Capítulo 18

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Podría jurar que nadie sabía cuánto me afectaba la perdida de Nathaniel, el dolor que sentía por perder a mi hijo. Nunca pensé que alguien podría comprender aquel estado en el que me encontraba. Supuse que no hallaría nadie en mi alrededor que pudiese estar en mis zapatos.

Hasta esa noche que conocí no solo a esa mujer, sino su historia. Susan Hoffman cambio mi manera de percibir el dolor.



Llevábamos rato conversando de las actividades que habíamos realizado en el día de hoy, solo ponía atención a la sonrisa que tenían Kodi y Katherine y sus expresiones cuando contaban la anécdota del día de hoy.

Yo por mi parte trataba de no llorar en ese momento, tenía que ser fuerte por ellos, por mi, por todos.

Pero de pronto todos guardaron silencio, yo cerré mis ojos y disfrute el olor a pan que inundo el lugar.


Oí que alguien se sentó a mi lado, tenía un olor a lavanda.
Abrí mis ojos y cuando mire a ver quién era me sorprendí, era la misma mujer que se sentó a mi lado en el restaurante de comida china.

Ella tenía los ojos fijos en el suelo, no veía a nadie.


Kodi le saludo como si ya la conociera de algún otro lugar.
Ella levantó su rostro y lo saludo con mucho cariño, yo estaba un poco confundido.

Pero justo en ese momento mi cerebro asoció el olor a pan, con la mujer misteriosa de la casa hermosa.

No podía creerlo, aquella mujer de alguna manera se había cruzado conmigo más de una vez, pero lo que descubrí aquella noche fue más impactante aún.


Melany le dio la bienvenida y nos dijo que ella era la invitada especial que habíamos estado esperando.


Nuevamente todos y cada uno de morros nos levantamos a contar nuestra historia, para que aquella mujer supiera que no estaba sola.


En el momento que conté mi historia de nuevo, sentí una mano apretando la mía, cuando gire para verla, era ella quien me sostenía.


Ella se levantó y dijo – Mi nombre es Susan Hoffman, y comprendo el dolor de Jhosep a la perfección –

- Cariño, no tienes porque contarnos sino quieres – dijo Melany.

Susan le sonrió y continuo diciendo – Hace muchos años me case con mi mejor amigo, nos conocíamos desde primaria, el se llamaba Yeinz… pasamos por momentos fuertes, por momentos difíciles y por supuesto que por momentos muy felices, de eso se trata el matrimonio –

Lágrimas comenzaron a caer como gotas de lluvias, Melany le digo que se detuviese, pero ella no quería parar.

Solo se me ocurrió tomar su mano como ella lo había hecho.

Sonrió y agregó – Yo siempre decía que el era mi ángel, que siempre estuvo allí para protegerme, siempre. Luego tuvimos nuestro primer bebé, nació mi hija Aine, nuestro primer angelito… fuimos muy felices en ese momento, años más tarde nació mi otro angelito Dylan, también fue un momento maravilloso para nosotros… Yeinz y Aine inventaron el lema de “Los ángeles no duermen”, ellos dos me ayudaban mucho con Dylan… yo sentí en ese momento que nuestro sueño se había hecho realidad –

Ella soltó mi mano y comenzó a caminar de un lado a otro, sin quitar la vista del suelo.

- Pero no siempre todo sale como uno quiere. Después de que las lágrimas se secan y los adiós se han dicho, tenemos que aferrarnos a los recuerdos felices que hayamos compartido con nuestros seres queridos que ya hayan partido. Esto es lo que los mantiene vivos en nuestras mentes y en nuestros corazones –

Observe el rostro de todos en y estaban metidos en el relato de Susan.


- Todo fue muy bien hasta un momento que comencé a discutir con Yeinz por todo y por nada también, me sentía presa, sentía que tenía otras cosas por experimentar y no podía por mi familia… fui descuidando los hasta que un día el hombre que me prometió estar en las buenas y en las malas conmigo me pidió el divorcio. Jamás lo culpare de aquella decisión, porque fui yo quien lo abandoné aún estando a su lado –

Ella se detuvo y me miró con unos ojos vacíos, llenos de dolor y arrepentimientos. Unos ojos que yo ya conocía porque los había visto muchísimas veces al espejo.


- Un día esperé a que apareciera en la escuela, se suponía que tenía que dejar a los niños e irse, pero no fue así, subió los niños al coche de nuevo sin yo percatarme y lo comencé a seguir, pensaba eliminarlo de mi vida para siempre, no podía permitir que se llevará a mis hijos… pero recordé por todo lo que habíamos pasado y me arrepentí de hacerlo, solo quería pedirle perdón y volver con el.

Al llegar al puente yo me distraje, y no frene a tiempo, mi auto golpeó al de mi ángel y quedó en el borde del vacío, cuando baje me di cuenta que mis hijos estaban allí. El logro decirme que me amaba a pesar de todo, y oía gritar a mis hijos… luego… luego, el… -

Ella se dejó caer al suelo sobre sus rodillas y se tapó el rostro y entre llantos y lamentos dijo – el auto se fue al acantilado y murieron, perdí a mis ángeles –

Me arroje al suelo con ella y la abracé fuerte, muy fuerte…

Melany se colocó a nuestro lado y le pregunto si estaba bien…
Pero ella solo lloraba aferrada a mi.

Solo se me ocurrió decirle unas palabras que me habían dicho a mi el día que me enteré que murió Nathaniel.

- No puedes morir de dolor, aunque se siente como si pudieras. Un corazón no se rompe realmente, aunque a veces tu pecho duele como si se rompiera. El dolor se oscurece con el tiempo. Es el camino de las cosas. Llegará un día en el que sonreirás de nuevo –

Ella pareció calmarse un poco y solo dijo – Mis ángeles no dormían, ahora mis ángeles duermen, yo los dormí –

Todos estaban muy conmovidos, la tristeza arropó todo el lugar.

Melany la levantó y la llevo a otro lugar, el abuelo y Katherine las acompañaron…

Yo necesitaba un poco de aire, no me había dado cuenta que también estaba llorando.


Pero me partió en mil pedazos cuando Kodi me siguió y me dijo – Señor Jhosep, no sé si piense que esto es muy loco, o raro… pero no quiero separarme de usted, siento que lo necesito – el se abalanzó contra mi y me abrazó…

Todo lo que pude hacer fue corresponderle el abrazo, sabía que tenía solamente tres días a su lado y que yo tampoco quería pararme de el.

No pude contener mi llanto y llore mientras lo abrasaba, diciéndole que yo tampoco quería estar lejos de él.

Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora