Ángel Caído

Capítulo 27

Hace 20 años…



— No puedes estar triste todo el tiempo, solo te veo llorar y llorar a cada momento — ella subió su brazo en mi hombro y continuo diciendo — Vamos anímate un poco, se que tú perdida fue muy grande, tan grande que en aquel momento tu pequeño corazón creyó no soportarlo —



La Maestra Franshesca siempre estaba al pendiente de mi, trataba de animarme cada dos por tres. Sus esfuerzos para que saliera adelante  estaban dando frutos.



— Disculpe, a veces soy muy fuerte, pero otras necesito derrumbarme. Ver qué todos en el orfanato consiguen familia, consiguen quien se haga cargo de ellos me hace sentir menos valioso, me hace sentir miserable — Una la prima empezaba a amenazar con salir. Tome aire y la seque con mi mano rápidamente mientras continuaba diciendo — Quizás sea mejor darme por vencido y entender que Dios quiso que así fuese. Por alguna razón perdí a mis padres y jamás tendré a alguien que se ocupe de mi —



La maestra Franshesca se sentó a mi lado mientras observaba el cielo de derecha a izquierda… — ¿Por qué crees que Dios así lo quiso? — pregunto



— Porque simplemente lo decidió así, nadie entiende a Dios — respondí



Ella tomó mis manos y me dijo — Te contaré una fábula de un Ángel Caído y espero prestes mucha atención —



Podía ver cómo su semblante pasaba de serenidad a seriedad. Estaba muy interesado en lo que compartiría conmigo.



— Cuenta la leyenda que un angel, hermoso en sus sentimientos, fue expulsado del cielo por rebelde. El solo creía en la bondad de los seres humanos, en arreglar al mundo para que nadie jamás llorara. Era un soñador.

Fue maldecido, y expulsado por sus ideas, pues como rebelde que era no acataba las ordenes encomendadas. Así que renegó de su creador. El ángel bajo a la tierra convertido en mortal ilusionado porque podía llevar a cabo su cometido tan altruista. Pero el tiempo no perdona y mientras el tiempo transcurría las alas blancas y relucientes, se fueron tornando grisáceas y su corazón se fue rompiendo cuando vió que existía lo que describió cómo la desgracia de la humanidad.

El Perdonaba muchas veces a sus enemigos, pues aunque aprendió en su propia piel el significado de las palabras; dolor, sufrimiento, muerte, traición y desesperación, nunca aprendió el significado de la palabra “odio”, pues era incapaz de odiar por mucho daño que le hubieran hecho en su vida mortal.

Poco a poco el ángel dejo de hablar y también poco a poco empezó a dejar de creer en la bondad y los buenos sentimientos. El ángel convertido se dedicaba única y exclusivamente a observar lo que sucedía a su alrededor sin comprender el porque, llorando y sufriendo en sus propias carnes los hechos que no entendía y el significado horrendo de las palabras que había aprendido, no hablaba, solo miraba y aprendía.

Un día el ángel despertó y comprobó que sus alas grises, se habían tornado negras, que sus ojos eran huecos vacíos y que había aprendido una nueva palabra “desconfianza”. Ya no confiaba en casi nadie, solo en unos pocos Ángeles que como el, habían Sido expulsados por buscar lo mismo que el busco un día, o por otros que simplemente caían del cielo por tener las alas lastimada y que como el sufrían por la maldad que observaban a su alrededor — ella me miró fijo y pasando su mano por mi cabello agrego
— lo que quiero decirte es que, no todos los ángeles son iguales, ni tienen las mismas formas, de hecho los ángeles tienen diferentes misiones, algunos ángeles caen del cielo y necesitan que cuidemos de ellos por un tiempo, para después continuar —





— ¿Me está usted diciendo que soy un ángel? — pregunté de inmediato



Ella soltó una carcajada y con sus brazos presionó su estómago… después de reír me miró con sus dulces ojos y con una voz casi que melodiosa y en calma dijo — Puede que seas un ángel que a aprendido todo lo que aquel ángel una vez aprendió, pero debemos cuidarte y protegerte para que tus alas vuelvan a tener esa misma fuerza de antes, y continúes tu recorrido —



Se puso de pie y dijo — algún día encontrarás a un ángel el cual necesite de tu cuidado, entonces, solo entonces sabrás cómo hacerlo… ahora apresúrate vamos a comer algo —

Sacudí mis ropas y la seguí mientras hacía más preguntas sobre aquel ángel.

Ella solo respondía que no sabía de lo que yo hablaba.