Capítulo 35

4 0 0
                                    

Advertencia
Material sexual explícito.
Se recomienda discreción

Me senté en la cama sujetando la almohada con las dos manos y le dije — Pues hablemos, pero me harías el favor de pasarme una toalla del baño —

Ella entro al baño y  cuando volvió dijo — Tómala, pero no tienes de que avergonzarte —
Estiro el brazo y dejo caer la toalla antes de yo tomarla. Pude escuchar como se reía.

—No me parece gracioso, Susan por favor date la vuelta para poder vestirme —
Susan se acercó a mi, se puso de rodillas y tomó la toalla. Luego se acercó a mi estando de rodillas y me miró con esos ojos… esos malditos ojos lleno de Lujuria y deseó, gritándome que la poseyera.

Con una muy sensual dijo — ya no somos dos adolescentes, somos adultos Jhosep — sus palabras eran una carta abierta que me invitaba a explorar cada rincón de ella, dónde dejaba claro que necesitaba mis besos por todo su cuerpo.

La tomé por los dos brazos y la levanté con fuerza, al mismo tiempo que yo quedaba de pie y desnudo delante de ella…

La mire directo a los ojos y era hipnotizante la manera en que me veía.

—Basta Susan, debes comprender que las cosas no serán de esta manera, No puedes solo entrar a mi habitación y querer seducirme —

Ella sonrió de manera de burla y dijo — ¿Estás seguro de ello? Porque el creo que piensa diferente — tomo con ambas manos mi pene, quien estaba que estallaba de una erección, erección que me provocaba Susan.

No puede aguantar ni un segundo más y acerque mi rostro al suyo provocando que las gotas de agua que había en mi cabello cayeran en su rostro y le ordené — Suelta eso inmediatamente —

Sus ojos se abrieron grandemente cuando una de mis manos apretó fuerte unos de sus senos.

La tire contra la cama y ella quedó sorprendida. Admiraba mi cuerpo, el cual la luz de afuera podía marcar.
Mientras lo hacía vi que comenzaba a quitarse los tirantes del hombro.
Salte quedando encima de ella y le dije que no hiciera eso.
Algo en mi me decía que parará… pero el deseo y la atracción me invitaban a continuar, era una lucha interna la cual Susan disfrutaba. Se podía ver qué disfrutaba el hecho de provocarme.

En su rostro caían gotas de agua que provenían de mi.

—Jhosep, basta de juegos, creo que... — la hice guardar silencio mientras mi boca jugaba con la suya. Sus labios eran fríos pero tenía ese sabor dulce que anteriormente había probado.
Antes había pensado que era por el vino, pero estaba seguro de que está vez ella no había bebido.

Deje caer mi cuerpo sobre el de ella, estampando cada parte de su cuerpo. Podía sentir sus senos en mi pecho. Lo más raro es que su temperatura era fría, pero eso no me molestaba para nada.

Comenzar a besar su cuello mientras ella respiraba un poco agitada, se estaba entregando al placer que le causaban mis besos.

De pronto ella mordió mi hombro fuertemente, algo que me hizo exclamar de dolor, pero que a si vez fue excitante.
La mire directo a los ojos y algo en ellos había cambiado, podía ver el deseó que emanaba de ellos, era algo indescriptible, era como si tuviese un fuego ardiente dentro de ellos.

Ella me tomo fuerte por un brazo y me hizo girar bruscamente en la cama…

—Pero que demonios… cuánta fuerza tienes — le dije.
Ella solo sonrió de una manera algo preocupante, como una psicópata.

Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora