Capítulo 16

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Tenía seguridad, me sentía como si estuviera en un vídeo clip.
Nada a mi alrededor me afectaba, me podría decir que era indestructible en ese momento…

Quizás era el sentirme bien conmigo mismos, o por el atuendo que llevaba… sabia que no me veía nada mal, siempre he tenido un buen cuerpo y las damas siempre me miran al caminar.

Camine hasta el café, estaba esperando a que los chicos estuviesen listos… había llegado muy temprano y no me permitiría el presionarlos.

Ordené un café y el periódico del día… Tenía muchísimo tiempo sin leer lo que pasaba en nuestra sociedad y el mundo. Un chico dejo mi café junto al periódico en mi mesa. Tome un trago de mi café y me dispuse a leer.

Había muchas notas sobre política y alguno que otro mencionaban algo que llamase mi atención… una señora paso junto a mi mesa y me golpeó con su cartera.

- Hooo, discúlpeme caballero, no fue mi intención – dijo y se sentó en la mesa de al lado.

Era Gertrudis y la acompañaba un señor muy bien vestido, tenía una apariencia de investigador privado. Mi concentración se volvió hacia ellos…

- Le he dicho que no me gusta que venga sin avisar señor – dijo Gertrudis.

- Le he traído información muy importante, sobre usted sabe quién – contesto.

Gertrudis observo de un lado a otro diciéndole que se callará.
- No deberíamos hablar eso acá, tendría que ser en privado, pero me temo que si vino personalmente es porque algo sucede –

- En efecto, estamos tratando de poner todos los papeles en regla, pronto podrá salir de eso que tanto le preocupa, pero hay un tema que solucionar, y es que uno de los apartamentos nos costará mucho por desocuparlo –

- ¿Que me quiere decir con eso? – preguntó Gertrudis un poco perturbada.

- Es claro, no podemos desocupar ese apartamento a la fuerza, ya que la señora lleva habitándolo por más de Cuarenta años y la ley la protege, debemos buscar una manera de salir de ella lo más rápido posible, para que así pueda vender la propiedad – contesto aquel hombre.

- Comprendo, deje eso en mis manos… yo sé cómo lidiar con esa anciana decrépita, al igual que con el mocoso insolente – hablo Gertrudis.

En ese preciso momento mi celular sonó, al verlo ví que tenía un mensaje de un número desconocido… era de Katherine, diciéndome que ya estaban listos.

Pedí la cuente y crucé la calle. Esa conversación me había dejado algo inquieto, pero podría jurar que estaban hablando de Rouse. Tenía que buscar el momento exacto para preguntarle a los chicos sobre si Gertrudis quería vender el edificio.

Estaba frente al edificio y los chicos salieron, se veían muy contentos y emocionados. En sus rostros había una sonrisa que curaría cualquier mal.

Ellos comenzaron a ver de un lado a otro como si buscarán a alguien…

Me acerque solo un poco y les dije – Chicos soy yo, Jhosep. Caminen hasta la esquina y doblen, sin voltear atrás… luego les explicaré –

Los chicos se miraron un poco confundidos y caminaron, yo apresure el paso logrando adelantarme a ellos, ví un taxi que estaba doblando la esquina, le hice seña para que se detuviese.
Una vez arriba le dije que esperara un poco, que estaba esperando a alguien.

Katherine y Kodi aparecieron en la esquina y los llame desde el auto – Chicos acá estoy, suban apresúrense –

El taxi comenzó la marcha y les dije a los chicos que había alguien que me conocía, pero que no quería molestar, por eso me tuve que adelantarme.

Los chicos no sabían a dónde los llevaba, pero estaban tranquilos. Conversamos todo el trayecto de como habían pasado la noche y algunas otras tonterías.

- Que hermosa vista hay aquí – comento Katherine al ver por la ventana.

- Y aún no ha visto nada señorita, este es un lugar mágico – comento el taxista.

Estábamos subiendo a un lugar donde solía venir para descansar y relajarme, era la montaña más alta que teníamos en la ciudad, desde allí se podía ver toda la ciudad y un poco más allá.

Mi idea era mostrarle el lugar más sagrado que podía existir en nuestra ciudad… al llegar a un punto en específico subiendo la montaña, había un pequeño lugar donde se podía disfrutar de hermosas vistas, cascadas muy limpias y lugares de comida muy deliciosos.
Todo estaba en la montaña, el lugar estaba repleto de pinos y los animales estaban libres… era un lugar para interactuar con la naturaleza y pasar un buen momento.

Llegamos al lugar, nos bajamos y el taxista dijo – que tengan buen día, y chicos obedezcan a su padre –

Los chicos rieron y yo trate de explicarle que no eran mis hijos, pero el ya había acelerado.

- Es muy hermoso este lugar, tiene un aire diferente y se puede sentir el aire fresco – dijo Kodi.

- Así es, acá me traía mi padre cuando yo era muy pequeño, decía que es el mejor lugar para pensar y relajarse – respondí.

- Acá nos podemos desconectar – menciono Katherine adentrándose al sendero que había frente a nosotros.

- Bueno a ver chicos ¿Qué tal les va en las clases? – pregunté para romper el hielo.

- La universidad es un poco complicada, he tenido que parar por este año, entre el trabajo y algunos asuntos personales me han obligado hacerlo – Katherine respondió.

Kodi se colocó ambas manos en la cabeza y dijo – Pues en mi caso, nadie me inscribió en el colegio de nuevo, pensé en decirle a la señora Rouse que lo hiciera, pero no quise molestarla. Se suponía que cuando mi hermana regresará ella lo haría, pero no fue así –

Me detuve y pregunte – Kodi ¿Tu quieres volver a la escuela? –

- Por supuesto, es lo que más quiero, pero no quise causarle molestia a la señora Rouse –

- Mi abuela le encantaría ayudarte, tuviste que decirlo antes – le reprendió Katherine.

- Pues, si tú quieres yo podría hablar en la escuela, y me gustaría ayudarte en tus estudios – le dije.

Kodi se giró con los ojos llenos de esperanza y dijo - ¿Usted está seguro de ello? Es que no quiero causar molestia, a nadie. Aunque si me gustaría volver a la escuela –

- Para mí no es molestia, por el contrario, me gustaría ayudarte en lo que necesites… es que no me gustaría dejarte solo, necesitas alguien que se ocupe de ti y pues, a mí me gustaría ayudarte – le dije.

Katherine y el se abrazaron y comenzaron a celebrar…

Por alguna razón, quería que aquel chico estuviese bien, y saber que ya no tenía familia me preocupaba un poco.

Luego de desayunar caminamos por toda la montaña y tomamos mucha fotografías, fue una mañana especial.

Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora