Capítulo 31

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Cuando los chicos nos dejaron solos, Susan me invitó a sentarme en el balcón de la casa, desde allí se veía la orilla de la playa y el faro del puerto.

— Entonces yo conocí a tu esposa— dijo Susan mientras tomaba un sorbo de su copa de vino.

Yo imitándole también lo hice y dije — Pues en ese tiempo, si era mi esposa… ese día me retraso en el avión solo para que yo no observara a aquella mujer. Quien diría que hoy estaríamos acá, compartiendo una copa de vino —

— Jhosep ¿Crees qué…? No olvídalo —

— Tranquila, puedes preguntarme lo que sea —

— Es que yo amaba a mi esposo, pero nuestra relación estaba deteriorada —

Ella se recostó en su silla y tomando una gran bocanada de aire dijo — tarde o temprano perdería a Yeinz, ya se había acabado el amor entre nosotros dos. No creo que sea justo que su vida terminará así… y mucho menos que la vida de mis pequeños se apagará de esa manera tan trágica —

Podía tratar de entenderla, pero no lo lograba.

Ella continuo diciendo — lo que quiero decir es que no estoy preparada para continuar sola, necesito a alguien que me guíe, alguien que me acompañe en estos momentos de confusión —

Tuvimos un buen rato conversando de como se sentía y lo mal que la estaba pasando. Notaba en sus palabras que estaba arrepentida de causar aquel accidente.

Se levantó y dijo — ¿Qué tal si cambiamos el tema? Vinimos a compartir y despejar un poco la mente —

En eso ella tenía razón, el tiempo era oro porque no sabía lo que pudiese pasar después.

Yo que estaba apoyado de la baranda del balcón hablé —Pues iré por más vino, tal vez quiera colocar algo de música — señalando un pequeño radio que había a un lado de nosotros.

— Perfecto, pero la pondré baja, no quiero despertar a los chicos. Por cierto se notan que te quieren —

— Por favor, están del otro lado de la casa, no creo que se despierten por el volumen —

Cuando entraba a la casa para buscar la botella de vino me detuve, gire para poder verla y note que se veía totalmente preciosa, la brisa jugaba con su cabello y la luz de la luna le daba un brillo especial a sus ojos. Parecía feliz.

— Gracias Susan — me atreví a decirle
Ella me miró confundida y preguntó — ¿Por qué? —

— Por todo, en estos últimos días has demostrado ser una persona amable y comprensiva, también por el cariño que le tienes a los chicos y por… — no pude continuar la oración, quizás era muy temprano para decir eso.

Ella me miró con dulzura y dijo — las gracias se las debo yo a ustedes. Ahora anda por esa botella mientras coloco algo de música —

Continúe el recorrido hasta la cocina discutiendo mentalmente conmigo, casi cometía un error de decir algo de lo cual ni yo mismo estaba seguro. Pensaba;

¿Sentía yo algo por Susan?, ¿Se podía sentir algo por otra persona en tan solo semanas?. Estaba tan confundido, hacia mucho tiempo sin tener empatía por ninguna mujer. Después de se separarme de Gloria solo tenía encuentros casuales con mujeres, pero nunca quise establecer una relación seria.
Pero Susan me hacía sentirme extraño, no voy a negar que me atrae mucho, pero ella debe estar pasando por el peor momento de su vida y no quiero aprovecharme de esa situación.
Quizás ella no más me vea como un amigo, puede que no tenga intenciones de querer a nadie. Pero ¿Ella misma me acaba de comentar que su relación estaba rota?.

Tome la botella de vino y me dije en voz baja — Vamos campeón, no es el momento de estar pensando en eso —

Al llegar al balcón había música suave, ella estaba sentada observando al mar, jugaba con sus cabellos.

— Volví, veo que tienes un buen gusto musical —

Ella estaba pensando en algo porque cuando hable se sobresalto, como si la hubiese desconcentrado de algo importante, la tomé por sorpresa.

— Demonios Jhosep, me asustaste —

— Disculpa, si quieres puedo volver después — dije haciendo que me retiraba del lugar.

