Capítulo 3

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Al llegar a casa me había quedado dormido, me desperté porque mi móvil estaba sonando. Estire la mano para poder alcanzar el móvil lo encontraba, tuve que salir de la cama para poder alcanzarlo, ya que estaba encima del escritorio que estaba del otro lado de la habitación.

- Buenas tardes ¿en que puedo ayudarle? -

- Jhosep, me alegro de oír tu voz por un instante pensé que tal vez tú - la doctora Melanie silencio.

- Yo tal vez ¿qué? -

- Siento molestarlo, lo que sucede es que ha ocurrido un accidente y algo me hizo pensar esa persona era usted -

- ¿Qué le hizo pensar que esa persona era yo doctora? -

- Lo sentí un poco alterado hoy y pensé que tal vez habría cometido una locura -

- Lo que usted pensó es que yo me había suicidado -

- Me temo que sí, ya que le hago esta llamada ¿Le gustaría acompañarme a un lugar hoy? -

- Disculpe doctora pero creo que no es éticamente correcto -

- De nuevo me malinterpreta, le estoy invitando a una reunión donde las personas comparten las situaciones por las que están pasando, creo que serviría de mucha ayuda en su tratamiento -

- No quiero sonar mal educado, pero creo que no necesito ir a un lugar donde dan lástima -

- Creo que usted sufre de juzgar sin conocer  -

- No me gusta estar en lugares donde hay muchas personas, además todos serían desconocidos para mí -

- Esa sería una gran ventaja, nadie le conoce y podría sólo estar allí sin tener qué interactuar con nadie, además creo que no tiene nada más que hacer -

- Tiene usted razón en dos cosas o más -

- ¿Entonces qué dice? -

- Sólo iré si usted deja que yo conduzca - le dije yo a la doctora porque no tenía permitido conducir y ella no me daría un voto de confianza de tan gigantesca petición.

- Me parece justo, pasaré por usted a las seis -

Colgó la llamada y me dejó un poco sorprendido, le había puesto una condición para no ir y ella la había aceptado.

En ese momento pensé que quien necesitaba un terapeuta era la doctora Melany.

No le di mucha importancia al asunto y continué con mi siesta.

Me senté en la cama porque oí un ruido en la cocina, quizás había imaginado ese ruido. Justo cuando iba a recostarme de nuevo en la cama, oí risas y decidí levantarme.

Caminé hasta el clóset y busque un arma de fuego que tenía desde hacía más de 15 años. Tuve que desempolvar la un poco con la franela que traía puesta, no la usaba desde el nacimiento de Nathaniel.

Comencé a caminar despacio hacia la cocina en busca de aquellos intrusos que lograron entrar en mi casa.

Me detuve en la puerta del baño, salía mucha agua por debajo de la puerta. En ese momento no podía quedar averiguar de dónde provenía el agua, necesitaba llegar a la cocina sin hacer mucho ruido para no espantar a los intrusos.

Al llegar a la entrada de la cocina me apoyé de espalda contra la pared, cargue el arma y giré bruscamente apuntando al comedor.

Caí en cuenta de que estaba en un sueño, eran esos típicos sueños donde se encontraban Gloria y Nathaniel.

Podía oír a lo lejos mi móvil sonando.

El timbre de la casa se hizo oír en cada rincón, de un brinco salté de la cama, todo estaba oscuro, había dormido placenteramente toda la tarde y seguro allí estaba la doctora que venía por mí.

Corrí abrir la puerta, sí, era ella.

- Por Dios santo usted aún no está listo -

- Disculpe doctora creo que me siento un poco mal no podré acompañarla -

- Nada de eso, usted me va a acompañar - dijo ella empujándome y entrando a la casa.

La mire desde la puerta y le dije - puede entrar, adelante -

Ella solo sonreía, caminó hasta la cocina como si supiera dónde quedaba.

- Debería darse una ducha rápida, y mientras tanto yo pondré un poco de café -

- Está bien doctora, pero no necesito una niñera - la dejé en la cocina y fui directo al baño. Después de un par de minutos en la ducha salí.

Comencé a vestirme rápidamente, y coloqué unos pantalones blancos y una franela negra, tome un par de tenis negros y salí En búsqueda de la doctora y me esperaba en la cocina con una taza de café y la botella de Whisky al lado.

Mierda encontrado la botella de whisky pensé.

- No me digas que ¿ahora se esconde tras una botella? - preguntó ella con un tono de sarcasmo.

- Creo que llegaremos tarde - le respondí mientras tomaba el café.

- Ya veo porque necesita un asistente doctora, es espantoso su café, espero que sea mejor tratando a sus pacientes -

- De eso no le quepa ni la menor duda - respondió saliendo de mi cocina. 

Me subí al vehículo y lo encendí, la miré y le pregunté - ¿a dónde vamos? -

- A las afueras de la ciudad - respondió.

La doctora no paraba de hablar explicándome todo bien que me hacía compartir con otras personas, como si eso me interesará. Todo el camino estuvo habla y habla del mismo tema.

Me acercaba al puente para salir de la ciudad, había todo un equipo de rescate en el lugar.

- Ocurrió un accidente hoy por la mañana, al parecer ha caído un vehículo al precipicio - me informó la doctora.

Pasaba muy despacio por el lugar y creí reconocer el vehículo que sacaban. Me pareció que era el vehículo del caballero que había visto hoy en la mañana a las afueras del colegio discutiendo con sus dos hijos.

- ¿Estás bien?- me habló la doctora.

- Creo que ese vehículo lo vi hoy - contesté seguir la marcha hasta llegar a un salón muy amplio.

La doctora me dijo que estacionara y antes de salir del coche me dijo - es aquí, vamos a entrar y recuerda no tienes que participar si no lo deseas - 

Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora