco a poco fueron desapareciendo, dejando escuchar el sonido del viento que chocaba con las hojas de aquel árbol, se podía escuchar la aves y las ardillas que en el habitaban.
Pude percibir un aroma familiar, estaba en el aire en ese momento, provenía de aquella propiedad…
Cerré mis ojos y comencé a disfrutar de aquel aroma, era un penetrante olor a pan recién horneado.
Cuando abrí mis ojos, pude observar la silueta de una mujer en el segundo nivel de aquella casa, se escondió rápidamente al percatarse de que la observaba.
-Creo qué hora de irnos – le dije a los chicos.
Ellos se levantaron y comenzamos a salir de aquella propiedad. Al fin y al cabo nadie nos había invitado a pasar.
Podía sentir la mirada de aquella mujer sobre mis hombros, fue algo aterrador, parecía que se percató de nuestra llegada y solo se quedó allí a observarnos.
- Creo que ya es hora de ir al grupo señor Jhosep – dijo Katherine mientras caminábamos hacia el edificio donde vivía.
-Así parece Katherine, dejaremos a Kodi en casa y luego saldremos –
-NO!!! PARA NADA- gritó kodi, haciéndome brincar.
-Lo siento no quise asustarlo – se disculpo – pero no quiero estar solo, ¿no podrían llevarme con ustedes? –
Katherine suspiro colocó una mano en su cabeza de manera que la hacía parecer pensativa…
- Pues yo creo que aún no tienes la suficiente edad para estar en ese lugar – le dije.
- Yo creo que sería una buena idea – dijo Katherine.
Negué con la cabeza y dije – yo no lo creo, Melany nos asesinaría –
- Pero señor Jhosep, cuando paso el accidente, lo que yo quería era que alguien me apoyase, que me hiciera compañía, que estuviese allí para hablarme o escucharme, lo menos que quería era estar sola… por eso me parece una buena idea llevarlo con nosotros – agrego Katherine.
- Entiendo lo que dices, se cómo se siente ese momento – respondí recordando los primeros días del accidente de Kodi y Gloria.
Discutimos todo el camino hasta llegar el edificio, no quería llevar a Kodi con nosotros porque no sabía si sería una buena idea. Pero no me pude negar a las insistencias de Katherine y la cara del pobre Kodi.
Llame un taxi y viajamos hasta las afuera de la ciudad, a el encuentro del grupo.
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Ángel Caído
RomanceÁngel caído, es la secuela de Los ángeles duermen. Será una historia narrada por Jhosep Beránger, un piloto de avión que se cruzará sin quererlo con Susan Hoffman, en un grupo de ayuda dirigido por la psicoterapeuta Melany Fisher . Ambos pasan por e...