Ella corrió hacia mi y me quitó la botella diciendo — Estás loco… ven acompañarme hasta terminarnos esta belleza — beso la botella y nos apoyamos a la baranda del balcón

— Hace mucho que no me siento tan tranquila Jhosep, después de todo lo que ha ocurrido esto es un respiro para mi cabeza —

— Puede que sea un respiro para la cabeza, pero nuestro corazón no es fácil de engañar —

Ella me sirvió vino y dijo — Si hay forma de engañar al corazón, eso lo aprendí estando con Yeinz —

Estaba algo confundido así que pregunte — ¿Cómo es eso posible? —

Ella tomó un gran trago de vino, se limpio un poco los labio y dijo — Pues, cómo te había comentado antes, mi relación con Yeinz ya estaba mal. Todo empezó de maravilla, nos amamos con fuerza, pero al pasar del tiempo todo se fue perdiendo. Yo comencé a tener pensamientos de estar con otra persona… pero nunca le fui infiel —

— Bueno, físicamente no — interrumpí.

— Muy gracioso… bueno en fin, jure que ya no lo quería, pensaba que ya no sentía nada por el y cuando amenazó con quitarme a mis hijos lo odie… pero cuando estaba en ese puente me di cuenta que lo que sentía por el no era amor, sino agradecimiento y cariño. En algún punto de la vida, lo había dejado de amar. Engañe a mi corazón haciéndole creer que lo amaba aún, y después con que lo odiaba… pero era agradecimiento lo que en verdad sentía —
De otro trago vacío su copa de vino.

— Con calma Susan, entiendo cómo te sientes, pero el alcohol no es un buen consejero —

— Al diablo todo. Ven baila conmigo — dijo estirando su mano y parándose frente a mi.

— No Susan, no creo que sea buena idea — no me atrevía a decirle que no se bailar.

Ella me miró por un momento y de repente me dijo — No sabes bailar — comenzó a reírse pero sin mover su brazo que aún estaba extendido para la invitación.
—Vamos, no es tan difícil — dijo.

Yo tome su mano y me levanté.
Ella comenzó a darme instrucciones
— Coloca tu mano en mi mano y la otra en la cintura, luego déjate mover de un lado a otro… yo te guiaré —
Estaba muy incómodo, pero fui dejando que me guiara.

Estuvimos un buen tiempo bebiendo y bailando.

Estaba bailando con Susan y ella se acercó a mi, me rodeo en un abrazo por mi cintura y recostó su cabeza en mi pecho. Yo solo pase mis brazos por sus hombros y continuamos bailando.

— Jhosep —

— Si, Susan —

— ¿Crees que soy buena? —

— Susan, yo creo que eres genial, pero la verdadera pregunta es ¿Tu crees que eres buena? —

Ella subió su mirada y nuestros ojos se encontraron, podía sentir una atracción por esa mujer demasiado fuerte.

— Yo creo que tú eres un hombre genial y creo que tú… —
Tenia miedo a que completará esa frase así que le dije — Creo que ya es hora de ir a descansar Susan —

Ella me miró un poco decepcionada y dijo — Tienes razón, ya es mejor ir a descansar, mañana será otro día —

— Me temo que si… esos dos se levantarán con mucha energía —
Ella se separó de mi, desconecto la radio y dijo — Creo que a veces es necesario pensar un poco en uno mismo, antes que en otros —
Antes de que pudiera decir una palabra ella agrego — El que esté pasando por un momento difícil no quiere decir que no me preocupe por mi misma —
Ella se fue de una manera que me hizo seguirla, no quería que se enojara

Cuando llegó a la habitación me cerró la puerta en la cara, yo ya sabía que ella intentaba decirme algo.

Desde el otro lado de la puerta me atreví a decirle — Susan por favor, no sé que está pasando por tu mente, pero no quiero confundirte y mucho menos lastimarte —

Un silencio reinaba en toda la casa
— Susan, me pareces una mujer maravillosa, eres malditamente sexi y me atraes mucho… pero no quiero que —

Ella abrió la puerta y con los ojos llenos de esperanza me preguntó — en verdad ¿Crees eso? —

Yo puse los ojos en blanco y le dije — Si claro que creo eso y me gustaría poder conocerte más, saber que sanaste el dolor que tienes, pero que sobretodo saber que tú estás bien. Luego de eso quisiera una oportunidad contigo —

No podía creer lo que estaba diciendo, le estaba confesando algo que verdaderamente pensaba, pero que no quería decirlo, aún no por lo menos.

Ella se abalanzó contra mi y sujeto mi cabeza estampandome un beso, un beso suave y dulce que sabía a vino.

Yo correspondi el beso y después de un momento le dije — Me importas, y quiero que estés bien, sin importar que mañana ya no estés a mi lado —

Ella me abrazo y dijo — Gracias Jhosep — me dedico una sonrisa y volvió a cerrar la puerta en mi cara.

Ángel CaídoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora